Parece que la búsqueda de rendimiento es imparable. La voracidad de los inversores internacionales por los ingresos ha sido un tema casi omnipresente desde el cese de la crisis financiera. Y aunque estos activos han pasado por ciertos descalabros en los últimos años siempre se han recuperado para volver con más fuerza que antes.
“¿Es este comportamiento una señal de complacencia o supone una tendencia a largo plazo que simplemente va demasiado embalada y no puede detenerse?”, se preguntan desde Columbia Threadneedle.
“Ahora que celebramos el octavo año de un repunte del crédito posterior a la crisis financiera mundial, los mercados tienen ante sí un ciclo económico que se acerca a su fin e indicios de cambio en la política monetaria. Solo cabe preguntarnos si estas señales de alerta bastarán para acabar haciendo mella en los títulos de alto rendimiento que forman parte del mercado de renta fija y que en los últimos años se han mantenido herméticos al bajo crecimiento, el aumento del apalancamiento y los mayores riesgos políticos”, dicen en la gestora.
Para la entidad, el entorno actual ha promovido una serie de mitos relacionados con la búsqueda de rendimientos y ha llegado el momento de terminar con algunos de ellos:
1.- La búsqueda actual del rendimiento no tiene precedentes
La caza actual del rendimiento no comienza a parecerse a lo vivido en las etapas previas a la crisis de 2008, explica, aunque los excesos de ese periodo eran más acentuados en el sector financiero y entre los ahorradores, brillaban por su relativa ausencia.
2.- Las valoraciones han llegado a unos extremos propios de una burbuja
Las valoraciones a largo plazo (desde el punto de vista de los diferenciales de rendimiento) no son baratas ni mucho menos, pero tampoco son indicativas de una burbuja. El gestor de Columbia Threadneedle subraya que algunos segmentos del riesgo que forman parte de los títulos con garantía hipotecaria y los mercados emergentes no están lejos de sus valoraciones medias, y los diferenciales crediticios siguen siendo sustancialmente superiores a los niveles de 2007.
3.- Los segmentos más arriesgados del mercado de renta fija abundan entre los inversores en fondos de inversión desinformados, que se apresuran a cerrar posiciones en cuanto aparecen los primeros problemas.
Sí, los mercados capearán las correcciones, pero para Cielinski eso no significa que la gran base formada por activos de deuda de todo tipo vaya a dejar de formar el grueso de las carteras de renta fija.
4.- Los bancos centrales, a través de la expansión cuantitativa y la compra de bonos a gran escala, animaron a los inversores a emprender una carrera imprudente e insostenible por los rendimientos.
La laxitud de las políticas monetarias ha contribuido a mitigar el riesgo de refinanciación, el riesgo de impago, mejorar la calidad crediticia y producir una contracción de los diferenciales. También han ayudado las compras directas de bonos. Pero es esta la consecuencia de una política monetaria laxa, y no hay ningún indicio que apunte a que este ciclo haya incitado un comportamiento más imprudente que en anteriores etapas marcadas por el dinero fácil. El mecanismo de sustitución de carteras de la expansión cuantitativa, a través del que los inversores compran riesgo crediticio a expensas del riesgo soberano, parece tener poco efecto sobre los diferenciales, dice el gestor.