Los resultados empresariales y los datos macroeconómicos de las últimas semanas han sorprendido positivamente, pero los mercados no han cotizado las buenas noticias, puesto que existe un temor latente a que se produzca un repunte de la inflación de forma permanente, lo que rompería el escenario descontado por los mercados. De hecho, las bolsas reaccionan al alza cuando los datos son peores de lo esperado o se produce alguna sorpresa negativa.
Diaphanum espera que los temores a la inflación provoquen una corrección de los mercados de renta variable, por lo que recomienda aprovechar esas caídas esperadas para aumentar posiciones.
La entidad apunta que, si se produce un aumento continuado de la inflación, los bancos centrales se verán obligados a recortar los estímulos antes de los previsto; de hecho, las autoridades monetarias de Reino Unido, Canadá y Australia ya han reducido sus programas de compra de bonos. En el lado contrario, están el BCE y la Fed, que mantienen que la subida de la inflación será transitoria y que mantendrán los estímulos por un largo período de tiempo. Con este telón de fondo, la expectativa de subida de inflación se refleja en los bonos a largo plazo, que en el caso de EE.UU. podría empezar a hacer la competencia a los activos de riesgo.
La buena campaña de resultados empresariales también ha ayudado a las bolsas a prolongar el rally. Las perspectivas de mejoría económica han traído como consecuencia que las previsiones de subida de los beneficios sean muy altas, cobrando especial fuerza en EE.UU., Japón y Europa.
No obstante, Diaphanum recuerda que las valoraciones son muy exigentes desde el punto de vista histórico, y descuentan ya el mejor de los escenarios. Miguel Ángel García, director de Inversiones de Diaphanum, explica que “la relación entre cotizaciones y beneficios, PER, está muy por encima de su media histórica, algo que se repite en el EV/EBITDA. Mientras que la rentabilidad por dividendos, aunque puede mejorar en la medida que las empresas consideren que no hay que preservar tanto la liquidez como durante la pandemia, es en la actualidad muy baja”.
Comportamiento excepcional de los mercados
A pesar de todos los problemas que ha planteado y sigue planteando la pandemia del COVID-19, los mercados de activos de riesgo han experimentado un comportamiento excepcional desde marzo de 2020. Así, el MSCI World se ha anotado un 39,8%, seguido del S&P 500 con un 38,2%, del Stoxx 600, con un alza del 27,3%. Por su parte, en el último año, el Ibex 35 ha recuperado un 28,4%. Los estímulos económicos, las campañas masivas de vacunación y la progresiva reapertura y normalización de las economías han empujado al alza a la renta variable mundial.
A nivel macroeconómico, las perspectivas también son halagüeñas, con una expectativa de fuerte recuperación de las economías en 2021 y 2022, después de la caída de 2020, sobre todo en Asia y EE.UU. El FMI cifra sus previsiones de crecimiento para la economía mundial, en el 6% para este año y en el 4,3% en 2022, lo que supone el mayor ritmo de expansión tras una recesión en los últimos 80 años. Un crecimiento apoyado en el aumento del consumo, la recuperación del empleo y el gasto del ahorro acumulado durante la pandemia. Muestra de ello es la destacada recuperación del indicador adelantado de la confianza del consumidor, que se ha recuperado de forma importante. También la confianza de los empresarios, registrando en muchos casos máximos históricos. Así lo muestran los PMIs que, con una lectura consolidada por encima de 50, ponen de manifiesto que los empresarios están dispuestos a invertir y contratar.
Los fortísimos planes de estímulos de los gobiernos y de los bancos centrales están detrás del buen comportamiento de los mercados. Jamás han existido unos planes de gasto público tan altos y sincronizados a nivel mundial como los que existen en la actualidad. Desde el inicio de la pandemia, el Banco Central Europeo (BCE), con un plan de estímulos de 1,85 billones de euros no ha parado de aumentar su balance, alcanzando los 7,6 billones. El equivalente al 80% del producto interior bruto (PIB) de la eurozona.
Además, los bancos centrales mantienen los tipos de intervención en mínimos históricos y sus programas de compras de bonos permiten inyectar liquidez en el sistema y mantener las rentabilidades de los bonos bajas, lo cual se refleja en el tamaño de sus balances. Diaphanum considera que el principal riesgo que plantea esta recuperación es el aumento de la inflación, provocado por el rally de las materias primas. Con el precio del petróleo escalando a máximos de 2018, habrá que estar muy atentos a la evolución de la inflación subyacente, que excluye alimentos y energía.