Tras haber analizado la capacidad de las empresas que cotizan en bolsa para resistir a la crisis actual, en esta segunda y última parte de su informe, DWS continúa profundizando en los riesgos que afrontan los inversores ante la actual contracción económica.
Para ello, plantea dos escenarios: el primero supone que la magnitud de la crisis actual será similar a la gran crisis financiera, afectando a los ingresos y márgenes de las empresas que cotizan en bolsa de forma similar a la experimentada durante esa crisis. La segunda hipótesis es mucho peor para las acciones: pronostica una caída de tres desviaciones estándar en los márgenes de las empresas que incluye el modelo de valoración CROCI de la gestora y asume una caída de los ingresos dos veces superior a la del 2008.
Los resultados de ambos escenarios aparecen en la tabla, incluida en el informe elaborado por Francesco Curto, jefe de investigación de DWS, y Sarvesh Agrawal, al frente de la estrategia CROCI. El beneficio neto de las empresas se reduce a más de la mitad en el primer escenario, y Europa y Japón están mucho más afectados que Estados Unidos. “Curiosamente, incluso con esta caída, no hay un aumento significativo de la deuda neta. De hecho, EE.UU. y Japón se las arreglan para reducirla. Solo Europa ve un aumento y en menos del 1% frente a 2019”, destaca.
El escenario 2 es más extremo, con los beneficios netos colapsando en las tres regiones. En EE.UU., los de las empresas no financieras caen en un 82% desde los niveles de 2019, mientras que Europa y Japón sufren desplomes aún mayores (95% y 122%, respectivamente). Según la gestora, esto puede verse como una situación «única en un siglo”. Incluso en esta situación extrema, apenas hay cambios en la deuda neta de EE.UU., a pesar de asumir 274.000 millones de dólares en dividendos (un 42% menos que en 2019). La de Japón, sin embargo, aparece más estirada.
El ROE puede caer hasta un 16%
“No se puede decir lo mismo de la parte financiera del mercado. Los inversores deberían esperar un recorte de los dividendos para compensar las pérdidas que los bancos probablemente sufran como resultado de la crisis”, advierte. Al evaluar el impacto de la crisis en el capital de los bancos, DWS vuelve a desarrollar dos escenarios, en línea con los articulados para el sector no financiero. Ambos se basan en datos a largo plazo sobre los bancos comerciales de EE.UU. de la Federal Deposit Insurance Corporation (FDIC).
La rentabilidad de los bancos cae significativamente en ambos escenarios, pero, en conjunto, parecen estar mucho mejor posicionados que en 2008. En el primer caso, el ROE cae del 14,8% en 2018 a -0,8% para este año. Esto es del 1,45% de retorno sobre los activos tangibles y una provisión para préstamos impagados del 2,7%. Como referencia, los bancos obtuvieron un rendimiento del 1,42% sobre los activos tangibles en 2008 y la provisión para pérdidas de préstamos es similar al promedio entre 2008 y 2010.
Para la segunda hipótesis, la gestora asume que la provisión para pérdidas de préstamos aumenta al 5,7%. Esto es similar al nivel modelado por la Fed en su escenario severamente adverso para las pruebas de estrés de 2019, con una diferencia. “Nuestro análisis asume que las pérdidas se concentrarían en el primer año en lugar de los nueve trimestres que contempla la Reserva Federal”, revela. Se supone que el rendimiento de los activos tangibles se mantiene en el nivel del 1,45% del primer escenario. Con todo, el ROE de los bancos estadounidenses caería al -16,1% y la pérdida sería de unos 240.000 millones de dólares.
Los europeos y japoneses están aún más expuestos debido a su menor rentabilidad, sus márgenes reducidos y su mayor apalancamiento (un 21,2% y un 20,7%, respectivamente, frente al 13,3% de los de EE.UU.). “Sus provisiones para pérdidas de préstamos también son inferiores a las de sus homólogos estadounidenses, lo que sugiere que se verían más afectados por la crisis”, destaca DWS.
Recortes de dividendos
Con todo, hace hincapié en que “la buena noticia” es que el análisis refleja que los bancos en general están mejor posicionados que en 2008. “Los inversores deberían esperar que los bancos recorten sus dividendos para compensar las pérdidas que probablemente sufran como resultado de la crisis”, señala. La alternativa sería que las emisiones de capital adicionales provocasen una dilución de las acciones, tal como ocurrió durante la gran crisis financiera.
En ese sentido, destaca que el BCE ya ha ordenado a los bancos europeos que congelen el pago de dividendos y las recompras de acciones al menos hasta octubre de 2020. Del mismo modo, el Banco de Inglaterra ha pedido a los del Reino Unido que no paguen ningún dividendo, incluyendo los impagados de 2019, ni realicen ninguna recompra hasta finales de año. “Hasta ahora, la Fed no ha emitido ninguna orden de este tipo, pero varios bancos estadounidenses ya han suspendido voluntariamente sus programas de recompra, aunque siguen pagando dividendos”, señala la gestora.
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