Las oscilaciones del dólar frente a las monedas locales, especialmente su depreciación, están provocando dolores de cabeza en las economías latinoamericanas. En Chile, Argentina, Brasil o Uruguay, el dólar es el tema. El presidente del Banco Central de Uruguay (BCU), Mario Bergara, ha defendido la política de intervención en el mercado, saliendo al paso de las críticas de los sectores exportadores. Uruguay ha comprado 4.000 millones de dólares en el último año para evitar el desplome del billete verde.
“El dólar libre como algunos piden implicaría un desplome (de esa moneda), y no intervenir, un descalabro en el sector real de la economía”, explicó Bergara al diario uruguayo El País.
El sector exportador, especialmente el agropecuario, se ha movilizando este verano en Uruguay, pidiendo que el dólar regrese a niveles más altos para defender la competitividad.
Pero desde el BCU se lleva a cabo una política de intervención “flexible” como mecanismo para evitar distorsiones: “El mercado uruguayo está sujeto a cuestiones circunstanciales, que ocurren de manera cotidiana, que no están en los fundamentos de largo plazo de la evolución de la moneda. Por ejemplo, entradas y salidas de capitales o cambios de portafolios de los fondos de pensiones. Un cambio de estos fondos en cualquiera de las dos direcciones implica una presión excesiva al alza o a la baja dado el mercado reducido que tenemos. El BCU actúa para suavizar esos factores porque generan mucha volatilidad y presión al atraso cambiario. Interpretamos ese riesgo y actuamos fuerte para compensar de manera contracíclica”, dijo Bergara.
Comprarse la temporada turística
Los uruguayos, y en general los latinoamericanos, están acostumbrados a que el dólar siempre suba. Por ello, el contexto actual es nuevo para todos los actores de la economía: la volatilidad del dólar (hacia arriba y hacia abajo) es el nuevo factor a tener en cuenta.
Para un país, grande o pequeño, intervenir en el mercado tiene consecuencias sobre los precios. En Uruguay, Bergara explicó que no intervenir puede salir más caro: “Si uno compra 4.000 millones de dólares en un año, lo hace con pesos y volcar esa masa de pesos al mercado tiene impacto en los precios. Por lógica de política monetaria uno tiene que sacar esos pesos y la forma de hacerlo es colocando letras de regulación monetaria. Te suben reservas, pero también stock de deuda en letras. Después en el proceso se gana porque compras dólares baratos y vendes caro, por la propia lógica. En ese sentido el BCU tiene una ganancia patrimonial como consecuencia, pero no es un objetivo. En el último mes los ingresos por turismo fueron de alrededor de US$ 500 millones y compramos alrededor de esa cantidad. Es como si nos hubiésemos comprado la temporada turística entera”.