Tras una semana con la vista puesta en Europa, el foco salta a EE.UU., ya que el mercado está esperando conocer estos días la publicación del IPC, y a Japón, donde las especulaciones sobre la posibilidad de que su banco central suba los tipos de interés continúan y ha impulsado al yen. En este contexto y ante esta espera, los datos de empleo en Estados Unidos alientan las compras en el mercado de renta fija, la renta variable norteamericana está en máximos y los índices japoneses sufren fuertes caídas.
“La renta variable global ha alcanzado nuevos máximos históricos: el S&P 500 superó los 5.000 puntos en febrero, y el Nikkei japonés volvió a niveles vistos por última vez antes de la gran crisis de los noventa. Por su parte, el DAX avanza con paso firme hacia los 18.000 y el EuroStoxx intenta alcanzar nuevos máximos. Evidentemente, no todos los mercados de renta variable han subido (algunos han registrado pérdidas), pero parece que, en general, los inversores están dispuestos a asumir riesgos. De hecho, el bitcoin subió como la espuma en febrero. También los índices de precios de diamantes y de piedras preciosas continuaron su tendencia alcista, al igual que el índice de precios de la joyería y la relojería en EE.UU.. En un entorno así, los mercados de renta fija suelen ser los más perjudicados, pero no fue así”, indica Hans-Jörg Naumer, Global Head of Capital Markets & Thematic Research de Allianz Global Investors.
Cuestión de palabras y hechos
De nuevo, los bancos centrales son el susurro que los mercados siguen escuchando, por eso descifrar el mensaje detrás de cada una de sus palabras se ha convertido casi en una obsesión. “Ya hemos cumplido dos meses de 2024 y no parece que los bancos centrales estén listos para hacer cambios en los tipos de interés, o al menos no tan pronto como pensaban los mercados en diciembre. A finales del año pasado, los inversores pronosticaban que el primer recorte de tipos de interés se produciría en las próximas semanas, con la Reserva Federal a la cabeza. A finales de febrero, los mercados habían descartado tres de los recortes previstos, y ahora esperan que la Reserva Federal empiece a reducir los tipos de interés oficiales como muy pronto en junio”, destaca Marco Giordano, director de Inversiones de Renta Fija en Wellington Management.
En su opinión, aunque la inflación haya tocado techo y siga una trayectoria descendente, los bancos centrales quieren asegurarse de que se vuelva al 2%. “De momento, los indicadores económicos se mantienen fuertes, lo que pone de manifiesto que aún no se ha generado una pérdida de capacidad significativa en la economía mundial. En una entrevista con el Financial Times a principios de febrero, Isabel Schnabel, del BCE, fue explícita sobre los riesgos de recortar los tipos demasiado pronto: debemos ser pacientes y cautos porque sabemos por experiencia que la inflación podría volver a dispararse. Al igual que en Estados Unidos, los mercados prevén que se retrase el inicio de los recortes de tipos en la zona euro”, afirma Giordano.
Sobre la última reunión del BCE, celebrada la semana pasada, Whitney Watson, Co-Head and Co-CIO of Fixed Income and Liquidity Solutions de Goldman Sachs Asset Management, resume: “Tal y como se preveía, el BCE mantuvo su política sin cambios y reiteró su enfoque dependiente de los datos de la reunión de enero, según el cual el banco central necesita más pruebas de que la inflación está volviendo de forma sostenible hacia el objetivo antes de empezar a recortar los tipos. A pesar de la revisión a la baja del crecimiento y la inflación, el BCE señaló que las presiones internas sobre los precios siguen siendo elevadas, en parte debido al fuerte crecimiento de los salarios. En consecuencia, prevemos que el BCE inicie los recortes de tipos a partir de junio, con un total de cuatro recortes de 25 puntos básicos este año. Aunque los riesgos se han equilibrado, podrían producirse recortes mayores o más rápidos si la desinflación ganara ritmo o la economía cayera en recesión”.
Del mismo modo, los expertos indican que las actas de la reunión del FOMC de enero revelaron cierta preocupación ante la posibilidad de recortar los tipos con demasiada agresividad, debido al riesgo de un aumento de la inflación. Tras su primera reunión del año, las palabras de Jerome Powell, presidente de la Fed, volvían a la palestra tras hablar en el Congreso de EE.UU. la semana pasada. Según destaca Raphael Olszyna-Marzys, economista internacional en J. Safra Sarasin Sustainable AM, Powell sigue mostrándose bastante positivo sobre las perspectivas de la economía estadounidense. “Sigue pensando que los nuevos datos irán en la dirección de generar suficiente confianza para empezar a relajar la política monetaria este mismo año. Asimismo, reiteró sus comentarios anteriores de que no hay indicios de que la economía vaya a entrar en recesión a corto plazo, algo con lo que estamos de acuerdo. Un comentario interesante fue que quizá la pandemia puso fin al mundo de baja inflación y bajos tipos de interés de las décadas anteriores, aunque es demasiado pronto para afirmarlo con seguridad. Para nosotros, sus comentarios no cambian nuestra opinión de que la Fed empezará a recortar los tipos en junio, pero que este ciclo de recortes de tipos será mucho más gradual que los anteriores”, destaca Olszyna-Marzys.
¿Quién da el primer paso?
Sin duda una de las preguntas que flota en el aire es quién moverá ficha antes, si el BCE o la Fed. Según Martin Wolburg y Paolo Zanghieri, economistas senior de Generali AM (parte del ecosistema de Generali Investments), la Fed y el BCE se adelantan sin duda a un ciclo de relajación. Sin embargo, la diferente naturaleza del pasado repunte de la inflación también deja margen para respuestas políticas más heterogéneas. En su opinión, mientras que la inflación de la zona euro estuvo impulsada en gran medida por factores de oferta mundial, el elemento cíclico fue mucho más importante para la sorprendentemente fuerte economía estadounidense.
Wolburg y Zanghieri, señalan en su análisis que es improbable que las próximas elecciones presidenciales en EE.UU. influyan en las decisiones políticas de la Fed. También apuntan que el análisis de la actuación política en el pasado muestra que el BCE es relativamente independiente de la Fed y que ambos bancos centrales se limitan a reaccionar ante su respectivo entorno, que en ocasiones fue similar en el pasado
“El riesgo es que en este ciclo el BCE recorte antes que la Fed, lo que no tendría precedentes históricos. Pero esto sólo matizará nuestra previsión de leve descenso de los tipos a largo plazo y fortaleza del dólar a corto plazo. En caso de que el BCE actúe primero, el estrechamiento del diferencial de rendimiento transatlántico que prevemos simplemente se pospondrá, ya que la dirección a medio plazo para el tipo de interés oficial parece clara. Del mismo modo, el fortalecimiento temporal del dólar sólo retrasará su descenso frente al euro, lo que es coherente con los fundamentales económicos a medio plazo”, explican.
La cuestión nipona
En el caso de Japón, las probabilidades de una subida de tipos en marzo han aumentado respecto a hace una semana debido a las negociaciones con el mayor grupo sindical (Rengo), la inflación de enero y a que el Gobierno señala el fin de la deflación. Mientras tanto, la preocupación por la debilidad de los fundamentos económicos no parece reflejar con exactitud la mejora de la confianza empresarial y el aumento de los beneficios corporativos, que podrían allanar el camino para una subida de los salarios. “Vemos el fin de la política de tipos de interés negativos como una consecuencia natural dado el actual telón de fondo y a la vista de las actuaciones del Banco de Japón desde finales de 2022. No nos sorprendería que el Banco de Japón aprovechara la oportunidad para subir los tipos”, afirma Magdalene Teo, analista de renta fija para Asia de Julius Baer.
Según recuerda Teo, el gobernador del BoJ, Ueda, declaró ante el Parlamento que la certeza de alcanzar el objetivo de inflación del Banco de Japón está aumentando gradualmente. “La probabilidad de una subida de tipos en marzo ha aumentado del 23% la semana pasada al 78% esta semana. Los operadores esperan ahora cuatro subidas de tipos, lo que elevaría el tipo de interés oficial al 0,278% a finales de año. El obstáculo para el pivote son los débiles fundamentos económicos, ya que la economía japonesa se ha contraído durante dos meses consecutivos desde diciembre de 2023. Sin embargo, los últimos datos muestran que la confianza empresarial es mejor de lo esperado, el gasto de capital de las empresas está aumentando (+8% intertrimestral) y los beneficios empresariales han subido (+13% interanual), lo que da a las empresas más margen para subir los salarios”, añade.
Por último, el equipo de analistas de Capital Group, recuerda que el Banco de Japón presta también especial atención al crecimiento de los salarios de contratación procedentes de los anuncios por internet, que están aumentando a un ritmo aún mayor, lo que se debe en parte a la escasez de ingenieros informáticos.
“Es probable que la revisión salarial anual (shunto) acapare toda la atención en el primer trimestre del año. Se espera que esta negociación anual entre sindicatos y patronal confirme la tendencia de aumento de los salarios provocada por las subidas de precios. Las compañías tendrán que prestar más atención a la atracción del talento, sobre todo entre los trabajadores más jóvenes, a los que cada vez les interesa menos el empleo de por vida en compañías tradicionales o en el ámbito público”, concluyen los analistas de Capital Group.