En Ebury, la institución financiera especializada en pagos internacionales e intercambio de divisas, se muestran optimistas con respecto a la evolución de las divisas de los mercados emergentes “toda vez que haya pasado la peor parte del impacto económico y la economía mundial vuelva por lo menos a un cierto sentido de normalidad”.
En su informe ¿Cómo han reaccionado las divisas de los mercados emergentes ante el COVID-19?, los expertos de Ebury manifiestan su opinión de que las caídas de las divisas tras el inicio de la pandemia fueron provocadas por un aumento de la aversión al riesgo que dejaron a muchas de las divisas emergentes de “forma injustificada” por debajo de su valor, y prueba de ello es el reciente repunte que han experimentado.
En cuanto a sus perspectivas a corto y medio plazo creen que los países que presenten dificultades en controlar la pandemia o con economías más frágiles sufrirán más que el resto, aunque todavía es pronto para tener una visión clara sobre el resultado de las medidas de contención de la pandemia. Sin embargo, desde Ebury señalan que se está empanzando a observar “una cierta dicotomía entre el comportamiento de las divisas de aquellos países con niveles muy altos de infecciones frente al tamaño de su población y las de los países que, hasta ahora, han logrado contener la expansión del virus”. Es decir, parece existir una correlación positiva entre el comportamiento de las divisas en términos anuales y los casos de COVID-19 per cápita reportados.
Sin embargo, en el informe se señalan otros factores a tener en cuentan que influyen en el comportamiento de las divisas, entre los que destacan las reservas de divisas, el déficit por cuenta corriente y deuda externa como porcentaje del PIB.
Con respecto a las reservas de divisas, medida en términos de meses de cobertura de importaciones, el informe señala que el tener suficientes reservas de divisas permite a los bancos centrales intervenir en el mercado para contener posibles caídas. En cuanto al déficit por cuenta corriente este tiene un efecto directo en la prima de riesgo de los países, aunque la forma en que son financiados juega un papel importante. En esta línea, el informe señala que “los déficits son menos perjudiciales cuando se financian con ingresos estables -como la inversión extranjera directa- y más insostenibles si se financian mediante préstamos». Por último, la deuda externa impacta con respecto a en que medida los países permiten que su moneda se deprecie. En este sentido, los países con una gran deuda externa dejaran que su moneda se deprecie más y este riesgo será mayor si la deuda es en moneda extranjera.
En base a estos indicadores, el informe de Ebury presenta una tabla con algunas de las divisas de mercados emergentes asignándoles un color en función de estos datos. Los países en rojo son las divisas expuesta a mayores pérdidas (Chile, Hungría, Sudáfrica y Turquía) mientras que las que están en una mejor situación aparecen en verde liderando la clasificación Brasil, China, India, Israel y Perú.