Los mercados esperaban, como agua de mayo, que de la reunión de Jackson Hole, que reunió el pasado fin de semana a los principales presidentes de bancos centrales y profesionales financieros, saliera un mensaje claro sobre cómo será la normalización de la política monetaria. Pero no fue así. Igual porque era agosto en vez de mayo, la reunión se centró más en hablar de Trump, de las medidas para incentivar la economía, de la importancia de la regulación financiera y de lo aprendido durante la crisis económica.
Ni Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo (BCE), ni Janet Yellen, presidenta de la Reserva Federal (FED), dieron una sola pista clara sobre qué ocurrirá con los planes de estímulo o el ritmo que se marcará para una potencial subida de los tipos de interés.
Y es que, fueron otros asuntos los que estaban presentes en el discursos de estas dos figuras tan relevantes para la marcha del mercado. Draghi insistió en su discurso en “resistir los impulsos proteccionistas”, en lo que fue una clara crítica a las políticas proteccionistas por las que ha mostrado tanto gusto Donald Trump. Durante su intervención también quiso destacar la importancia de la regulación financiera y su integración a nivel global. “Estimular la convergencia regulatoria ayuda a proteger a la gente de las consecuencias no deseadas de la apertura”, afirmó.
Por su parte, Yellen quiso poner el acento en todo lo aprendido tras la crisis económica y argumentó que las reformas implementadas desde entonces han convertido al sistema financiero en “un sistema sustancialmente más seguro”. Incluso realizó una crítica al papel que jugaron los bancos durante la crisis y cómo éstos “asumieron demasiados riesgos, especialmente en el sector inmobiliario”.
En Jackson Hole se escuchó hablar de banca, del envejecimiento de la población, del daño que causan las políticas proteccionistas y de otros asuntos, pero no de lo que el mercado esperaba escuchar. Aún así, tras los discursos de Draghi y Yallen, el euro subió, pero por qué. Según explican desde el equipo de Juliuos Baer, entidad suiza de banca privada, “aunque el discurso del almuerzo de Draghi no causo especial incidencia en los oyentes, sí aseguró que eventualmente habrá un fin al programa de compra de activos del BCE, aunque lento ya que la inflación aún está rezagada”. Draghi no expresó ninguna preocupación por los actualmente fuertes niveles del euro.
Por otra parte, destacan desde Juliuos Baer, el discurso de Yellen “evitó completamente cualquier discusión sobre la política monetaria de la Fed, como la continuación de la normalización de la tasa o la reducción sugerida del balance”. En su opinión, ambos, Draghi y Yellen, sí coincidieron en elogiar los esfuerzos de los responsables políticos de todo el mundo para mejorar la regulación financiera, limitando la probabilidad y las consecuencias adversas de futuras crisis financieras.
“Ambos subrayaron que la desregulación sería peligrosa en momentos en que la política monetaria mundial sigue siendo muy expansiva. Esto probablemente no ganó a Yellen ninguna simpatía del Presidente Trump, que podría cuestionar aún más sus posibilidades de ser reelegida como presidenta de la Fed una vez que termine su mandato en febrero de 2018”, señalan desde Julius Bear.