Las elecciones de este fin de semana en Brasil cumplieron con parte de lo adelantado por las encuestas. Lula da Silva, líder del Partido de los Trabajadores, ha ganado la primera vuelta de estos comicios con el 48,4% de los votos, pero no ha logrado una mayoría suficiente como para evitar una segunda vuelta, que se celebrará el próximo 30 de octubre. En cambio, Jair Bolsonaro, del Partido Liberal, ha salido reforzado frente a lo que se esperaba tras lograr el 43,23% de los votos.
Según los expertos, el resultado refleja el nivel de crispación y división que vive el país, y esperan que durante las próximas semanas la campaña electoral aumente su nivel de tensión. Tal y como explicaba Thierry Larose, gestor de carteras y analista en Vontobel, en su última entrevista, los mercados se han mostrado agnósticos porque ven al mismo lobo con diferente piel.
“Aunque sus respectivas agendas políticas también son muy divergentes, la línea divisoria entre ambos es un poco más borrosa cuando se trata de ciertos aspectos de la economía que preocupan mucho a los mercados: ambos son populistas pragmáticos que, por un lado, están deseosos de gastar cualquier margen de maniobra fiscal en beneficios sociales y subsidios en lugar de en la formación de capital”, explicaba Larose para Funds Society.
La opinión de Luis López Vivas, economista para América Latina del equipo Macro Research de AXA IM, es similar: “Aunque ambos candidatos se sitúan en extremos opuestos del espectro político, es probable que sigan políticas fiscales similares que favorezcan el populismo por encima de la tan necesaria reforma estructural”. Para el experto, ninguno de los candidatos parece interesado en llevar a cabo reformas fiscales que estabilicen la deuda del país.
López explica que el próximo presidente se enfrentará a un Congreso muy fragmentado que impedirá tanto un cambio político radical hacia la izquierda en el caso de la victoria de Lula, sino también las reformas estructurales necesarias para impulsar el crecimiento económico y garantizar la sostenibilidad fiscal. “El próximo gobierno heredará una economía estancada y una difícil situación fiscal. Lamentablemente, el dividido Congreso de Brasil probablemente obstaculizará cualquier intento significativo de abordar esto”, añade.
Según el World Bank, Brasil ocupa el puesto 12 en el ranking mundial con un total de 1,44 billones de dólares y una riqueza en recursos naturales estimada en más de 21,8 billones de dólares. Sin embargo, los últimos años han estado cargados de enormes dificultades económicas, agravadas por el COVID-19 y cierto aislamiento diplomático, que hacen que las siguientes elecciones presidenciales sean relevantes.
¿Qué esperar en los mercados?
Según sus previsiones, aunque la economía ha sido más resistente de lo esperado durante la primera mitad de 2022, se ralentizará significativamente hasta el 1,5% este año (2021: 4,6%) a medida que se disipe el efecto de rebote. “Esperamos que la inversión se contraiga como consecuencia de los tipos de interés y la falta de confianza de las empresas, mientras que el crecimiento del consumo privado se verá limitado por la elevada inflación. Además, los altos precios de las materias primas deberían proporcionar un colchón de crecimiento”, afirma el economista de AXA IM.
En opinión de Nenad Dinic, estrategia de renta variable de Julius Baer, los activos brasileños podrían reaccionar muy positivamente a corto plaza ante este resultado en la primera vuelta de las elecciones. Según indica, los primeros indicios en los ETFs del índice de acciones de Brasil que cotizan en Asia muestran un salto de casi el 5%.
“Las elecciones para el estado y el senado resultaron favorables para Bolsonaro, ya que los partidos de derecha y de centro lo hicieron mejor de lo esperado. Mantenemos una opinión neutral, hasta que recojamos nuevas señales de moderación por parte del favorito Lula antes de la segunda vuelta del 30 de octubre. Los indicios de que sería fiscalmente responsable surgirían si Lula alude a un ministro de finanzas favorable al mercado en su equipo económico”, señala Dinic.
“El mercado parece descontar una victoria de da Silva como muestran las encuestas, el real brasileño se mantiene fuerte contra el dólar y el Bovespa sube cerca del 7% en 2022. Una victoria no esperada de Bolsonaro implicaría alzas de volatilidad en el corto plazo. Como conclusión podemos decir que, pese a estar en un entorno internacional muy complejo, la posición del país en materias primas como el petróleo y en las referentes a agricultura constituye un colchón interesante como apuesta dentro de una cartera diversificada”, añade Javier Molina, analista senior de mercados para eToro.
En este sentido, desde Ebury indica que el activo que más podría sentir la volatilidad ante el desenlace de estas elecciones es justamente el real brasileño. A diferencia de ocasiones anteriores, la reacción de los mercados financieros antes de esta cita electoral ha sido relativamente suave, aunque hemos visto un modesto repunte en los niveles de volatilidad. Creemos que esta reacción puede atribuirse a la familiaridad del mercado con ambos políticos. Dicho esto, seguimos pensando que existe margen para que se produzca volatilidad en los mercados hasta que se elija al nuevo presidente o se conozca el equipo económico de Lula y Bolsonaro para el nuevo mandato. Además, el mercado se prepara para un deterioro del presupuesto fiscal en 2023, ya que tanto el presidente actual como el anterior abogan por una expansión del gasto el próximo año”, explican desde Ebury.