Los resultados del segundo trimestre han dando una imagen de fortaleza, sobre todo en Estados Unidos, a pesar de la volatilidad de algunos valores. Para Benjamin Melman, director de asignación de activos y de deuda soberana de Edmond de Rothschild Asset Management, esto demuestra que la economía estadounidense sigue disfrutando de un momento muy fuerte, así como el resto del mundo.
“El plan de estímulos de Donald Trump está impulsando el crecimiento de Estados Unidos, mientras que Europa y Japón han visto cómo sus economías se desaceleran un poco más de lo esperado. Mientras tanto, China está incrementando fundamentalmente por la flexibilización monetaria– las medidas para protegerse del riesgo de que su economía se desacelere a un ritmo mayor. El crecimiento global tiende principalmente al alza y los activos de riesgo subieron en julio gracias a la fortaleza de los fundamentales, por lo que tanto la renta variable como el mercado de bonos terminaron el mes al alza”, explica Melman.
Aun así, considera que el mercado norteamericano,también a nivel global, se enfrenta a los mismo riesgos que hemos visto durante estos meses estivales. Por un lado, la gestora destaca el proteccionismo mostrado por Estados Unidos, aunque la tensión con Europea haya menguado.
En segundo lugar, Melman apunta el momento de liquidez que vivimos. Lo preocupante es que “la liquidez del mercado podría agotarse, especialmente la que proveen los bancos centrales. La FED está determinada a continuar con la reducción de su balance, el BCE ha confirmado el cambio de su política monetaria y el Banco de Japón está prometiendo más flexibilidad en su postura acomodaticia. Es complicado valorar qué impacto tendrá la reducción de la liquidez en los mercados, pero tiene sentido que los inversores estén siendo cautelosos”.
Según su análisis, esto nos deja en la misma posición: “El entorno es fundamentalmente sano y sugiere que deberíamos sobreponderar la renta variable, pero dentro de lo razonable debido a la clase de riesgos a los que nos enfrentamos”. Por eso, la gestora ha decidido sobreponderar entre la Eurozona y Estados Unidos al tener en cuenta el diferencial de crecimiento entre ambos, una tendencia que parece que podría perdurar y el hecho de que cualquier proteccionismo real debería tener un mayor impacto en las compañías europeas que son las plataformas de la economía global.