El dólar vive una fase de caídas frente al euro en las últimas semanas, provocada por las perspectivas del mercado para las políticas monetarias de los bancos centrales. La divisa estadounidense se cambia a 1,12 dólares por euro, tras cotizar a 1,08 dólares a principios de mes. Detrás de esta evolución está la posibilidad de que la Reserva Federal ponga fin a la fase de subida de los tipos de interés con una última alza en julio de 0,25 puntos porcentuales. Los últimos datos dados a conocer, sobre todo la inflación americana y el dato de desempleo, motivaría este posicionamiento del equipo del presidente Jerome Powell.
Con esta depreciación, la divisa americana ya ha alcanzado los precios objetivos fijados por algunas firmas, por ejemplo, la previsión a tres meses vista de Julius Baer, que se situaba, precisamente, en 1,12 dólares por euro. “La cuestión clave ahora es si este debilitamiento de la divisa estadounidense continuará y superará nuestro objetivo”, se pregunta David Alexander Meier, economista de Julius Baer.
Su conclusión es que “somos algo escépticos, ya que el dólar estadounidense conservará una ventaja sustancial en los tipos de interés frente al euro, que fue el principal argumento para que viéramos menos margen para una mayor debilidad del dólar estadounidense más allá de nuestra previsión a 3 meses y, en consecuencia, para rebajar nuestra previsión a 12 meses de principios de este mes, situada en el rango de 1,15 a 1,12 dólares por euro”. Por lo tanto, mantiene su previsión “hasta que haya más visibilidad con la próxima reunión de la Reserva Federal el 26 de julio”.
En Bank of America, sin embargo, reconocen que les sigue “preocupando que los mercados sean demasiado optimistas sobre lo que hace falta para reducir la inflación”, por lo que la evolución de las divisas “va a depender de qué escenario económico” se produzca y cómo actuará el banco central en cada caso. En la firma esperan otras dos subidas de tipos de 25 puntos básicos, una en julio y otra septiembre, “con riesgos para noviembre, y no esperamos un primer recorte y el fin del quantitative tightening hasta mayo de 2024”.
Eso sí, las medidas que se tomen después de una posible subida de tipos en julio “dependerán de los datos” que se vayan conociendo, según la firma. La caída del dólar no es una sorpresa tras los últimos datos y aunque “parece exagerada en comparación con los diferenciales de tipos”, la firma aclara que el dólar ya venía de “un nivel sobrevalorado y el consenso es bajista” para la divisa estadounidense.
Por tanto, según Bank of America, esta depreciación del dólar estaría “justificada”, pero, a juicio de la firma “puede que no se mantenga más allá del corto plazo”, ya que el aterrizaje suave de la economía sigue siendo poco probable. En Bank of America reconocen que también son bajistas con respecto al dólar a largo plazo, “pero creemos que el mercado, una vez más, se está precipitando”.
Desde Monex Europe, recuerdan que hay pocas publicaciones en el calendario de datos que puedan hacer caer al euro de su nueva posición a corto plazo”, de tal manera, que califican de reajuste al alza para los rangos en el cambio euro/dólar, en ausencia de perturbaciones externas”. Eso sí, las declaraciones que se realicen por parte de los integrantes de los bancos centrales podrían conllevar movimientos en el cambio de las divisas europea y estadounidense, según Monex, sobre todo teniendo en cuenta “los indicios de que se están empezando a abrirse grietas en el consenso de línea dura”, lo que podría “pesar ligeramente sobre el euro”, con la consiguiente revalorización del dólar.
Víctor Alvargonzález, director de estrategia y socio fundador de Nextep Finance, apunta que la reciente evolución del dólar frente al euro “transmite que la Fed se podría estar pasando de frenada”, lo que podría provocar que el organismo “tenga que bajar los tipos de interés antes de lo que se prevé, tanto por parte del mercado como por los propios miembros de la Reserva Federal”.