Que quien asesora nuestras inversiones nos diga claramente que tenemos que dejar el dinero ocioso, atesorar la mayor liquidez posible, puede sonar contradictorio. Sin embargo, si eso es lo que el contexto de mercado nos aconseja, ¿no debería agradecerse? En la presentación de las perspectivas para 2017 de Diaphanum, Miguel Ángel García, director de inversiones de la firma, admite la contradicción, pero añade: “Prefiero tener a un cliente en liquidez que en un activo que pueda hacerle perder dinero”.
Una estrategia de “preservación del patrimonio” que se sustenta, por un lado, en las excesivas valoraciones de la bolsa tanto estadounidense como europea y en la baja rentabilidad de los bonos que “por la presión compradora del BCE, presentan valoraciones desproporcionadas, con rentabilidades negativas en muchas referencias”. Como excepción, la firma considera que se podría encontrar un retorno razonable en bonos periféricos.
En renta variable, son los riesgos económicos y políticos los que marcan el paso con la incertidumbre sobre el Brexit en primer plano y las citas electorales del año próximo en Europa en segundo. Con una previsión de crecimiento del 1,5% para la zona euro, en Diaphanum se posicionan neutrales tanto en Europa como en EE.UU. “El S&P 500 está en máximos históricos, pero en realidad está apoyado en los beneficios empresariales que también están en máximos con un PER en media y una atractiva rentabilidad por dividendo”, explica García. De nuevo el estímulo económico que puedan suponer los planes entorno a infraestructuras e impuestos de Donald Trump sirve de base para apoyar con más fuerza la renta variable estadounidense.
La evolución de su economía y las próximas subidas de tipos de interés por parte de la Fed “van a depender de cómo se implemente ese gasto público”, opina. En este sentido sus preferencias son hacia los sectores de consumo, valores industriales y de materiales, infraponderando sectores regulados, especialmente en Europa. Respecto a los valores financieros, la firma admite que poco a poco va aumentado posiciones con cautela y siendo muy selectivos, todavía pendientes de que se resuelvan los problemas de la banca italiana y la alemana.
En cuanto a los bonos corporativos, se impone la cautela. “Con la renta fija privada somos negativos porque, en general, está también sobrevalorada y no es un activo tan líquido a la hora de deshacer posiciones”. Se pueden encontrar excepciones en los bonos de alto rendimiento y emergentes, pero hay que ser muy selectivo y diversificar.
Eso sí: en este escenario, Diaphanum observa oportunidad en activos alternativos, tanto fondos de gestión alternativa, como private equity o el mercado inmobiliario. “Básicamente los utilizamos para compensar el gran peso de la liquidez en las carteras, sustituyéndola en parte con fondos de baja volatilidad que históricamente han dado un retorno razonable”, explica Rafael Ciruelos, responsable de Estrategia e Inversiones.
De esta forma la cartera conservadora que recomiendan mantiene un 60% de liquidez, un 18% de renta fija corporativa, un 12% de deuda gubernamental y un 10% de renta variable. Para un perfil equilibrado, el peso de la renta variable superaría el 60% mientras que el 17% estaría en liquidez. La cartera modelo para este inversor equilibrado incluye para renta fija privada el fondo M&G Optimal Income, para high yield el Muzinich Short Duration HY Fund, para renta variable española el Magallanes Iberian Equity FI Clase P, por no estar expuesto al Ibex 35, y para renta variable global el First Eagle Amundi International “IE” (EUR) ACC.