En mitad de este convulso comportamiento de la mayoría de los activos ante el impacto de la política arancelaria de la Administración Trump, la sombra de una posible recesión en EE.UU. se abre paso entre las dudas de los inversores, de los expertos de las gestoras internacionales y de los economistas.
Ronald Temple, estratega jefe de mercados de Lazard, reconoce que hace tiempo que esperaba que la administración estadounidense aumentara los aranceles de forma más agresiva de lo que habían anticipado los mercados. Como resultado, estima ahora un daño económico más grave. “Inicialmente, es razonable esperar que se produzca un aumento de las compras de algunos bienes, ya que los consumidores y las empresas esperan adelantarse a los aranceles y aprovechar los precios más bajos. Sin embargo, una vez que los aranceles entren en vigor y se abran camino a través de la cadena de suministro, espero que la demanda de artículos discrecionales caiga sustancialmente, ya que los consumidores desviarán sus ingresos para pagar las necesidades que han aumentado de precio”, sostiene.
Eso sí, Temple considera que la recesión no es aún su escenario base para EE.UU., pero señala que la probabilidad ha aumentado hasta el punto de que podría ser “una moneda al aire” en cuanto a si el crecimiento cae por debajo de cero en 2026. En este momento, se inclina por un crecimiento inferior al 1%, pero aún positivo, con un aumento del desempleo hasta el 5% en 2025 y una inflación del índice de precios al consumo (IPC) subyacente que termine el año por encima del 4%.
“Existe un consenso negativo generalizado entre los economistas respecto a los aranceles, ya que se espera que frenen el comercio global y afecten negativamente el crecimiento del PIB. El riesgo de una recesión a corto plazo en EE.UU. ha aumentado, empujando a los inversores hacia inversiones más seguras. El S&P 500 cayó un 4,28% en el primer trimestre, mientras que el índice Bloomberg US Aggregate Bond subió un 2,78%”, añade Mike Mullaney, director de Investigación de Mercados, de Boston Partners – Robeco.
En cambio, en opinión de Xavier Chapard, estratega de LBP AM, accionista de LFDE, «si los aranceles se mantienen globalmente cerca de los niveles actuales, consideramos que la economía estadounidense caería en la recesión desde mediados de año, lo que lastraría considerablemente al resto del mundo. En este caso, parece difícil que se pueda producir un rebote sostenible de los mercados a corto plazo. Obviamente, rebotarían con fuerza en caso de que se reduzcan sustancialmente los aranceles, aunque no totalmente a la vista del nivel de incertidumbre que subsistirá».
La cuestión de la inflación
Según el análisis que hace Gilles Moëc, economista jefe de AXA Investment Managers, los aranceles elevarán los precios al consumidor en más de un 2%, ya que aproximadamente el 10% de la cesta de consumo de EE.UU. es importada directa o indirectamente, según la Reserva Federal de Boston. “Parte del impacto en los bienes importados se verá amortiguado por la compresión de los márgenes a nivel de exportadores, mayoristas o minoristas. Pero igualmente, los productores nacionales pueden verse tentados a impulsar sus propios precios gracias a la protección contra la competencia extranjera que proporcionarán los aranceles”, explica Moëc.
En este sentido, la gestora ha elevado, en sus nuevas previsiones preliminares, la inflación de EE.UU. un 1,2 % acumulado durante 2025 y 2026 desde el escenario de referencia, hasta el 3,6 % y el 3,8 %, pero esto tiene cierto efecto de retroalimentación de una economía estadounidense más lenta. “Para 2026, la economía estadounidense seguirá sintiendo los efectos de una segunda ronda del shock, pero puede beneficiarse de un impulso fiscal que debería surgir si la administración estadounidense logra obtener la aprobación del Congreso. Sin embargo, esto último no es seguro, ya que aparecen los primeros signos de disidencia, sobre el tema de los aranceles, dentro de la bancada republicana en el Senado. Pero una cuestión aún más fundamental será el momento y el alcance del apoyo que la Fed estará dispuesta a proporcionar”, agrega.
En este sentido, Mark Haefele, director de inversiones de UBS Global Wealth Management, sostiene que la Fed se enfrenta a ciertas restricciones en su capacidad para gestionar la desaceleración del crecimiento debido al impacto inflacionario de los aranceles. Sin embargo, espera que, en última instancia, la Fed priorice el crecimiento y la estabilidad financiera si el mercado laboral o el funcionamiento de los mercados financieros se debilitan lo suficiente.
“Aunque los aranceles elevarán inicialmente los precios al consumidor en EE.UU., una demanda interna mucho más débil actúa como una fuerza deflacionaria, lo que podría compensar con creces el impacto de los aranceles a medio plazo. Además, las expectativas de inflación implícitas en el mercado a largo plazo han disminuido en las últimas dos semanas, lo que podría reforzar la probable inclinación de la Fed a centrarse en apoyar el crecimiento en lugar de combatir la inflación. Esperamos que la Fed lleve a cabo recortes de tipos de entre 75 y 100 puntos básicos durante el resto de 2025”, indica Haefele.