La combinación de mercados emergentes y duraciones cortas se ha convertido en una de las apuestas más consistentes para AXA IM en el actual entorno. En una entrevista exclusiva con Funds Society, Michael Ganske, responsable de renta fija emergente de la gestora, explica que la vuelta de los mercados emergentes a la primera línea de ataque de los inversores se debe al crecimiento económico al alza de muchos de estos países, a la estabilización del precio del petróleo y a la persistencia de unos tipos de interés bajos, que obliga a los inversores a buscar alternativas atractivas dentro de la renta fija.
“Hemos estado constructivos en esta clase de activo por algún tiempo y hemos incrementado nuestra exposicion a Latinoamérica, donde identificamos algunas historias de cambio de rumbo. Sin embargo, reducimos nuesta exposición a Asia porque las valoraciones se han vuelto elevadas”, explica.
Pero más allá de esta distinción geográfica para Ganske la llave es, sin duda, la selección país a país según la cual el mayor peso en cartera es para Rusia y Brasil. “A final del año pasado, identificamos compañías en Brasil que se beneficiaron de los bajos tipos de interés y que han recibido un pequeño impacto de la crisis política y económica del país. Ahora Brasil tiene un soporte macroeconómico más amplio”.
En este sentido, el giro que ha protagonizado la economía brasileña se refleja en una disminución significativa de la prima de riesgo, atractiva para los inversores. “La mejora fundamental se refleja también en los diferenciales de divisas fuertes donde los créditos de Brasil devuelven un promedio del 26% interanual, más del doble que el mercado general”, comenta.
En cuanto a Rusia, Ganske pone el acento en el desapalancamiento significativo de los últimos dos años debido a que las sanciones de Occidente le dificultaron el acceso al mercado de capitales. En su opinion, “la decisión del banco central ruso de permitir que el rublo se depreciara ayudó a minimizar los efectos negativos de la caída de los precios del petróleo” pero es que, además, “la economía rusa también se está dando la vuelta y esperamos un crecimiento del 1,5% el próximo año tras una fuerte recesión”, afirma.
Con su filosofia de comprar y mantener, el AXA WF Emerging Markets Short Duration Bonds evita emisores que tienen un riesgo de impago significativo, como Venezuela. Sin embargo, en opinión de Ganske, “Venezuela podría ser un ejemplo para una historia de cambio en caso de que hubiera un giro de 180 grados en la forma de gobernar el país, lo cual es improbable. Incluso este tipo de países de alto riesgo son parte de una estrategia de inversiVón para algunos inversores en función de su mandato”, asegura.
Duraciones cortas
En su estrategia, además de la selección de mercados emergentes para invertir en sus mercados de renta fija, destacan las duraciones cortas. La principal ventaja es que reduce la volatilidad del fondo en comparación con una estrategia de duración sin restricciones, mientras que sigue capturando el potencial alcista de las mejoras del mercado que se refleja en la compresión del spread de crédito. “El principal componente de rentabilidad de este fondo es el de los ingresos, que es relativamente estable en el tiempo”, explica.
De hecho, el actual entorno de bajos tipos de interés y, en particular, de rentabilidades negativas en determinadas partes de la renta fija, impulsa a clases de activos amplias tales como la renta fija de mercados emergentes. Con todo, el experto puntualiza que “las entradas que hemos experimentado en la clase de activo en lo que llevamos de año también están respaldadas por mejoras fundamentales en muchas economías emergentes”.
En cuanto a bonos corporativos, el equipo de análisis de AXA IM trabaja desde una perspectiva bottom-up para los respectivos países y superpone el marco de evaluación con un análisis de valor relativo cuantitativo. “En nuestra estrategia de fondos estamos tratando de evitar exponernos al deterioro de los perfiles de crédito o de ser insuficientemente compensados por el riesgo de crédito al que estamos expuestos al mantener el bono en la cartera”.
En cuanto a la elección entre acciones o bonos, el experto afirma que no se trata de cuál es más adecuado a la hora de posicionarse en mercados emergentes. Cree que ambos son legítimos en una estrategia de asignación de activos de base amplia. “Los bonos tienen la ventaja de ofrecer un flujo de ingresos conocido a través de los pagos de cupones y vencimientos, suponiendo que no haya impago. Las acciones son más volátiles y, además, hay un componente de riesgo de divisas si se trata de un inversor de moneda extranjera sin cobertura. En particular, el fondo EM Short Duration Bonds tiene un perfil de riesgo-rendimiento atractivo, ya que el riesgo de duración se reduce significativamente a través del vencimiento limitado”.
Ganske, que prefiere invertir en empresas que generan ingresos en dólares para evitar un desajuste de divisa en caso de una fuerte depreciación de la moneda local, admite que puede haber casos como el de los ferrocarriles rusos, donde “la propiedad soberana mitiga ese riesgo”.
Incluso con la menor volatilidad de este fondo en comparación con las estrategias de duraciones sin restricciones, el experto recomienda un horizonte de inversión de al menos tres años.