India, China, Estados Unidos o Reino Unido son tan solo cuatro de los países que ya están investigando una vacuna contra el coronavirus. Se calcula que hay más de 150 proyectos sólidos que trabajan para tratar el patógeno, lograrlo permitiría la reactivación de la economía. Como bien indican todos los analistas, el impacto económico de esta crisis dependerá de la capacidad de las sociedades de frenar el virus.
Los analistas de UBS consideran que una posible vacuna tendría un potencial alcista para los mercados. Sobre ello señalan que “el desarrollo más notable ha sido un anuncio de la firma estadounidense de biotecnología Moderna sobre que su vacuna experimental COVID-19 había mostrado signos tempranos de eficacia. Los datos provisionales mostraron que la vacuna fue capaz de producir anticuerpos para neutralizar el nuevo coronavirus, lo que indica protección contra futuras infecciones”.
En opinión de Patrick Fuchs, analista senior de salud de Allianz Global Investors, pese a los numerosos proyectos puestos en marcha, el problema es que no se espera que la vacuna esté disponible en un futuro próximo. “Un desarrollo rápido no tiene muchas posibilidades de éxito, ya que el virus es nuevo y la industria farmacéutica no puede utilizar los conocidos bloques de construcción para producirlo, como lo hace, por ejemplo, con vacunas para los virus de la gripe estacional. Normalmente el proceso de crear una nueva vacuna lleva hasta 10 años”, apunta Fuchs.
En este contexto la pregunta clave es: ¿Será posible una recuperación económica completa sin una vacuna o un tratamiento eficaz de COVID-19? Para Esty Dwek, responsable de estrategia global de mercados de Natixis IM Solutions (Natixis Investment Managers), es más una cuestión de “cuándo”. “Una vacuna aceleraría el retorno a la normalidad, ya que las medidas de distanciamiento serían menores e incluso necesarias. Sin embargo, con el tiempo, se podría desarrollar la inmunidad de la manada, pero sería un proceso mucho más lento. En cualquier caso, dado el punto de partida y dados los daños de la crisis, tardará mucho tiempo en recuperarse a los niveles de producción anteriores”, explica Dwek.
Aunque es un camino largo, se estima que los primeros resultados de los ensayos clínicos deben ser disponible para finales de 2020. Y cumplir con este timing también pesa en el ánimo de los inversores que una buena noticia sobre los avances en este ámbito les haría volver a mostrarse optimistas. Este comportamiento fue el que se detectó a finales de mayo, según la opinión de Monex Europe. “El impulso del apetito por el riesgo a inicios de semana derivado del optimismo sobre la vacuna Moderna se enfrió sobre la confirmación del estado preliminar de las investigaciones y los datos aún poco concluyentes de la fase experimental”, señalan.
Biotecnología y farmacéuticas
No solo la atención está puesta en el sector de la sanidad por ser los protagonistas en esta lucha contra el coronavirus, sino por representar una de las principales oportunidades de inversión. Un gran ejemplo son las farmaceúticas que, al calor de los avances de una posible vacuna, han visto cómo el mercado ha aupado cinco valores en concreto: Moderna, Inovio Pharmaceuticals, Novavax, Johnson & Johnson y Pfizer.
“Los valores de la biotecnología han registrado fuertes ganancias en lo que va de año. Tras la oscura sombra proyectada sobre el sector en los últimos años, por el clamor político de los Estados Unidos para reducir los precios de los medicamentos, la biotecnología disfruta ahora de un enfoque renovado en cuanto a su capacidad para innovar rápidamente, colaborar y desarrollar potencialmente soluciones para hacer frente a COVID-19”, apunta Linden Thomson, gestora de la estrategia AXA IM’s Biotech de AXA IM, como otra opción para los inversores.
En opinión de Matthew Benkendorf, CIO de Vontobel Quality Growth, en cuanto al sector de la atención de la salud, las empresas expuestas a los servicios esenciales podrían experimentar las recuperaciones más rápidas. “Por ejemplo, los procedimientos médicos no pueden retrasarse indefinidamente, lo que a su vez apoyaría el sector de tecnología médica, incluyendo nombres como Medtronic y Boston Scientific. Y dentro de la tecnología de la información, tampoco es probable que las empresas reduzcan el uso de los sistemas de software ERP, dejando a empresas como Microsoft particularmente bien posicionadas”, afirma Benkendorf.
Respecto a otras ideas de inversión, los analistas de UBS recomienda a los inversores que se centren en temas que, probablemente, “se aceleren” por el COVID-19. “En otra señal de que el mundo después de COVID-19 será menos global, los legisladores estadounidenses han anunciado que están considerando una legislación para proporcionar incentivos fiscales a las empresas estadounidenses que trasladen sus operaciones fuera de China e impulsen la producción nacional. Los mayores costes salariales de los Estados Unidos probablemente requerirían una mayor inversión en automatización y tecnología robótica, lo que favorecería a las empresas. También vemos oportunidades en el comercio electrónico, la tecnología de la salud y la cadena de suministro de alimentos”, señalan.