La estrategia DPAM L Bonds Emerging Markets Sustainable, con la que DPAM invierte en deuda de países emergentes en moneda local con un enfoque sostenible, acaba de cumplir 10 años. La celebración llega además en un momento positivo para el fondo -artículo 9 del SFDR- dada su resiliencia en medio de las difíciles condiciones de mercado del último año y medio y el entorno macroeconómico actual, destacó a su paso por Madrid el cogestor del fondo Hugo Verdière.
El experto señaló que si bien hay indicios de que la Fed se acerca al final del ciclo de subidas de tipos de interés, se producen novedades casi a diario en el mercado que mantienen muy elevada la volatilidad. “En los mercados emergentes, en cambio, tenemos un poco más de visibilidad, porque los bancos centrales han sido activos y han empezado a subir los tipos antes que los mercados desarrollados. Así que van más avanzados en el ciclo y esas políticas monetarias ya han comenzado a afectar a las economías nacionales y, ahora están cerca del final o casi y, de hecho, algunos países ya han comenzado a bajar los tipos, como Uruguay hace unas semanas“, señaló.
Por ello, estos países se encuentran en la cima del ciclo de política monetaria, con tasas de interés elevadas, que ofrecen un carry muy interesante. Asimismo, el experto señaló que también la inflación está alcanzando su punto máximo en los mercados emergentes, un elemento positivo para la deuda local, cuyo precio depende en gran medida de la inflación: “Nos gustan los bancos centrales que han sido proactivos y que han creado reservas en términos de tipos reales, muchos de los cuales se encuentran, por ejemplo, en Latinoamérica.
Brasil, por ejemplo, tiene actualmente un rendimiento real del 9%, lo que le da un amplio margen para recortar los tipos si es necesario, aunque no esperamos una caída de los tipos de interés oficiales en los próximos meses, porque todos los bancos centrales tratarán de seguir siendo prudentes y mantenerse a la espera mientras no tengamos pruebas de que la inflación está volviendo a sus cauces“.
Mientras que en casos como el del crédito europeo existe una dependencia de las medidas que tome el BCE y mucha incertidumbre por la inflación persistente y los problemas en el sector financiero, los mercados emergentes ofrecen un efecto de diversificación en las carteras por estas diferencias en el ciclo de política monetaria y su margen para actuar en caso necesario.
De hecho, los niveles de inflación son muy similares en la actualidad en los países desarrollados y los emergentes, gracias a que los bancos centrales de estos países son mucho más transparentes que en el pasado, han mejorado su gestión de la política monetaria y establecen objetivos de inflación y medios para alcanzarlos.
A diferencia de la crisis de 2013 con el «taper tantrum», cuando la Fed subió los tipos de forma inesperada y provocó una huida de capitales en los emergentes, esta vez la situación es la opuesta. Los mercados emergentes subieron antes que la Fed y el posicionamiento allí se sitúa en mínimos históricos, los más bajos de los últimos 10 años. “Así que creemos que es una oportunidad, porque si tienes menos posicionamiento, significa menos presión para las salidas, también tal vez algunas entradas potenciales en algún momento, una vez que todo el mundo esté convencido de que hay valor allí“.
“En cuanto a las valoraciones, nos gustan algunos países que tienen un elevado colchón en términos de tipos reales, como Brasil y México, que ocupan el segundo y tercer puesto en la cartera, junto con Indonesia –la principal posición con alrededor de un 10%-, Sudáfrica, Polonia, Singapur, Malasia, Colombia e India“, añadió. En el caso de Brasil se centran en posiciones más cortas porque consideran que está avanzado en el ciclo monetario y es probable que la curva se normalice y vuelva a subir.
El proceso de inversión
Se construye a partir de un universo de inversión de unos 90 países emergentes pero también frontera, y fundamentalmente en moneda local. La selección se realiza mediante un modelo desarrollado por el equipo de inversión responsable de DPAM en base a datos cuantitativos de organismos internacionales que permite clasificarlos según los criterios ASG de DPAM, explicó por su parte Julie Gossen, analista ESG de la gestora. El fondo cuenta con un volumen de activos bajo gestión superior a los 2.800 millones de dólares.
El modelo se basa en más de 60 criterios que abarcan 5 dimensiones: democracia, educación, medio ambiente, economía y población, organizados en los tres pilares A (ambientales), S (sociales) y G (gobernanza). Aunque el clima ha estado en primera línea en los debates públicos, desde DPAM consideran que los tres son igual de relevantes, porque por ejemplo los estudios han demostrado que hay un vínculo entre la fortaleza de las instituciones y el riesgo de default.
Sin embargo, el 50% de la puntuación se basa en la tendencia que se aprecia en el país, para la que se compara su trayectoria en los últimos años. Si un país no mejora en protección climática o en biodiversidad, el componente de la tendencia será negativo, y si apenas está en sus comienzos y cuenta con pocos datos pero avanza, será positivo.
Estos datos se revisan cada seis meses por una junta consultiva de renta fija sostenible con mayoría de expertos externos que son quienes tienen voto. Los valores democráticos están en el corazón de la estrategia, por lo que no se incluyen países no democráticos o considerados autoritarios en base a la clasificación de la ONG Freedom House y de The Economist Intelligence Unit.
“La cartera excluye por tanto a Rusia desde el inicio, no como consecuencia de la guerra, y a China. Tuvimos muchas preguntas acerca de la exclusión de Rusia al principio, pero cuando los mercados emergentes perdieron de la noche a la mañana entre un 5% y un 10% por el conflicto, nosotros no sufrimos impacto y nuestra selección se entendió mejor. Intentamos compensar estos países con algunos de sus vecinos. Por ejemplo Indonesia se beneficia del turismo chino y tiene estrechas relaciones comerciales con China y ese aspecto nos resulta atractivo“, explicó Verdière.
Desde la gestora, que acaba de lanzar también una nueva estrategia de bonos de mercados emergentes en divisas fuertes, destacan que el modelo sirve para una visión a largo plazo y adelantarse muchas veces a los cambios en los mercados, siempre con el objetivo de contener la volatilidad. La gran diversificación de activos, cada uno con un peso limitado, permite conseguirlo, concluyó Verdière.