“Comprar barato y vender caro” es y será por siempre el primer objetivo de cualquier inversor. Pero no todos tienen la disciplina –y los nervios de acero– que hacen falta para llevar a cabo esta estregia. Las emociones a menudo tienen tanto peso como el ‘research’ o el enfoque. “Los individuos dejan que las fluctuaciones a corto plazo del mercado influencien sus decisiones de compra y venta. Un efecto que queda reflejado en los flujos de capital de los fondos y los los datos de mercado”, explican los expertos de MFS.
Perseguir rentabilidades a corto plazo no sólo desvía del plan a largo, sino que también puede conducir a mayores tasas de riesgo y menor rentabilidad. “Permanecer en el mercado y resistir la ansiedad puede ser un enfoque mucho mejor para la consecución de los objetivos financieros a largo plazo”, cuenta la gestora en un análisis de mercado.
¿Comprar alto y vender bajo?
La regla de oro a la hora de invertir es “comprar barato y vender caro”. Sin embargo, históricamente los inversores incrementan sus posiciones en renta variable conforme el mercado sube y deshacen posiciones conforme el mercado cotiza a la baja. “Como puede adivinar, los movimientos de entrada y salida del mercado son contraproducentes para los inversores que persiguen objetivos en un periodo de tiempo largo”.
Resistir a la ansiedad
No importa lo que esté haciendo el mercado o lo que digan los titulares de prensa, no hay que dejar, bajo ningún concepto, que las emociones conduzcan sus decisiones. Es importante contar con un plan sólido de inversiones y un buen consejero en las finanzas, recomienda la firma estadounidense. “Siempre que tenga preguntas, preocupaciones o ideas, hable y trabaje con su asesor. Es quien mejor puede ayudarle a alcanzar sus metas a largo plazo”, explican.
Y como última recomendación: “Tenga en cuenta que todas las inversiones, incluidas las de los fondos de inversión, tienen una cierta cantidad de riesgo, que no excluyen la posibilidad de perder el capital invertido”.