El mercado laboral estadounidense siguió dando muestras de su fortaleza en marzo. Las nóminas aumentaron en 228.000, muy por encima de la estimación de consenso de 140.000. Sin embargo, miembros del directorio de la Fed y expertos advierten que los indicadores más prospectivos de ese mercado se han deteriorado, lo que podría derivar en cambios en la política monetaria, que enfrenta en estos días una fuerte turbulencia en los mercados financieros y el cambio en las perspectivas económicas que desató Donald Trump con sus tarifas comerciales generalizadas el último 2 de abril.
Estados Unidos encadenó 51 meses consecutivos de creación de empleo. El sector privado volvió a mostrar un buen ritmo de contratación, y el gobierno también habría contribuido de forma positiva. «Los salarios crecieron a un ritmo sólido, y avanzan aún a una tasa anualizada algo inferior al 4%, mientras que la cantidad de horas trabajadas, aunque en niveles relativamente débiles, logró sostenerse. En conjunto con los datos de JOLTS conocidos días antes, el informe transmitió la idea de un mercado laboral más balanceado, pero todavía firme», describió desde ConoSur Investments, Tomás Villa, Head Portfolio Manager Offshore.
Pero el ritmo de 3 meses se desaceleró a 152.000, y el empleo público aumentó en 19.000, más suave que en 2024, con una caída en los trabajadores federales, afectados por los despidos masivos de funcionarios del sector público efectuados por el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), encabezado por Elon Musk. A su vez, el desempleo subió al 4,2% desde el 4,1%.
“Desde la perspectiva de la Reserva Federal, el informe reforzaría el ‘no tengo prisa’ por relajar la política”, señaló David Page, head of macro research de AXA Investment Managers. “A primera vista, el mercado laboral sigue gozando de buena salud, aunque con señales reconfortantes de que se puede avanzar más hacia su objetivo de inflación. Sin embargo, es probable que la Fed esté lejos de ser optimista. Si bien no hay evidencia de deterioro del mercado laboral en el informe del viernes, los indicadores más prospectivos, incluido el índice de contratación NFIB, pero también el informe de recortes de empleo Challenger, el aumento continuo de las solicitudes y los subíndices de las encuestas manufactureras y de servicios, apuntan a un contexto de debilitamiento”, agregó.
“Más allá de los datos principales del mercado laboral, han surgido recientes señales de debilidad que deben ser monitoreadas”, apuntó Lisa Cook, board member de la Reserva Federal. “Estamos empezando a ver las repercusiones de los recortes en los empleos y la financiación federales”, añadió.
Su colega Philip Jefferson, vicepresidente de la Fed, coincidió, subrayando que el mercado laboral sigue fuerte, pero que hay signos de debilitamiento en el gasto de los consumidores.
Por su parte, Ronald Temple, estratega jefe de mercados de Lazard, señaló que «los datos relativos a la contratación y a los despidos siguen siendo preocupantemente débiles».
El experto considera probable que la situación laboral se deteriore según avanza 2025 por dos razones. En primer lugar, porque “hay grietas bajo la superficie que sugieren que el acaparamiento de mano de obra después de la pandemia podría haber llevado a los empleadores a retener a más trabajadores de los que necesitan”, facilitando los despidos si la economía se debilita. En segundo lugar, porque con los fuertes aumentos arancelarios, las empresas probablemente tendrán que buscar recortes de costos que compensen este aumento.
«Pese a lo sano del último reporte», indicó Tomás Villa, el mercado pareció «saltearlo» de su consideración, tal vez influido en parte por las revisiones a la baja de los meses previos, y sin dudas con la mayor parte de su capacidad de atención absorbida por el anuncio de aranceles de Donald Trump. De esta manera, el mercado pareció mirar hacia adelante con una narrativa de desaceleración del crecimiento, incluso frente a datos que todavía no la validan de forma evidente«.
La guerra comercial que se inició a nivel global, con impuestos a la importación, amenaza con hacer subir la inflación, perturbar el comercio y provocar represalias arancelarias por parte de los socios comerciales de Estados Unidos. Con Goldman Sachs elevando su estimación de recesión para los próximos 12 meses del 35% al 45%, y con JPMorgan subiendo la probabilidad de una recesión al 60%, las miradas vuelven a apuntar a la Fed y a su hoja de ruta de recorte de tasas.