2022 será el tercer año tras la pandemia y las economías desarrolladas entrarán en él en plena recuperación, aunque con algunos altibajos y riesgos de cola. Además nos acercamos a la segunda mitad del ciclo económico, por lo que la recuperación puede resultar más difícil a medida que se normalicen las políticas monetarias y fiscales. Según destacan desde Lombard Odier, «es probable que estemos ante una mayor volatilidad en consonancia con los riesgos de errores de política monetaria y fiscal».
Si la inflación se ha convertido en la preocupación clave del 2021, la subida de los tipos de interés por parte de la Fed y el BCE será el foco de atención para los inversores en el 2022. Junto a ello, la dinámica geopolítica influirá en la volatilidad de los mercados: las tensiones entre China y EE.UU., las elecciones estadounidenses y las relaciones nucleares con Irán. En Europa, las tensiones sobre la relación del Reino Unido con la UE continuarán y Francia celebrará elecciones presidenciales en abril.
Asimismo, habrá oportunidades interesantes de inversión y cabe destacar que la sostenibildad impulsará su rendimiento. Para Stéphane Monier, CIO de Lombard Odier Private Bank, “la gestión activa es clave para seleccionar las exposiciones al riesgo adecuadas en las carteras”. Y es que si bien la recuperación será incompleta y el ritmo de expansión económica se realentizará desde sus máximos excepcionales, «A menos que experimentemos una nueva oleada de infecciones por COVID-19 resistentes a las vacunas, o una gran agitación geopolítica, el riesgo de una pronunciada desaceleración económica mundial en 2022 parece limitado«, recalca Monier.
En este contexto, Monier destaca diez recomendaciones a la hora de realizar inversiones los próximos meses:
- Empezar a reconstruir las reservas de efectivo en las carteras. Los mercados actuales son constructivos para las carteras de inversión, pero este ciclo está evolucionando rápidamente. Un crecimiento elevado pero en desaceleración, junto con un endurecimiento fiscal y monetario gradual, significa que la volatilidad debería aumentar en 2022. Con unas valoraciones elevadas en la mayoría de las clases de activos, reconstruir gradualmente el colchón de efectivo de una cartera ayudará a los inversores a buscar oportunidades cuando finalmente se produzcan las ventas.
- Reducir aún más la exposición a los bonos de alta calidad. La deuda pública de los mercados desarrollados es un buen candidato para financiar un aumento del efectivo de la cartera. La inflación está siendo más alta de lo esperado y los bancos centrales están normalizando la política monetaria, mientras que los planes fiscales de los gobiernos todavía necesitan grandes emisiones de bonos para financiar los déficits. Los rendimientos siguen siendo bajos o negativos, y no compensan las posibles pérdidas por el aumento de los tipos. Los bonos investment grade en los mercados desarrollados tienen poco margen de mejora. Aunque los niveles de impago son bajos y la demanda de estos bonos se mantiene, las valoraciones parecen elevadas, con unos diferenciales por debajo de sus medias a largo plazo y con poco margen de caída. Esto ofrece pocos incentivos a los inversores.
- La solidez de los beneficios sigue haciendo atractiva la renta variable. Por primera vez, las empresas han registrado sorpresas de dos dígitos en los beneficios por acción durante seis trimestres consecutivos. Los beneficios son lo suficientemente sólidos frente a las valoraciones para recompensar a los inversores de renta variable con una prima ligeramente superior a su media de 20 años. Así, las valoraciones siguen siendo elevadas en todos los mercados, pero históricamente son un mal indicador de los resultados a corto plazo. A medida que avance el ciclo económico, el impulso de las revisiones de los beneficios se ralentizará, pero por ahora la recuperación sigue siendo incompleta y favorece a los activos de riesgo.
- Mantener un sesgo hacia el valor y los valores cíclicos. En esta fase del ciclo económico, las tendencias empresariales deberían apoyar a los valores del sector de la energía, las finanzas y los fabricantes de automóviles, así como a los cíclicos de los sectores industrial y de materiales. Estos estilos de renta variable, además de los valores de pequeña capitalización, siguen teniendo una valoración atractiva, y es probable que el crecimiento mundial todavía fuerte les permita obtener mejores resultados.
- Inclinar la sobreponderación en divisas duras emergentes hacia Asia. Los bonos en divisas fuertes de los mercados emergentes ofrecen la oportunidad de obtener un rendimiento de arrastre en la renta fija. En general, las valoraciones están menos ajustadas que las de otros segmentos de crédito, con unos diferenciales ligeramente superiores a las medias históricas y un buen apoyo de los fundamentales en la mayoría de las economías emergentes. Las presiones inmobiliarias chinas han sido recientemente un lastre para el segmento y, aunque todavía hay incertidumbre sobre el resultado, las valoraciones actuales ya descuentan en gran medida muchos de los escenarios potencialmente negativos.
- Un dólar más fuerte y un euro más débil. Es probable que en 2022 nos encontremos con un dólar estadounidense más fuerte y un euro más débil. El dólar debería fortalecerse a medida que la política monetaria estadounidense se vuelve menos acomodaticia. Asimismo, es posible una debilidad del euro frente a varias divisas, dado el debilitamiento de la balanza de pagos de la eurozona y porque es probable que el Banco Central Europeo normalice su política monetaria más lentamente que otros. “El euro-dólar estadounidense caerá hasta 1,12 en el primer semestre del próximo año, y que el euro-franco suizo cotizará entre 1,05 y 1,08”, asegura Monier.
- Aprovechar las oportunidades para reducir la exposición al oro. La elevada inflación puede impedir una fuerte caída de los precios del oro durante el primer trimestre de 2022, pero una vez que se absorban los efectos de base, la ralentización de la inflación permitirá que los tipos reales se normalicen. Esto pesaría sobre los activos de baja rentabilidad, incluido el oro. Si bien los precios del oro pueden mantenerse en los niveles actuales durante un par de meses, en el segundo trimestre de 2022 es posible que los precios coticen a la baja, en torno a los 1.600 dólares por onza. Para los inversores preocupados por la inflación, son recomendables los índices de materias primas generales y, más concretamente, los metales industriales, que son los que más probablemente se beneficiarán de la descarbonización y de los programas de infraestructuras.
- Favorecer la gestión táctica y activa sobre la pasiva. Un tema clave para el próximo año es la creciente divergencia en la política monetaria. Una de las implicaciones es que los gestores macro de los fondos de inversión libre deberían beneficiarse, dado su potencial para explotar el aumento de los tipos de interés, la mayor volatilidad de los mercados y, en general, una mayor diferenciación entre los rendimientos de los activos. La históricamente baja correlación de estos fondos con otras clases de activos más tradicionales puede constituir una ventaja de diversificación de la cartera en tiempos de tensión del mercado. Del mismo modo, las tendencias de sostenibilidad seguirán creando oportunidades para los gestores activos cualificado.
- La volatilidad aumentará, mejor utilizarla correctamente. A medida que los mercados se normalizan, las ventas serán más frecuentes y los rendimientos más moderados. Esto significa que los inversores necesitan un conjunto más amplio de estrategias de cartera. Con el enfoque adecuado, la volatilidad puede ayudar a los inversores a gestionar el riesgo de la cartera, así como a generar ingresos como alternativa a los cupones de los bonos tradicionales. Existe una oportunidad de ganar una prima con la venta de opciones de compra sobre el S&P 500, aprovechando la alta volatilidad del mercado estadounidense.
- Centrarse en la sostenibilidad como motor de la rentabilidad. Con los compromisos de la cumbre climática COP26 y la actual crisis energética, los flujos financieros siguen apoyando las inversiones sostenibles. Así, la sostenibilidad se ha convertido en un impulsor clave del rendimiento financiero a la hora de detectar oportunidades de inversión. Por el contrario, si no se abordan las cuestiones de sostenibilidad, se crearán fuentes de riesgo para la inversión. Las empresas muy expuestas al riesgo medioambiental e incapaces de adaptarse se enfrentan a una creciente inestabilidad. Debemos favorecer a las empresas cuyos modelos de negocio contribuyen a la transición hacia el cero neto, ya sea aportando soluciones o aplicando cambios serios en sus actividades que ayuden a frenar la amenaza medioambiental.