La “cierta volatilidad” que señalaron algunas gestoras durante la presentación de sus perspectivas anuales se ha intensificado esta semana. Aunque los documentos y presentaciones se referían a la evolución de la pandemia y las variantes del COVID-19, a la inflación, a las dificultades en la cadena de suministros, a la crisis energética europea, al sector inmobiliario chino y a la normalización monetaria, la geopolítica ha sido el gran catalizador de la vuelta de la volatilidad.
“Mientras que el nerviosismo en torno a la gravedad de ómicron se ha disipado y las restricciones siguen disminuyendo, unas preocupaciones han sido sustituidas por otras: un panorama geopolítico díscolo. Las interrupciones de la cadena de suministro mundial parecen empeorar a medida que la relación entre Rusia y Occidente se deteriora en medio de las crecientes tensiones después de que el Kremlin concentrara tropas cerca de sus fronteras. El suministro de gas natural de Rusia a Europa Occidental podría desatar aún más la volatilidad en los mercados financieros y, a la vuelta de la esquina de la pandemia, vemos ahora un posible conflicto como una de las mayores amenazas para los mercados en 2022”, sostiene Lewis Grant, gestor senior de carteras de renta variable global del negocio internacional Federated Hermes.
Las tensiones entre Rusia y Ucrania están avivando las preocupaciones geopolíticas y contribuyendo al tono de aversión al riesgo en los mercados globales. En opinión Ben Laidler, estratega de mercados globales de la plataforma de inversión en multiactivos eToro, y a la espera de que evolucione la situación, no debemos caer en la exageración. “El riesgo geopolítico es bajo, en relación con la Guerra de Irak del 2000 y los ataques terroristas del 11 de septiembre. La historia muestra que la mayoría de las crisis políticas tienen un impacto limitado y duradero en los mercados globales. Además, la incertidumbre de la política económica en general ya es alta y representa una nueva normalidad. Esto socava el crecimiento económico y las perspectivas de gasto de capital, retrasa la toma de decisiones y reduce la liquidez en los mercados emergentes”, afirma.
Para hacer esta llamada a la tranquilidad, Laidler se apoya en lo que muestra el índice de incertidumbre de la política económica, creado a partir de las menciones de “incertidumbre” en los principales medios de comunicación en las 21 economías más importantes, ponderadas por el PIB., y el índice de riesgo geopolítico, que fue desarrollado por la Reserva Federal a partir de las menciones “geopolíticas” en 10 medios de comunicación líderes a nivel mundial.
Según destaca Laidler, las amenazas geopolíticas suelen tener más impacto que el propio evento, lo que resuelve la incertidumbre. “Los acontecimientos importantes son raros, como la guerra del Golfo de 1990 o el 11 de septiembre. En cada uno de ellos, los activos de riesgo, como las acciones de las compañías cotizadas, se debilitaron y los activos refugio, como el oro y los bonos del Tesoro de Estados Unidos, obtuvieron una rentabilidad superior. Sin embargo, los activos de riesgo se recuperaron rápidamente. En la invasión de Crimea en 2014 incluso batieron a los activos más defensivos. Los impactos son mayores y más duraderos en los mercados más cercanos al conflicto. Rusia es el mercado con peor rendimiento este año, con una caída del 16%. Esto muestra que incluso la Bolsa más barata del planeta (relación PER de 5,3 veces los beneficios) puede volverse aún más barata. El conflicto podría empeorar la crisis energética de Europa (EZU) e impulsar el petróleo (OIL). Rusia es el mayor productor de petróleo y exportador de trigo del mundo”, explica.
Según destacan desde Fidelity International, los episodios anteriores de mayor tensión entre Rusia, Ucrania y Occidente han provocado aversión al riesgo y periodos de caídas en las bolsas. “La presión vendedora arrancó en noviembre de 2021, pero durante las primeras semanas de 2022 la bolsa rusa lleva perdido más de un 18% (en dólares) después de que el gobierno del país haya desplegado más tropas en la frontera ucraniana, desatando con ello el miedo a un ataque inminente”, señala Salman Ahmed, responsable global de macroeconomía y asignación estratégica de activos en Fidelity International.
Movimientos políticos y mercados
La semana comenzó con correcciones en los mercados. Según resumen Axel Botte, estratega global de Ostrum AM (Natixis IM), “la situación de Ucrania se agrava por momentos y pesa sobre los mercados de valores del Báltico y de Finlandia, al conocerse el envío de tropas a las bases de la OTAN en ese país. A su vez, Alemania se sumó a la advertencia de EE.UU. a Rusia de que se impondrían sanciones en caso de que Rusia invada Ucrania. Las entregas de gas de Rusia a Alemania son mínimas en la actualidad, lo que agrava la desaceleración de la mayor economía de la zona del euro (junto con las restricciones relacionadas con el COVID). Si EE.UU. cumpliera su promesa de aumentar los suministros de GNL a Europa, los intereses de los países de la OTAN se alinearían para dar una respuesta contundente. La UE acaba de ampliar la financiación a Ucrania, otra señal de una mayor oposición coordinada a Rusia”.
Según recogía Edmond de Rothschild AM en su Market Flash de esta semana, aunque los mercados de renta variable empezaron la semana a la baja por el temor a que la subida de los tipos provocara una desaceleración económica, el sentimiento intentó repuntar, pero se tambaleó al complicarse las conversaciones entre EE.UU. y Rusia. “En medio de una fuerte desviación geográfica y de estilo, los valores growth y midcaps se vieron afectados por la subida de los tipos. Europa demostró ser la más resistente, ya que sus índices tienen una gran ponderación en valores más cíclicos y baratos”, apuntan desde Edmond de Rothschild AM.
Si buceamos en la tensión que ahora mismo hay entre Rusia y Ucrania, las gestoras apuntan que el riesgo potencial no es solo un hipotético conflicto armado, también hay que tener en cuenta las consiguientes sanciones económicas. Según advierte Ahmed, el Senado estadounidense ya ha redactado sanciones que se impondrían en caso de invasión. “Estas sanciones se centran en áreas como la energía o la defensa y, como era de esperar, ponen en la diana a los aliados más cercanos a Putin. Más allá de EE.UU., la cuestión es tremendamente compleja por la dependencia que tiene Europa del gas natural y el petróleo procedentes de Rusia. El sector financiero ruso probablemente acuse también los efectos si las sanciones propuestas entran en vigor, especialmente las entidades bancarias más polémicas con exposición a la industria del armamento. Casi con toda probabilidad, las sanciones limitarían las nuevas emisiones de bonos (a corto y largo plazo), aunque no consideramos que las restricciones a la propiedad sean un riesgo”, añade.
Elecciones presidenciales en Italia
La geopolítica también nos ha llevado esta semana a Italia, donde las elecciones presidenciales italianas deberían permitir el nombramiento de un nuevo jefe de Estado antes del 3 de febrero, cuando expira el mandato de siete años del actual Mattarella. La posibilidad que viejo amigo de los mercados, Mario Draghi se convierta en presidente supondría, según explica Pietro Baffico, economista europeo de abrdn, una estabilidad política a más largo plazo, aunque a corto plazo sólo resultaría tranquilizadora si se alcanzara un acuerdo sólido sobre el gobierno de unidad.
“En caso de que el primer ministro Draghi se convierta en presidente, o de que su eficacia se vea debilitada como consecuencia de las elecciones, el gobierno de unidad corre el riesgo de fragmentarse. Esto podría llevar a una parálisis política, e incluso a la celebración de elecciones anticipadas, lo que probablemente supondría un nuevo aumento de los diferenciales de los bonos del gobierno italiano”, señala Baffico.
En su opinión, los mercados considerarían positivo un candidato de compromiso o la continuación de la presidencia de Mattarella, ya que es una figura relevante de cara a controlar la volátil política italiana. “Existe el riesgo de que las divisiones políticas aumenten aún más este año, ya que es probable que los parlamentarios miren hacia las próximas elecciones generales que se celebrarán en junio de 2023. Si el resultado de las elecciones presidenciales socava la coalición gubernamental, puede resultar más difícil para el Gobierno desbloquear los fondos NextGenEU, lo que a su vez retrasaría los tan necesarios planes de inversión. En un escenario a la baja, un colapso del gobierno puede llevar a elecciones anticipadas y a una mayor parálisis política. Los mercados valorarán estas incertidumbres, con el riesgo de un mayor rendimiento de la deuda pública”, argumenta el economista europeo de abrdn.
Fed: subida de tipos en marzo
Hasta el momento, la pandemia, la inflación y el cambio en las políticas monetarias de los bancos centrales de la mayoría de los países eran los principales catalizadores de la volatilidad en los mercados, pero ayer vimos con el mercado está preparado y dispuesto a digerir, al menos, las primeras subidas de tipos de interés en Estados Unidos.
“La reunión de la Reserva Federal hizo que el mercado creyera en un ritmo de subida de tipos potencialmente más rápido que uno por trimestre, con las probabilidades de una subida de tipos de 50 puntos básicos en marzo aumentando al 50% en los swaps. Además, la reducción del balance de la Fed comenzará en algún momento después de marzo, lo cual está muy presente pero no confirmado. El ritmo de reducción será más rápido que en el primer episodio de 2017, confirmando lo que muchos participantes dijeron en el anterior FOMC. Esta sorpresa sobre los tipos y el balance sugiere que el dolor en el mercado de renta variable no es lo suficientemente alto como para que la Fed reaccione. Están más centrados en los hogares promedio, que están mucho menos invertidos en el mercado de valores. Los mercados de renta variable europeos y asiáticos no han acogido bien esta sorpresa de halcones. La pregunta es cuándo estabilizará la Fed las expectativas en el mercado de los tipos de interés”, señala Sebastien Galy, responsable de estrategia macroeconómica de Nordea AM.
En este sentido, los expertos explican que el ritmo de la subida de tipos y de la reducción del balance de la Fed (y no el hecho en sí) y la evolución de la inflación es lo que puede imprimir más volatilidad al contexto actual. “Powell expresó que la Fed está decidida a abandonar rápidamente su postura de política monetaria laxa, destacando una recuperación económica mucho mejor en el ciclo en comparación con episodios anteriores de alzas de la Fed. Al mismo tiempo, la Fed sigue dependiendo en gran medida de los datos, lo que deja la puerta abierta para responder ante una reacción adversa del mercado financiero por el endurecimiento de la política monetaria demasiado agresivo. Hacer hincapié en su flexibilidad y abstenerse de delinear un camino predeterminado hacia una política monetaria neutral sugiere que la opción de venta de la Fed todavía existe”, matiza David Kohl, economista en jefe en el banco privado Julius Baer.
Activos y diversificación
En mitad de este aumento de la volatilidad, ¿qué activos están obteniendo rentabilidades positivas en el periodo? En opinión del equipo de gestión de Portocolom AV, algunas materias primas como el oro, que suele actuar como activo refugio y el petróleo se están comportando bien en estas primeras semanas del año. “También algunos metales preciosos, que, si bien es cierto que en 2021 tuvieron un comportamiento negativo, están demostrando que, al menos actualmente, consiguen descorrelacionar con las inversiones tradicionales y mejoran la diversificación de las carteras. Hablamos de metales como por ejemplo la plata, el platino y el paladio, que además de contribuir desde el punto de vista financiero, favorecen la transición energética y bajo nuestro punto de vista cumplen con nuestros estándares en ESG”, argumenta.
Desde Fidelity apuestan por una reducción del riesgo en sus carteras. “Seguimos pensando que las presiones inflacionistas continuarán durante el año y que el crecimiento está frenándose a medida que va dejándose sentir el endurecimiento monetario. Sin embargo, no esperamos una desaceleración grave todavía, aunque somos conscientes de que ha aumentado la incertidumbre en torno al ciclo empresarial actual. Los beneficios empresariales dan muestras de fortaleza y los consumidores se encuentran en una buena situación. Desde una óptica global de cartera, tenemos unas perspectivas neutrales en renta variable y deuda corporativa. Estamos infraponderados en duración debido a que esperamos que los rendimientos de los bonos suban como respuesta al endurecimiento de las condiciones monetarias por parte de los bancos centrales para luchar contra la inflación”, explica Ahmed.
Según la experiencia de Giorgio Semenzato, CEO y cofundador de Finizens, “los momentos de volatilidad como los que estamos viviendo actualmente en los mercados deberían servir de recordatorio de que la toma de decisiones irracionales de parte de muchos inversores, a veces por miedo o presa de sus propias de emociones, multiplica las posibilidades de cometer errores que cuesten caros a la rentabilidad de nuestra estrategia”.
Semenzato apunta que este efecto también se observó durante el mercado bajista relámpago de marzo de 2020: “Por actuar de forma emocional, numerosos gestores activos y fondos tradicionales registraron pérdidas abultadas de doble dígito, de las que algunos después no consiguieron recuperarse, y otro lo acabaron lograr, pero quedándose rezagados respecto a sus índices de referencia. En cambio, quien se hubiera mantenido firme a su estrategia y hubiese simplemente seguido la tendencia del mercado, como los fondos indexados, terminó el año con altas rentabilidades”.