La última cumbre del G7, celebrada en Biarritz (Francia), y la reunión de los banqueros centrales en Jackson Hole tuvieron un denominador común: su preocupación por las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China. La llamada guerra comercial sigue acechando a la estabilidad del crecimiento mundial y se ha convertido en una de las principales eventos geopolíticos que puede dañar el mercado.
De hecho, la alargada sombra de la recesión continúa amenazado el actual ciclo económico, aunque ahora con más fuerza, tras la última escaramuza entre Estados Unidos y China por su conflicto comercial, y esto continúa afectando a los mercados. Darrell Spence y Jared Franz, economistas de la gestora estadounidense Capital Group, creen que la situación actual de la economía estadounidense sigue siendo buena.
“El crecimiento medio del PIB es superior al 2% en términos anualizados. Las ventas al por menor son sólidas. Los salarios están aumentando por encima de la inflación. El crecimiento del empleo es fuerte y la tasa de desempleo está muy por debajo del 4%. La expansión económica en Estados Unidos, que ha durado una década, no se ve amenazada de forma inmediata por las tensiones comerciales con China o por la desaceleración del crecimiento económico en otras partes del mundo. Sin embargo, consideran que cualquier deterioro adicional del entorno comercial aumentaría sustancialmente el riesgo de una recesión en Estados Unidos”, sostienen.
Darrell Spence alerta de que “hace un tiempo que venimos diciendo que Estados Unidos presenta condiciones económicas típicas de un ciclo tardío. En un determinado momento, esta extraordinaria expansión de once años llegará a su fin. Pero si podemos evitar una guerra comercial, y si la Fed sigue estimulando la economía, no sería sorprendente que se produjeran uno o dos años más de crecimiento ininterrumpido. Podríamos experimentar una recesión en 2021 pero, por ahora, no es sino un indicador de posición, ya que seguimos evaluando los principales indicadores económicos. Como le gusta decir a la Fed, las perspectivas continúan dependiendo de los datos”.
En opinión de Patrik Lang, responsable de análisis de estrategias de renta variable de Julius Baer, mientras se pueda evitar una recesión, el conflicto comercial extenderá el ciclo del mercado alcista de renta variable. “Tras el último anuncio de Trump, los mercados de renta variable sufrieron un golpe y el yuan se depreció a un nuevo mínimo de 11 años frente al dólar, mientras que los activos de refugio como los bonos del Tesoro de los Estados Unidos y el oro aumentaron. Si el conflicto comercial se intensifica aún más y afecta el crecimiento global de una forma más profunda, los sectores industriales, de materias, la tecnología de la información y el consumo cíclico, en especial las compañías de automóviles y de lujo, estarán muy expuestas a una guerra comercial”.
Por último, para Alexander Lippert, gestor de fondos de MainFirst, los efectos indirectos de la actual incertidumbre causada por la guerra comercial entre EE.UU. y China se están extendiendo lentamente a todos los niveles de la economía alemana y también a su bolsa, donde ha habido una rotación sectorial hacia valores defensivos de gran capitalización.