En una entrevista exclusiva para Funds Society, Axel Christensen, director de estrategia de inversiones para América Latina de BlackRock se muestra optimista para los mercados emergentes, incluyendo la región de América Latina, de cara a 2020 principalmente debido al mayor dinamismo de la economía mundial y una previsión de un dólar más estable.
“Todos los indicadores que hemos podido observar apuntan a que hay una alta posibilidad de que haya una aceleración económica a nivel global con efecto más notorio en la primera mitad del 2020 y eso debiese ayudar a que una región como es América Latina, que está muy expuesta o sincronizada con el crecimiento global, se beneficie de ese repunte”, afirma Christensen.
Esta recuperación del crecimiento mundial, con matices y propia de una economía que está en la fase final del ciclo, se está empezando a sentir en indicadores que son sensibles a este tipo de variables, como son los precios de los commodities o la demanda de productos de exportaciones. Así, “el punto de partida en el 2020 para las variables externas debería ser bueno”, concluye el experto.
A las buenas noticias del sector exterior hay que unir el hecho de que los principales bancos centrales, y en concreto la Reserva Federal de EE.UU., hayan anunciado que no van a seguir recortando sino manteniendo las tasas de interés, lo que dará lugar a un “panorama más estable para el dólar, que es una variable critica para la región”.
Sin embargo, como peculiaridad para este año, el estratega señala que el efecto no será uniforme en toda la región. “Va a haber bastante dispersión entre distintos países que van a seguir distintas trayectorias, o, dicho de otra manera, el factor idiosincrático, el factor local, va a ser muy relevante a diferencia de otros momentos del tiempo en que la región sigue más o menos una misma dirección o hemos podido ver una mayor uniformidad. Las diferencias en el 2020 se van a hace notar”, afirma.
Las buenas perspectivas de Brasil despiertan el apetito por la región
Los indicadores conocidos hasta la fecha confirman que la economía de Brasil se está recuperando, “aunque parte de una base de comparación muy baja” puntualizada Christensen, quien confirma que la economía brasileña es la que mejores perspectivas presenta para la región.
“A diferencia de la mayoría de otras economías en el mundo, Brasil está en una fase temprana-mediana del ciclo económico, con tan solo algunos años de recuperación desde la profunda crisis del 2015-2016. Eso es importante porque significa que tiene más holguras, que tiene una base más baja, tiene más espacio para que la devaluación de su moneda no le ponga tanta presión a la inflación. Hay una serie de factores que ayudan a que la recuperación, particularmente la demanda interna en Brasil tenga tracción, tenga una alta probabilidad de ocurrencia”.
Christensen se muestra confiado en que Brasil pueda recuperar la calificación de grado de inversión por parte de las calificadoras de riesgo, aunque señala que el principal desafío para Brasil es entrar en una senda de crecimiento, en promedio no tan alto, pero sí constante.
Así, concluye que: “Vamos bien encaminados, pero esto de las categorías de clasificación de riesgo, cuesta menos perderlas que volver a ganarlas. Ha habido un reciente cambio de outlook a positivo, pero todavía faltan 3 notches, y para volver a grado de inversión en particular, las agencias son muy exigentes, porque, por ejemplo, separa las aguas en el tipo de inversionistas que pueden invertir”.
Las perspectivas de un mayor dinamismo económico se tradujo durante 2019 en un aumento de los flujos de inversionistas locales a fondos que invierten localmente en acciones, hecho que aún no se ha observado tan marcadamente en los inversionistas extranjeros. “Es interesante notar que el inversionista brasileño ha estado más optimista con respecto a su propia economía, si le compara con respecto al inversionista extranjero. Obviamente la aprobación de una difícil reforma, como es la de pensiones en octubre pasado, también fue un elemento que ayudó a reforzar la percepción del inversionista local”, explica Christensen.
Sin embargo, dicho esto, el experto señala que, gracias a estas mejores expectativas de crecimiento, en Brasil se ha empezado a notar un mayor apetito de los inversionistas globales por la región: “Hemos visto algunos flujos entrar en ETFs, fondos índices que típicamente son los primeros receptores de este tipo de flujos. Hemos visto algún repunte a nivel regional como a supraregional (a nivel de todo emergentes) e incluso algunos fondos en particular en Brasil”, asegura.
Para Christensen, este hecho es muy buena noticia porque implica “despertar apetito del inversionista global hacia la región”, ya que “Brasil es un mercado muy importante en deuda y acciones, es la parte dominante de la región. Eso es un paso, una condición muy importante, para que el inversionista global que está mirando oportunidades en emergentes se fije en América Latina. O, dicho de otra manera, cuando Brasil no está pasando por un buen momento es difícil que el resto de la región por si sola atraiga interés, dado al seguimiento que los inversionistas hacen de los índices globales donde Brasil pesa más que cualquier otro país en la región”.
México: menor incertidumbre gracias al tratado de libre comercio
La alta probabilidad de que el tratado de libre comercio entre Estados Unidos, Canadá y México sea aprobado por el Congreso estadounidense, “saca de la mesa un factor de incertidumbre que ha tenido un impacto importante en la economía de México”, según Christensen.
Así, el experto explica que el crecimiento económico mexicano se encuentra estancado y uno de los principales motivos ha sido por falta de inversión, un dato que se espera repunte una vez firmado el acuerdo.
Pero existente otros factores que también pueden haber influido en la menor inversión, no solo publica sino también privada, como son los derivados del momento de ciclo político. “El primer año del sexenio suele ser flojo en lo que a inversión pública se refiere debido a los cambios en la administración. En esta última, los cambios en la administración han sido más profundos, por el cambio de signo de gobierno, y por el cambio que el propio gobierno ha llevado a cabo con respecto el personal que trabaja en el sector público. Eso le ha puesto un freno temporal con respecto a la inversión pública, que ya hemos empezado a ver, de palabra del propio gobierno, intención de repuntar”.
En definitiva, el experto concluye que “México tienen buenas perspectivas para ver crecimiento económico, pero a los ojos de un inversionista global son menos claras que las de Brasil.”
En concreto y con respecto a oportunidades en los mercados de renta fija y variable, el experto destaca que las tasas de interés mexicanas de corto plazo, las más altas de la región (fuera de Argentina y Venezuela), son especialmente atractivas teniendo en cuenta el entorno de tasas bajas en el que nos encontramos y su nivel riesgo crediticio.
Argentina: prioridad en el crecimiento
“Una de las dudas que tienen los inversionistas globales es si estamos frente a un gobierno que trae ideas nuevas o un gobierno que va a volver a ideas antiguas que no precisamente generaron crecimiento”, afirma Christensen.
El experto reconoce la preparación técnica del nuevo ministro de Economía argentino, Martín Guzmán, y reconoce que tiene cierta claridad a cómo abordar “la tremenda cantidad de desafíos” a los que debe enfrentarse la economía argentina. Así, el ministro ha dejado claro que su primera prioridad es retomar la senda de crecimiento antes de empezar a hablar del servicio de la deuda.
“Destacando lo positivo, no solo el ministro sino el gobierno en general, han manifestado su intención de respetar los compromisos financieros que tiene Argentina, pero entienden que la prioridad se supedita a lograr una estabilidad de crecimiento interna primero y generar los recursos que permitan atender las necesidades internas; luego una vez superada esa etapa, reestablecer el pago de compromisos externos. Por tanto, ya están reconociendo que esto conlleva un proceso de reestructuración de deuda, cosa que los mercados ya anticipan, solo hay que ver el precio de los activos argentinos, particularmente de bonos”, explica el experto.
En definitiva, la duda entre los inversionistas globales es si serán capaces de retomar el crecimiento en una “economía que parte con muchas vulnerabilidades y fragilidades, que va a requerir inversión para generar ese crecimiento, y la decisión de poner una prioridad más baja el servicio de la deuda va a limitar la capacidad para financiar ese crecimiento al país”, concluye.
Chile se merece el beneficio de la duda
Las protestas sociales desencadenadas en Chile en los últimos meses han aumentado la percepción del riesgo país, “sería ingenuo decir otra cosa”, puntualiza Christensen. Sin embargo, su situación de partida es muy beneficiosa gracias, entre otros aspectos, a un bajo nivel de endeudamiento, ahorro en fondos soberanos y una economía menos dolarizada que otras.
Así, el experto comenta que los inversionistas extranjeros están en disposición de concederle a Chile el beneficio de la duda: “Chile tiene la oportunidad de aprovechar su reputación, que se ha ganado demostrando ser un país muy estable y responsable en su manejo fiscal por décadas”
De hecho, Christensen añade que recientemente han empezado a observar flujos de entradas en un ETF sobre Chile que cotiza en Nueva York, porque antes se percibía como un mercado caro, pero tras la corrección de los últimos meses, algunos inversionistas extranjeros han recobrado interés por valorizaciones atractivas.