En los últimos cinco años, el número de fondos ESG registró una tasa de crecimiento de casi el doble que las estrategias que no son ESG. De hecho, según el último informe de la Asociación Europea de Fondos de Inversión y Gestión de Activos (Efama, por sus siglas en inglés), este crecimiento experimentó una aceleración muy significativa desde 2017.
Desde Efama sostienen que la inversión ESG se ha convertido en una “tendencia poderosa e inexorable” en el universo UCITS. Muestra de ello es que los activos de fondos ESG de renta variable y de renta fija aumentaron un 197% y un 181%, respectivamente, en los últimos cinco años. “Este crecimiento refleja tanto la creación de nuevos fondos como la integración de criterios ESG en el proceso de inversión de los fondos existentes”, puntualizan desde la organización.
Según sus datos, los activos bajo gestión de los fondos ESG crecieron un 37,1% en 2020, hasta alcanzar los 1,2 billones de euros a finales de diciembre. Mientras que las ventas de fondos ESG crecieron de 19.500 millones de euros en 2016 a 235.000 millones de euros en 2020. Además, los fondos de renta variable dominan el espacio ESG, representando el 56% del universo de fondos a finales de diciembre de 2020, en comparación con el 39% dentro de los fondos no ESG.
“Nuestro nuevo informe Market Insights muestra que el mercado ESG ha alcanzado muy posiblemente un punto de inflexión en 2020. Las nuevas medidas reguladoras, como el Reglamento de Divulgación de Finanzas Sostenibles que entró en vigor este mes, pretenden mejorar la comparabilidad y la confianza de los inversores en los fondos ESG, así como responsabilizar a los participantes del mercado y evitar el greenwashing. Promover la confianza en este mercado puede aumentar la participación, especialmente de los inversores minoristas, acelerando así la tendencia que observamos. Es fundamental que las gestoras siga colaborando con los responsables políticos para garantizar el desarrollo y la aplicación de reglamentos y normas que permitan a los participantes en el mercado contribuir plenamente a la agenda ESG», señala Tanguy van de Werve, director general de Efama.
La tendencia a la que se refiere Van de Werve no solo hace referencia a la gestión activa, sino que también a los vehículos de inversión pasiva. Según el informe de Efama, los fondos pasivos representan el 20% de los activos netos de los fondos ESG, mientras que el 80% de los activos se gestionan activamente. Reflejando un equilibrio similar, el 17% de los fondos del universo de fondos no ESG son de gestión pasiva y el 83% son fondos de gestión activa. En cambio, los ETFs ya representan el 8% del universo total de fondos ESG, frente al 9,2% de los no ESG.
Tres tendencias
“El universo de fondos ESG ha crecido rápidamente desde 2016, en paralelo a la concienciación de la importancia de la agenda de sostenibilidad. El desarrollo de los fondos ESG se ha convertido en una prioridad para muchos en la industria y su resistencia durante el estrés del mercado inducido por el COVID-19 el año pasado ha contribuido a acelerar aún más la tendencia de crecimiento”, afirma Vera Jotanovic, economista senior de Efama.
El informe de Efama destaca tres aspectos que explican por qué los fondos ESG se han convertido en esa “prioridad” y que han tenido mucho que ver en su proceso de aceleración. En primer lugar, su rendimiento. “El rendimiento de los fondos ESG y no ESG ha sido prácticamente similar desde 2016, con la excepción de 2020, cuando los fondos de renta variable y de bonos ESG registraron un rendimiento bruto medio superior”, apunta el documento.
Esta conclusión significa que los inversores no tienen que sacrificar los rendimientos a largo plazo para apoyar la transición hacia una economía más sostenible. Igualmente importante es que el informe muestra que hay bastante divergencia entre los fondos ESG y no ESG, lo que refleja el hecho de que el universo de fondos está compuesto por muchos fondos diferentes en términos de estrategia de inversión.
En segundo lugar, Efama indica que los fondos ESG, por término medio, tienden a ser ligeramente más baratos que los fondos no ESG. Esta situación se debe a que muchos fondos ESG se acaban de lanzar, además en un contexto de fuerte competencia, pero el informe constante una tendencia hacia el menor coste de los fondos tanto ESG como no ESG.
Por último destaca que, en el mercado, los fondos medioambientales dominan la categoría de fondos de impacto, siendo las estrategias centradas en bajas emisiones de carbono y los fondos sobre energía renovable los que más han crecido desde 2016, un 55% y un 604%, respectivamente.
“Durante el mismo período, los fondos sociales experimentaron un crecimiento sustancial de la demanda, un 340%, lo que pone de manifiesto la creciente popularidad de los temas sociales en la inversión sostenible”, matiza en este aspecto el informe de Efama.