Desde que la flexibilización cuantitativa comenzó en Europa, los precios de los bonos han subido. Una cuarta parte de la deuda pública tiene rendimientos negativos. Esta presión sobre la rentabilidad ha llevado a los inversores a prestar más atención a la deuda de mayor riesgo en la búsqueda de resultados positivos, dando lugar a una fuerte demanda de bonos high-yield en el continente.También han fijado su interés en otras inversiones en el extranjero. La renta fija asiática ofrece a los inversores buena rentabilidad, respaldada por fundamentos sólidos y un crecimiento en la región sostenible. Pero esta clase de activos, creen los expertos de Aberdeen está muy mal entendida. En su último análisis, la firma intenta disipar algunos mitos comunes de renta fija asiática.
Mito: La debilidad de las divisas asiáticas es causa de preocupación
La realidad, destacan desde la firma, es que aaunque la mayoría de las monedas asiáticas han caído frente al dólar estadounidense desde el inicio de 2015, esta debilidad de corto plazo enmascara las fortalezas estructurales de las economías asiáticas, que además sustentan potencial a largo plazo de la región.
A diferencia de Europa, las autoridades asiáticas tienen flexibilidad para recortar las tipos de interés tasas de interés o adoptar medidas que impulsen el crecimiento. Esto es así porque la mayoría de los países acumulan superávit por cuenta corriente y tienen reservas de divisas, así como bajos niveles de deuda. Los bancos centrales han crecido en credibilidad e independencia.
Algunos países han resistido la tendencia de apreciación del dólar. En India, por ejemplo, las fuertes entradas de capital extranjero han hecho subir la rupia, ya que los inversores apuestan por que las reformas tendrán efecto allí. El baht tailandés también ha resistido gracias a su gran superávit comercial. En Filipinas, las estables remesas de los trabajadores extranjeros y los ingresos que llegan del outsourcing han apuntalado el peso.
A nivel más amplio, Asia sigue siendo la región de mayor crecimiento del mundo, y la mayoría de los países de la región están todavía en una etapa mucho más temprana de crecimiento en comparación con Japón, los Estados Unidos o la Unión Europea. “Nuestra opinión es que los robustos fundamentales seguirán apoyando la apreciación a largo plazo de las monedas asiáticas frente al euro, el yen, así como frente a otras monedas del G-10”, escribe Aberdeen en su análisis.
Mito: La única economía que importa en Asia es la china
La realidad es que China se está desacelerando, en detrimento de la economía global. Dentro de Asia, los exportadores de materias primas son los más expuestos. Pero Asia es más que China. La enorme economía india, aunque relativamente aislada, está creciendo más rápido que la de China. India tiene una población de más de 1.200 millones de personas, que la convertirán en la tercera mayor economía en 2030. Indonesia es también grande. De hecho es el cuarto país más poblado del mundo, rico en recursos naturales y con un gran número de consumidores. El país podría ser una de las cinco economías más grandes del mundo en 2030, estima Aberdeen.
Otro aspecto positivopara Asia es que el bloque de los 10 principales países que forman la Asociación de Países del Sudeste Asiático (ASEAN) atesoraban un PIB combinado de 2,4 billones de dólares en 2013. Con más de 600 millones de personas, la ASEAN cuenta con una mano de obra cuyo tamaño solo es superado por China e India. El comercio y la inversión también están creciendo dentro del bloque, y dada la creciente clase media se prevé que la demanda de bienes y servicios de cara al futuro.
Mito: el riesgo político en Asia es grande
La realidad es que los países asiáticosse encuentran en diferentes etapas de desarrollo económico y político. La capacidad política, la flexibilidad y la independencia también varían de país a país. Las calificaciones soberanas reflejan esta diversidad y su riesgo.
Por ejemplo, recuerda Aberdeen, Singapur ha mantenido una calificación soberana de triple AAA durante años, con el mismo partido en el poder desde su independencia en 1965. Sin embargo, se trata de una economía abierta, respaldada por políticas económicas sólidas y con altos estándares de gobierno corporativo.
En otros países, los amplios compromisos con el desarrollo de una ortodoxia política económica ha dado lugar a mejoras en las calificaciones soberanas, particularmente en Indonesia, Corea del Sur y Filipinas. Además, los líderes asiáticos reconocen que económicamente merece la pena fomentar las buenas relaciones y los lazos comerciales, a pesar de las ocasionales disputas territoriales.