Estados Unidos se une a Nigeria, Filipinas, Turquía, Perú, Argentina, Suecia y China en la aventura de las divisas digitales. Se trata de un primer paso, ya que, por ahora, Joe Biden, presidente de EE.UU., ha pedido solo “evaluar los posibles beneficios y riesgos” de un posible “dólar digital”, así como “las infraestructuras tecnológicas” que serían necesarias para su emisión.
En principio, Biden simplemente quiere valorar y tener más detalles sobre cuál sería el impacto de un dólar digital en el sistema financiero, cómo sería la operativa de su uso en pago y si todo el mundo podría tener acceso a él. «La orden ejecutiva firmada por el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, tiene por objeto garantizar el desarrollo responsable de los activos digitales, como las criptomonedas, abordando sus riesgos y aprovechando al mismo tiempo sus beneficios. La atención e interés oficial de la Casa Blanca en estos activos supone una noticia muy relevante para la industria”, explica Alejandro Zala, Country Manager de Bitpanda España.
El mercado ha celebrado esta iniciativa con subidas en las principales criptomonedas, como el bitcoin, tras haber perdido parte de su atractivo desde el inicio del conflicto bélico que Rusia está llevando a cabo en Ucrania. Según indican desde Bloomberg, “el bitcoin subió con la noticia, ya que el enfoque holístico y deliberativo de la administración calmó los temores del mercado sobre una inmediata represión de las criptodivisas”. En concreto, tras el anuncio el pasado miércoles 9 de marzo, el bitcoin subió un 9,1% hasta los 42.280 dólares, lo que supone su mayor subida porcentual desde el 28 de febrero.
En opinión de Zala, el mundo de los activos digitales ha experimentado un enorme crecimiento en los últimos años, tanto en términos de adopción masiva como de aparición de nuevos actores. “La actividad regulatoria y la atención de los principales actores geopolíticos, como el presidente de los Estados Unidos, son buenas noticias esenciales para la adopción, la confianza y la protección de los inversores”, añade.
A corto plazo, otro de los pasos más esperados es el de la Unión Europea, que también ha puesto en marcha un proyecto de euro digital respaldado por el propio Banco Central Europeo (BCE) para mediados de 2023.
Hay que recordar que estas iniciativas se basan en desarrollar monedas digitales emitidas por bancos centrales, conocidas como CBDC, por sus siglas en inglés. Según los expertos de BBVA, las CBDC constituyen una alternativa al dinero en efectivo que también es entre pares (peer-to-peer), pero abre la posibilidad de introducir cambios en las otras tres características:
- Pueden ser de acceso universal o restringido a un grupo particular de usuarios. Asimismo, las DLT pueden ser abiertas o cerradas (por ejemplo, limitadas a bancos o instituciones financieras)
- Pueden ser anónimas (como el efectivo) o identificadas (como las cuentas corrientes). Las primeras responden a la idea de las CBDC basadas en tokens, y la segunda a las CBDC basadas en cuentas
- Pueden pagar intereses o no. La desvinculación del efectivo del papel-moneda abre la posibilidad de incluir como característica los intereses, tanto en la variante basada en cuentas como en la basada en tokens
El camino de las Stablecoins
Estos trayectos conviven en paralelo con el desarrollo de las stablecoins, una criptomonedas cuyo valor permanece estable porque cuentan con un backup de respaldo, cuyo mercado tienen una perspectivas muy positiva de crecimiento, según el último informe de Bank of America. De hecho, alcanza ya un valor de mercado de unos 141.000 millones de dólares, frente a los 24.000 millones de dólares de hace un año, el volumen de transacciones trimestrales superará los 1.000 millones de dólares en 2021. “Su regulación y un marco normativo completo serán los próximos catalizadores de la adopción masiva de los activos digitales. Las empresas de pagos probablemente integrarán la tecnología blockchain y las stablecoins en sus plataformas para que las compras y las transferencias de dinero sean más rápidas y menos costosas, lo que probablemente aumentará el uso de las stablecoins como medio de pago e impulsará la adopción por parte de los minoristas”, explican desde Bank of America.
Una de las advertencias que hacen los expertos de la entidad es que el potencial de crecimiento de las stablecoins crea un riesgo sistémico, ya que los activos digitales y los mercados financieros tradicionales están más conectados de lo que muchos de lo que muchos creen. Según indican, “si el bitcoin, el mayor token por valor de mercado, cayera a 0 dólares, probablemente el impacto en los mercados financieros tradicionales sería limitado o nulo. Sin embargo, las stablecoins son diferentes, debido a las reservas que las respaldan en forma de efectivo y activos tradicionales, por lo que las implicaciones de una huida de los inversores de estos activos se extenderían probablemente a los mercados financieros tradicionales”.