Se cumple un año del inicio del mayor conflicto militar convencional acaecido en suelo europeo desde las Guerras de los Balcanes: el conflicto entre Rusia y Ucrania. El IEB, centro de estudios de referencia en formación financiera y jurídica en Iberoamérica, presenta el monográfico ‘La nueva geopolítica y alianzas globales’, con la visión de expertos del Claustro como Paul Moran, José María Viñals, Diego Pitarch, Federico Eisler, Juan Alberto Sánchez Torres, Javier Nierderleytner, Luis Fernando Utrera y Aurelio García del Barrio.
El presente compendio no es más que una síntesis de la deriva del conflicto de forma poliédrica (sello distintivo del IEB), desde el punto de vista de las relaciones internacionales. En dicho análisis, se tienen en cuenta variantes regulatorias, geopolíticas, financieras, macroeconómicas y empresariales que, unidas en un hilo argumental, aportan una visión amplia, no solo de la situación actual, sino también de lo que puede estar por llegar.
Según José Ma. Viñals, «el conflicto ha dejado patente la división geopolítica que marca las alianzas globales, despertando los dormidos fantasmas de tiempos pasados. Occidente condena la conducta de Rusia y, aun sin participar activamente en el conflicto militar, proporciona apoyo militar, económico y logístico a Ucrania. Sin embargo, los apoyos a Rusia no han sido tan firmes como el Kremlin esperaba. Aliados como China e India se han convertido en zonas grises con discursos variables que obedecen la protección de sus propios intereses”.
Asimismo, destaca que más allá de las fronteras del conflicto, las repercusiones de este no han tardado en alcanzar nuestras fronteras, cumpliendo con su amenaza de sacudir diversos sectores de nuestra economía con efectos palpables en el día a día del ciudadano europeo. Las consecuencias de la firme y contundente respuesta europea se han visto materializadas como un arma de doble filo que dificulta la recuperación de la economía europea.
“Actualmente la carencia más destacada se encuentra en el sector de la energía. Europa sigue dependiendo de Rusia para su abastecimiento de diésel. Pese a las sanciones impuestas por la Unión Europea, a finales de 2022 más del 44 % de las importaciones de petróleo y sus productos derivados procedían de Rusia. En consecuencia, el conflicto ha derivado en una guerra de despachos”.
«Del discurso anual de Vladímir Putin se desprende un mensaje de justificación moral e histórica así como destino histórico de Rusia en su participación en el conflicto de Ucrania” destaca Viñals. Asimismo, en su referencia a las sanciones a las que está siendo sometido Rusia por parte de Estados Unidos y la Unión Europea (entre otros), no solo las ha demonizado por perseguir efectos “perversos” sobre las clases medias rusas, sino que ha recalcado el efecto boomerang que estas están teniendo en la economía de la UE. Putin ha recalcado la fortaleza de la economía rusa y la poca afectación que las sanciones extranjeras han tenido en la economía nacional.
El líder ruso ha dado a entender que, en la búsqueda de nuevos mercados en los que continuar con su actividad comercial, ha dado un giro hacia el este; donde ha encontrado nuevos aliados en los que apoyarse, tales como India o China. Siendo la ruta Transiberiana, así como la ruta ártica para conectar a Rusia con el Este.
Putin se ha desmarcado y distanciado de los oligarcas rusos de quienes dice no comparecerse por tener bienes y cuentas bloqueados en la UE y finalmente, ha anunciado la retirada de Rusia del acuerdo de desarme nuclear Start.
Por su parte, Paul Moran considera que “estamos viviendo una policrisis”. El experto explica que 2023 será mejor que 2022, a pesar de las múltiples crisis en todo el mundo: tras la pandemia afrontamos la invasión a Ucrania en un contexto en el que comenta que “para Europa del Este y los países bálticos, era hora de resaltar los peligros de la Rusia imperial. Para la alianza de la OTAN, ha sido una época de renacimiento. Para Alemania, un Zeitenwende o transición. Para Finlandia y Suecia, era hora de rechazar la neutralidad. Para Joe Biden, ha sido un momento de mostrar liderazgo. Para Ucrania, un momento para mostrar una resistencia heroica a un gran coste para su nación y su valiente pueblo. Volodymyr Zelenskyy se ha convertido en el líder que el mundo necesitaba durante este tiempo de policrisis”.
Ganadores y perdedores en bolsa
Según Javier Niederleytner, «la subida de los tipos de interés y la percepción de una situación de riesgo a escala global ha hecho que las tires en todos los plazos de inversión haya subido fuertemente, y en consecuencia los precios de todos los activos han bajado fuerte, provocando pérdidas independientemente del plazo en que se invirtiera”.
Los analistas hablan de que será un buen año para la renta fija. Efectivamente la inversión es más segura con Tires de los bonos americanos a 10 años en el 3,6% o bonos alemanes en el 2,1%. Pero se descarta que la situación se tensione, si la situación de incertidumbre empeora. Y la invasión aún no ha terminado, destaca el experto.
En cuanto a la renta variable, también afirma que «el balance desde el 24 de febrero ha sido muy negativo, especialmente en las empresas tecnológicas, debido en parte a las altas valoraciones alcanzadas. En el lado de los ganadores tenemos claramente a las empresas relacionadas con el petróleo y el gas, dada la fuerte revalorización como hemos comentado de estas materias primas, y como perdedor a la tecnología”. En el último trimestre del año se han unido al carro ganador las empresas del sector financiero, que están viendo mejorar sensiblemente sus márgenes por las subidas de los tipos de interés.
El experto explica que “podemos contemplar distintos escenarios, siendo el más positivo un cese de toda actividad bélica, que conllevaría sin duda a la relajación del precio de las materias primas energéticas, que significaría una relajación de la inflación, y el fin de las políticas monetarias restrictivas que están llevando a cabo los bancos centrales. En este contexto tendríamos sin lugar a duda una fuerte recuperación de todos los mercados, especialmente el de renta variable.
Un escenario donde se recrudeciesen las hostilidades sería muy negativo, pues estaríamos en el caso opuesto al descrito anteriormente, con bajada de todos los mercados por un más que probable repunte de la inflación y endurecimiento de la política monetaria. Un tercer escenario de continuidad parecido a los que estamos viviendo hoy, supondría que la volatilidad continuaría con subidas y bajadas dependiendo de las actuaciones de los bancos centrales según se mueva la inflación, pues hoy por hoy sigue siendo el asunto central de la situación económica actual”.
Según Juan Alberto Sánchez Torres, «los conflictos geopolíticos recientes han dejado al descubierto nuevas amenazas para compañías tradicionalmente estables, especialmente en el ámbito de la logística, el precio de las materias primas y la energía. Esta situación ha puesto de manifiesto la conveniencia de recurrir a las adquisiciones para adoptar estrategias de integración vertical, con el objetivo de tener un mayor control sobre la cadena de valor y mejorar la eficiencia, o de refuerzo del posicionamiento de la empresa en el mercado”.
Respecto al mercado de divisas, el profesor Luis Fernando Utrera destaca que «con el actual entorno geopolítico a raíz de la invasión a Ucrania, el dólar adquirió estatus de divisa refugio, lo que, unido a la agresiva política de la Fed, favoreció su fortaleza y perjudicó el crecimiento económico de EEUU (al ser más caras sus exportaciones). Hoy, el dólar ya no es percibido como refugio. La finalización de la guerra en Ucrania fortalecería al euro, pero no hay datos que nos hagan pensar en un cambio a corto plazo”.
Desde una perspectiva macro, la tensión en los precios sigue pujante. “Aunque hay algunas tendencias favorables que están aliviando la presión de la inflación, la reducción de los precios de la energía, la apreciación del euro en los mercados de divisas también está contribuyendo ya que abarata las importaciones de petróleo o gas, denominados en dólares y la menor escasez de suministros relacionada con la pandemia, la inflación sigue siendo la mayor preocupación de los bancos centrales, y su política sigue focalizada en su control. La situación inflacionaria ha mejorado ligeramente, peor todavía sigue siendo muy elevada y lejana al objetivo del 2%. El monitoreo se realizará mes a mes, y su evolución marcará el futuro de la evolución de tipos”, subraya Aurelio García del Barrio.
¿Desglobalización tras un año de conflicto bélico?
Diego Pitarch señala que “hemos llegado a un punto en el que los intereses individuales prevalecen a los globales dando un impulso a economías como la norteamericana en detrimento de otras economías como la europea. La dependencia energética europea de países terceros se ha hecho más que visible, preocupante y con una solución qué pasa por inversiones y gasto público, y un incremento en los costes operativos de las empresas que pueden hacerlas menos competitivas”.
Bajo su criterio, estamos ante el incremento del sentimiento nacional en muchos países de la Unión Europea. la Unión Europea por ser a los que más está golpeando el conflicto (aparte de los implicados directamente en él, obviamente). Este incremento de un pensamiento social, buscando lo cercano, velando por su economía, salvaguardando sus interés, no tiene otro motivo que lo que se ha perdido en muy poco tiempo, que es principalmente economía y bienestar.
En este entorno ¿qué preocupa a los inversores de deuda emergente? Desde el punto de vista de Federico Eisler: “Hace mucho tiempo que los inversores de este mercado ya maduro, curtidos en una y mil batallas, han aprendido a desoír el efecto contagio de un evento de estas características”. No todos los países emergentes han salido indemnes de las consecuencias del conflicto. Además, Eisler explica que “los bonos soberanos de Ucrania entraron en default frente al primer pago de intereses que enfrentaron. Estaba claro que pagar intereses de la deuda no era ni su prioridad, ni la de los países de Occidente que apoyan la guerra. Pasaran mucho años antes de que recuperen parte del capital que perdieron a consecuencia de la invasión. Cuando la guerra termine, acudirán con sus acreencias a un proceso de restructuración de deuda largo y oneroso, visto que el peso de la reconstrucción de Ucrania vendrá de los gobiernos occidentales”.
Por su parte, antes de invadir Ucrania, Rusia todavía era un país de alto rating crediticio (Investment grade). Una vez consumada la invasión, los países occidentales prácticamente prohibieron el mercado secundario de la deuda soberana rusa. Los precios se fueron de 95-100 a 5c/USD (5% del valor nominal de los bonos). Los fondos y bancos de Occidente solamente pueden usar el mercado para venderle a algunos intermediarios que eventualmente revenden a Rusia Inc. (gobierno o bancos rusos). El mercado de deuda rusa está hoy alrededor de 50c/USD.