Las materias primas han intensificado su protagonismo durante este segundo trimestre del año. Los precios de la mayoría de ellas dieron muestras de fortaleza a lo largo de 2021, siguiendo la tendencia del año pasado. Este comportamiento está haciendo que algunos analistas e inversores hablen de un superciclo de materias primas e incluso vean similitudes con el año 2000. Sin embargo, desde BNY Mellon IM y Fidelity recuerdan que estamos ante un concepto muy heterogéneo sujeto a distintos factores.
Catherine Doyle, estratega de inversión del BNY Mellon Global Real Return Fund, se muestra cauta y reconoce que prefiere evitar el término “superciclo” porque porque no refleja todos los matices y factores que influyen en el precio de las distintas materias primas, que además, puntualiza, “pueden estar en diferentes momentos del ciclo”.
En este sentido, Doyle explica que es cierto que se puede establecer ciertas similitudes entre un conjunto de materias primas, pero no generalizar. “Algunas, como el cobre, el litio y el cobalto, se usan en la fabricación de coches eléctricos y, considerando la importancia económica que está cobrando la sostenibilidad y el gasto público asignado a proyectos de infraestructuras más respetuosas con el medioambiente, es probable que la demanda siga siendo elevada a largo plazo. Esta situación, sumada a la demanda de consumo acumulada y a la mayor actividad empresarial que se registrará a medida que las economías levanten las restricciones aplicadas para contener la pandemia, podría impulsar fuertemente al alza las materias primas en general. Es probable que la recuperación sea más intensiva en materias primas que el periodo previo a la pandemia, más orientado a sectores como el tecnológico. Además, los estímulos fiscales implican que tanto los gobiernos como las empresas están canalizando inversiones para potenciar la actividad económica”.
Los expertos de Fidelity también se alejan de esta visión de superciclo y recuerdan que las perspectivas de crecimiento muestran divergencias en las diferentes regiones y sectores, por lo que las rentabilidades podrían registrar una mayor dispersión a partir de ahora, lo que daría lugar a ganadores y perdedores. “Un debate muy animado entre los inversores este año es si las materias primas están adentrándose en otro superciclo o en un periodo prolongado de demanda anormalmente fuerte. Sin embargo, con independencia de nuestra opinión sobre esta cuestión, pensamos que el buen comportamiento relativo que han mostrado recientemente todas las materias primas, desde el cobre hasta el maíz, va a sufrir cambios y probablemente veamos una mayor dispersión en las rentabilidades a partir de ahora”, señalan desde Fidelity.
La importancia que se le está dando a entender bien qué está impulsando los precios de las materias primas y si estas o no en un nuevo superciclo, es su repercusión en la inflación. Yves Bonzon, CIO de Julius Baer, considera que el segundo trimestre está poniendo a prueba los nervios de los inversores con un susto inflacionario provocado por un fuerte aumento en los precios de las materias primas. “Julius Baer Research no cree en un nuevo superciclo de las materias primas, aunque estos posibles puntos de inflexión estructurales se desarrollan a lo largo de varios años, y los inversores deberían tomarse un tiempo para evaluar la situación”, afirma el experto.
Según explica, Steve Rodosky y Lorenzo Pagani, portfolio managers en PIMCO, las materias primas, como el trigo, el oro y el petróleo, tienden a estar muy correlacionadas con la inflación; cuando suben de precio, los costes de los bienes y servicios suelen aumentar también. Por ello, recuerda que “las inversiones en materias primas pueden ofrecer uno de los mayores niveles de cobertura contra la inflación de cualquier clase de activos, aunque también pueden estar sujetas a la volatilidad”.
Entre los factores que han impulsado la subida de los precios de las materias primas, Ebury cita una recuperación económica mundial más rápida de lo previsto, influida por un suministro también más veloz de lo esperado de las diferentes vacunas contra la COVID-19; unas políticas monetarias y fiscales muy acomodaticias, y una escasez de oferta propiciada por los bajos precios desde la crisis de las materias primas de 2014/5, que frenaron la exploración y el desarrollo.
Según recogen sus informes, los precios de las materias primas han subido de forma generalizada desde el inicio de 2021, motivado, principalmente, por el fuerte incremento de los precios mundiales del petróleo. Por ejemplo, los futuros del Brent han aumentado aproximadamente un 30%, pasando de 52 dólares por barril a 68 dólares, que es más o menos el nivel en el que se encontraban antes del estallido de la pandemia a principios de 2020. El precio de los metales también ha experimentado un aumento generalizado desde principios de año, con importantes subidas en el aluminio (+18%), el cobre (+28%) y el hierro (+24%), los dos últimos hasta alcanzar máximos históricos.
Para Ebury, esta trayectoria ascendente arrastrará en la misma dirección a las divisas de los mercados emergentes que dependen de las materias primas. “Hay margen para que sigan subiendo en lo que queda de año y pensamos que podríamos ver más aumentos en los precios una vez que se levanten las restricciones en mayor medida en los países desarrollados”, asegura el equipo de análisis de Ebury en su informe especial sobre el impacto del mercado de materias primas en las divisas.
En último lugar, desde Tommy Träsk, analista de Scope Ratings, indica que, en este auge de las materias primas, estamos asistiendo a una nueva demanda de algunas de ellas como consecuencia de la transición energética a la que transita el mundo. “El cambio de la industria energética de los combustibles fósiles a la electricidad eólica y solar y a las baterías recargables está llamando la atención del sector de la minería y los minerales al crear demanda de otras materias primas”, afirma Träsk.
Por ejemplo, la inversión en energías renovables y baterías está animando la demanda de aluminio, cobalto, cobre, grafito, litio y níquel, lo que presenta nuevas fuentes de ingresos para algunos sectores, como por ejemplo la minería y nuevas tendencias en cuanto a demanda de materias primas.