Emmanuel Macron ha logrado superar a Marine Le Pen en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de Francia, que tenían al país y a Europa en vilo. En cambio, el mercado se ha mostrado tranquilo y complaciente, y con el foco puesto en los retos a los que se enfrenta su economía y a los activos que pueden ganar en este entorno de continuidad política.
«La reelección de Emmanuel Macron para un segundo mandato presidencial de 5 años implica la continuidad de las políticas en Francia, con avances en la agenda económica y verde, posiblemente una mayor integración en la UE, y un intento renovado de abordar las reformas económicas y del sistema de pensiones. Durante el próximo mes, Emmanuel Macron formará un nuevo gobierno y nombrará un nuevo primer ministro. Anteriormente ha sugerido que podría nombrar a una mujer, y es probable que sea alguien con peso político para aplicar las reformas pendientes», resume Pietro Baffico, economista de abrdn.
En opinión de Frédéric Leroux, miembro del comité de inversión estratégico de Carmignac, a corto plazo, el principal beneficiario lógico de estas elecciones podría ser el euro, que el viernes pasado todavía coqueteaba con los mínimos de dos años frente al dólar. “Dado que el mercado de renta variable europeo ha tenido un rendimiento bastante superior al estadounidense en los últimos días, no hay necesariamente una razón para esperar un rendimiento superior masivo de la renta variable francesa o europea frente a la estadounidense”, afirma Leroux.
Para el mercado, la victoria de Macron significa, en opinión de Florian Späte, estratega de bonos senior en Generali Investments Partners, y Martin Wolburg, economista senior en Generali Investments Partners, eliminar un riesgo de cola: Le Pen y sus políticas. Estos expertos esperan que la acción de los precios sea moderada y que los bonos tengan un respiro.
“En una reacción instintiva, los bonos corporativos franceses probablemente recuperarán algo de terreno y la prima de riesgo de los bonos del Estado francés también caerá moderadamente al imponerse Macron. Una reacción notable de la renta variable es más improbable, ya que no ha habido un rendimiento inferior de la renta variable francesa recientemente”, apuntan a la hora de valorar qué podemos esperar a corto plazo.
Por su parte, en su último análisis, Barclays considera que la victoria de Macron se traducirá en continuidad, sobre todo en las reformas económicas y sociales orientadas a los negocios, a la transición energética y la reducción de las desigualdades. Según matiza la entidad financiera, esto tendrá un impacto positivo en la creación de empleo y en el crecimiento, pero no en la necesidad de reducir su déficit público.
En el frente interno, desde BlackRock considera que es probable que Macron amplíe su impulso a las reformas estructurales en un esfuerzo por aumentar el crecimiento y generar ahorros fiscales. «Las elecciones parlamentarias de mediados de junio determinarán la capacidad de Macron para cumplir su programa interno. Si su partido no consigue una mayoría clara, sus planes podrían verse limitados al margen, ya que tendrá que llegar a acuerdos con otros partidos. Podría decirse que el mandato de Macron ya es más débil que en 2017, cuando venció a Le Pen por un 66% frente al 34%. Esta vez, se preveía que el margen fuera más estrecho, del 58% frente al 42%, en medio de una baja participación de los votantes», explica la gestora en su análisis de hoy.
A lo cual Thomas Gillet, responsable asociado de calificaciones soberanas y del sector público de Scope Ratings, matiza: «El próximo Gobierno de Francia debe abordar los retos económicos y sociales estructurales, como el aumento de la deuda pública, la disminución de la productividad y la competitividad y las rigideces residuales del mercado de trabajo, además de abordar el creciente coste del cuidado de la población envejecida del país y la transición energética. Todo ello, en el contexto de una mayor inflación y las repercusiones de la guerra en Ucrania.
Los retos de Francia
En este sentido, y en opinión de Stéphane Déo, Head of Markets Strategy de la gestora francesa Ostrum AM (firma afiliada a Natixis IM), el mercado es muy complaciente ante los riesgos que afronta Francia, sobre todo de cara a su deuda pública, un mal que comparte con otros países europeos como España, Bélgica e Italia. El denominador común de estos países, que denomina los “malos alumnos impenitentes”, es una deuda elevada, más del 100% del PIB, pero también un déficit excesivo que no estabiliza la ratio y por tanto la necesidad de un ajuste fiscal de al menos un punto porcentual del PIB.
El experto de Ostrum AM destaca que actualmente los mercados no parecen tomar el riesgo muy en serio. “Es cierto que los diferenciales franceses han divergido, pero en un movimiento general para aumentar la prima de riesgo. No hay prima de riesgo para las elecciones francesas (…), pese a que la trayectoria de la deuda está volviendo preocupante”, explica Stéphane Déo.
El coste de la deuda para Francia no ha aumentado, sino que ha disminuido en los últimos años. “Francia tiene una calificación AA para S&P, mientras que España es A e Italia BBB. Esta diferencia no es obvia de justificar si nos limitamos a mirar las cifras presupuestarias. Esta nota, sin embargo, ayuda a mantener un endeudamiento favorable. Si el mercado se asustara después de las elecciones presidenciales y las tasas subieran, todo esto se volvería mucho más complicado”, añade al recordar que Macron aún tiene por delante las elecciones parlamentarias de junio.
Déo considera que el peligro no es sólo el de una prima de riesgo que está aumentando bruscamente, sino también el de una situación presupuestaria muy complicada. “Si los mercados pierden la confianza, las tasas suben y la sostenibilidad a largo plazo de la deuda es más que precaria. En resumen, la situación fiscal de Francia puede convertirse rápidamente en una situación muy complicada si el gobierno no implementa la consolidación fiscal después de las elecciones”, advierte.
Además, Leroux advierte de que el aspecto negativo para los mercados de estas elecciones podría venir de una decisión rápida a favor de un embargo de petróleo ruso que exacerbaría las presiones inflacionistas y la desaceleración económica (escenario de estanflación) en Europa.
En busca de la estabilidad política
«En términos generales, Macron representa el statu quo frente al escenario más incierto de una presidencia de Le Pen. Podríamos ver que los rendimientos de la deuda pública francesa bajan frente a los bunds alemanes y las acciones francesas suben. Los bonos europeos periféricos, como los de Italia y España, así como el euro, podrían registrar modestas ganancias ante la perspectiva de una mayor integración europea», afirman desde BlackRock.
Según añade Leroux, en Francia “los verdaderos problemas no son inmediatos”. Tal y como ya indicaba Déo, la duda es si la victoria de Macron es lo suficientemente clara como para anticipar que las elecciones parlamentarias de junio darán al Presidente una mayoría que le permitirá aplicar sus políticas pro-empresariales y pro-europeas deseadas por los mercados. “A largo plazo, independientemente de la geografía del poder, la principal limitación de las políticas económicas será la inflación sostenida. No está nada claro que los programas económicos sobre los que se elige al presidente y a los diputados se hayan construido sobre esta realidad, que es cada vez más evidente. Y Francia no es una excepción en este sentido”, afirma Leroux.
Por último, Chris Iggo, CIO Core Investments de AXA Investment Manager, ve lógico que las elecciones presidenciales francesas hayan despertado cierto interés en los mercados porque reflejan la realidad europea y lo que él llama “la ira de los ciudadanos”. En este sentido, Iggo explica: “Hay una crisis global del coste de la vida y los responsables políticos sentirán el peso de la ira pública. Los shocks energéticos siempre recaen más en los grupos de menores ingresos dentro de los países y en los países de menores ingresos. Esto alimenta el apoyo a los populistas. Al mismo tiempo, este shock energético se produce cuando se supone que estamos haciendo la transición a la energía neta cero y más renovable (más barata). El gobierno del Reino Unido ha entrado en pánico y ha vuelto a publicar una estrategia energética esta semana, justo cuando se levanta el tope de los precios de la energía al por menor y la inflación de los precios al por menor está por alcanzar el 9%. Lo que los votantes y los inversores necesitan ver es una aceleración de la inversión en energía verde. El sector del petróleo y el gas han disfrutado de enormes beneficios inesperados como resultado de la subida de los precios y encontrar opciones políticas que puedan dar un uso a estos beneficios sería una señal fuerte”.