Mientras todos los países están inmersos en la gestión de la crisis sanitaria y económica que ha supuesto el COVID-19, los analistas comienza a mirar a China para observar cómo está saliendo de este shock y hacerse una idea de qué puede pasar en el resto del mundo. El primer dato que nos deja es que su PIB se contrajo un 6,8% interanual en el primer trimestre del año.
Este último dato del PIB chino ayuda a componer un cuadro donde los analistas ya han colocado otros datos: la inversión en activos fijos cayó un 16,1% y las ventas al por menor un 15,8%. “El crecimiento de China registró su peor trimestre en décadas como un primer indicio de qué tan negativos serán los datos económicos para el resto del mundo. Si bien los resultados han empezado a recuperarse en marzo en algunos sectores, la demanda interna sigue siendo débil y las ventas al detalle cayeron más de 15% en una base anual, mucho más de lo esperado. Por otro lado, la producción industrial fue más robusta de lo que anticipó, con una caída de solo 1% anual, lo que demuestra que la manufactura sufrió un menor impacto que los servicios”, explica Esty Dwek, jefe de estrategia macro de Investment Solutions de Natixis IM.
Las previsiones del FMI para el gigante asiático señalan que será uno de los pocos países que, finalmente, logre escapar a la recesión en 2020 y le adjudica un 1,2% de crecimiento para este año. Con el fin de reactivar y apoyar la economía, el Banco Popular de China sigue lanzando medidas. La última de ellas ha sido rebajar la rebaja la tasa de referencia para créditos a un año hasta el 3,85%, como medida de alivio del impacto causado por el coronavirus.
Según explican los analistas de BancaMarch, este recorte supone una rebaja de 20 puntos básicos de la tasa frente a los meses de febrero y marzo y de 30 puntos básicos frente a la de enero. “De acuerdo con la agencia estatal de noticias, el cambio pretende reflejar los cambios del mercado y guiar los costes de endeudamiento a un nivel más bajo, que apoyen a la economía real. Esta medida se une a la anunciada el pasado 15 de abril, por la cual la tasa de préstamos a medio plazo se reducía en 20 puntos básicos hasta situarla en el 2,95%, lo que muestra la relajación de las condiciones monetarias por parte del banco central de China”, añaden.
¿Recuperación en forma de V?
El hecho de que los analistas miren a China no es casual. Tal y como explica Dwek, “la economía china es un buen indicador de lo que se puede esperar para Europa y EE.UU., donde creemos que la escalada en la actividad será más lenta de lo que los mercados consideran en la actualidad. En efecto, el crecimiento en China parece haber quedado solo en 80%-90% de su potencial, lo que demuestra que no habrá un repunte en forma de V”, apunta la experta de Natixis IM.
Las gestoras apuntan que sería previsible esperar que el crecimiento chino se vea gravemente afectado durante los dos primeros trimestres, sin embargo, el país experimentará una fuerte recuperación en el segundo semestre, a medida que se repongan los inventarios y se reanuden la producción y el consumo de servicios.
“La solidez de los datos de actividad de marzo nos hacen confiar en que China experimentará una recuperación en forma de V en la segunda mitad de año. El control de la epidemia ha permitido que se reanude la actividad económica y observamos que la producción industrial está superando las expectativas y ha aumentado casi un 37% en un mes, en términos anualizados. Esto implica que la recuperación económica está siendo impulsada por el lado de la oferta, donde se ha retomado la actividad laboral, aunque las pymes siguen rezagadas en lo que se refiere a la vuelta al trabajo, un indicador que seguimos de cerca. El lado de la demanda continúa registrando debilidad porque, como era de esperar, el virus ha modificado los patrones de gasto de consumidores y empresas, lo que se ha traducido en una caída de las ventas al por menor y la inversión fija. Esperamos que la recuperación de la demanda replique la de la oferta en los próximos meses, conforme se vaya diluyendo el impacto del virus en el comportamiento de gasto de consumidores y empresas, y siempre que no se produzca una segunda oleada de contagios”, defiende Lale Akoner, estratega de mercado en BNY Mellon Investment Management.
Por su parte, Nick Yeo, director and responsable de renta variable China de Aberdeen Standard Investments, apunta directamente cinco argumentos para seguir confiando en la segunda mayor economía mundial:
- El mercado de acciones chinas clase A está menos expuesto al petróleo y Yeo lo considera menos arriesgado que muchos de las principales bolsas del mundo.
- La rapidez de las acciones de los líderes chinos ha permitido a la nación volver a ponerse en pie rápidamente.
- China aún no ha desplegado todo su poderío fiscal y monetario, por lo que tienen “munición” en caso de que las cosas empeoren.
- Al ser más dependientes de la demanda interna que de la externa, considera que el crecimiento de los beneficios empresariales es más “sostenible”
- En opinión de Yeo, China sigue siendo la segunda economía más grande del mundo. “El aumento de la riqueza y del nivel de vida significa que el país se está moviendo rápidamente hacia bienes y servicios de mayor valor”, defiende.
Exposición a China
China es una referencia para saber cómo quedarán los países tras esta crisis, pero también algunas gestoras lo consideran una buena oportunidad de inversión. “En nuestra opinión, los inversores deberían centrarse en las perspectivas de los consumidores chinos, especialmente en el nivel premium. La clave es identificar empresas que puedan aprovechar los crecientes ingresos disponibles de los hogares. Los 380 millones de millennials de China están ganando y gastando más que sus padres. Este aumento del poder adquisitivo está impulsando la demanda de productos de primera calidad, desde electrodomésticos hasta automóviles e incluso licores de alta gama”, señala Yao.
En opinión de Carmignac, y tras la guerra comercial, algunos países han comenzado a beneficiarse de que la proporción de bienes manufacturados importados a Estados Unidos en relación con el total de la producción manufacturera local empezó a disminuir. Y China ha sido uno de ellos.
“Aunque resulta probable que las amenazas y las críticas hacia China continúen acentuándose, no nos sorprendería en absoluto que, en última instancia, el gigante asiático salga más bien reforzado de esta crisis, al menos en términos relativos. Ello justifica nuestro considerable posicionamiento actual en renta variable china, que se concentra en los sectores de la economía digital y en el mercado interno del país”, sostiene Carmignac en su comentario semanal.