Christian Rom es cogestor del DNB Fund Renewable Energy Fund, un fondo que invierte en empresas cuyos servicios y tecnologías pueden ayudar a reducir las emisiones mundiales. En esta entrevista, comparte su percepción sobre aquellos sectores que podrían adquirir un papel destacado en el universo de inversión de las energías renovables.
¿Qué novedades están dando impulso al sector de las energías renovables?
Además de la reducción de las emisiones, los vectores a largo plazo que apreciamos son principalmente el aumento asociado de la demanda mundial de energía generada de forma sostenible, que se beneficia de unos precios competitivos, y la transición hacia una economía circular. El sector se ha recuperado con rapidez y fuerza en bolsa frente a sus mínimos del pasado mes de marzo. Las razones que lo explican también son, obviamente, de naturaleza política y reglamentaria; por ejemplo, la UE anunció un programa de estímulos verdes para impulsar la economía. Además, están intensificándose los esfuerzos en el marco del Acuerdo de París. El BPI anunció recientemente que lanzará un segundo fondo verde. Ambos fondos gestionarán 2.000 millones de dólares para promover objetivos relacionados con el clima.
Hay mucha expectación actualmente en torno a las acciones relacionadas con el hidrógeno. ¿Cuál es tu percepción sobre estas acciones y qué otros sectores piensas que son especialmente prometedores?
Efectivamente, las acciones de empresas relacionadas con el hidrógeno están experimentando una fuerte revalorización, lo que provocó un fuerte aumento de las salidas a bolsa en 2020 y aconseja invertir de forma selectiva. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que estamos apenas en los primeros compases de la transición hacia una energía verde y el hidrógeno está recibiendo un fuerte empuje por parte de las autoridades, ya que es clave para los sectores económicos donde, de otro modo, las emisiones son difíciles de reducir. Además, la electricidad verde más barata y el aumento de las economías de escala en el sector están teniendo un efecto reductor en los costes de desarrollo. Por otro lado, el sector seguirá dependiendo mucho de las subvenciones durante la primera mitad de esta década, lo que en general se traduce en un nivel de volatilidad nada desdeñable.
La demanda de paneles solares y turbinas eólicas terrestres sigue creciendo con los avances tecnológicos, tanto en los mercados actuales como nuevos. Eso se traduce en menos costes y más competitividad. Ese es el motor real de la electrificación de la economía mundial, pero también es la clave para alcanzar emisiones cero en el planeta. Actualmente, el 80% de la energía sigue obteniéndose de los combustibles fósiles, mientras que en 2050 alrededor del 80% de la energía procederá de electricidad generada a partir de fuentes renovables. Por lo tanto, un suministro de energía limpia desempeña un papel esencial y es un elemento básico de nuestro universo de inversión.
La energía eólica marina también va a registrar un crecimiento muy fuerte durante los próximos años; así, el sector crecerá tanto en este periodo que podrá ser competitivo en costes con la energía solar y la energía eólica terrestre sin subvenciones.
Se pueden encontrar más oportunidades en el área del almacenamiento de electricidad. Durante los próximos años, se necesitará un gran número de baterías tanto para electrificar el transporte como para dar cobertura a las redes eléctricas. A la vista de la fuerte competencia en volúmenes con escasos puntos diferenciadores y el hecho de que la tecnología de baterías sigue planteando riesgos, actualmente apreciamos pocas oportunidades de inversión atractivas. En cualquier caso, vamos a seguir atentos a esta área.
¿Qué criterios buscas a la hora de seleccionar valores para el DNB Renewable Energy?
Invertimos en empresas cuyos servicios y tecnologías pueden ayudar a reducir las emisiones mundiales. Para entrar en la cartera, las empresas deben demostrar que los esfuerzos de reducción de las emisiones son un motor clave de su negocio. Cuando evaluamos una empresa, tenemos en cuenta las emisiones en toda la cadena de valor.
Hacemos una preselección de empresas que están bien posicionadas de cara a los cambios rápidos y estructurales que prevemos, que destacan por la calidad de su equipo gestor y gobierno corporativo y donde idealmente podemos observar una dinámica positiva, además de potencial de revalorización. Llevamos desde 1989 gestionando esta estrategia y creemos que la mejor forma de generar alfa de forma sostenible es a través de un enfoque ascendente orientado a la infravaloración. Por lo tanto, en ocasiones nos tomamos la libertad de salirnos del guión para evitar valores que vuelan demasiado alto. A largo plazo, se obtienen recompensas.
¿Podrías darnos un ejemplo de las inversiones actuales de la cartera?
Por supuesto. Wartsila es un proveedor líder mundial de soluciones sostenibles para el sector marítimo y también ofrece soluciones de almacenamiento y compensación para el sector energético. Por ejemplo, Wartsila suministra motores de alta eficiencia para el sector marítimo. Estos se caracterizan por admitir diferentes combustibles (incluido el hidrógeno). Eso será crucial cuando se empiece a encargar la próxima generación de barcos. Los nuevos pedidos se encuentran todavía en mínimos de varios años. En nuestra opinión, la acción cotiza con un ratio EV-ventas muy bajo. Obviamente, no hacemos recomendaciones sobre títulos individuales, pero actualmente mantenemos esta acción en cartera porque nos parece que es atractiva y está infravalorada.
Christian Rom es cogestor del DNB Fund Renewable Energy Fund. Se incorporó a DNB Asset Management en 2010 y, anteriormente, fue analista de renta variable en Carnegie Securities. Christian se graduó en la Norwegian School of Management con un máster en negocios y economía.