Según indica David Dudding, gestor senior de la estrategia Threadneedle (Lux) Global Focus de Columbia Threadneedle Investments, la definición tradicional de acciones de calidad sería la de empresas con altos rendimiento del capital empleado, bajos niveles de deuda y un perfil estable de rendimiento.
“No buscamos necesariamente las empresas con los mayores rendimientos, sino aquellas cuyos rendimientos sobre el capital empleado es estable o está en proceso de mejora, y que es sostenible. También tenemos en cuenta los criterios cualitativo, tratamos de proporcionar fondos a empresas con una ventaja competitiva sostenible, que son capaces de mantener estos rendimientos de una forma sostenible en el futuro”, explica Dudding.
“Morningstar ha desarrollado cinco fuerzas de ventajas competitivas: activos intangibles, costes, el efecto de redes, costes de escala y cambio. En la gestión de la cartera solemos utilizar estos criterios para observar a las empresas y evaluar cuáles están mejorando o empeorando. En general, el efecto de redes parece ser el más significativo de los cinco y la ventaja en costes es el menos importante. Pero idealmente queremos empresas que tienen una combinación de todos ellos, y de nuevo, lo más importante es si están creciendo más que el nivel absoluto en estas fuerzas.
A nivel de industria, también utilizamos las cinco fuerzas de Porter para evaluar el atractivo de una industria. En general, cuanta menos competición haya en una industria, mejor es esa industria para nosotros como accionistas. Por último, también tenemos en cuenta los criterios ESG e intentamos valorar la calidad del equipo directivo. Para evaluar la calidad de los gerentes de la empresas evaluamos los criterios que impulsan la compensación de los gestores. Preferimos invertir en empresas donde los gestores también son significativos accionistas”, dice.
El momento del mercado no es relevante para su estrategia, debido a que su intención es mantener la acción en la que invierten por muchos años en cartera, muy rara vez hay un momento perfecto para entrar a comprar.
“Conseguimos nuestros rendimientos no vendiendo nuestras posiciones, a través del interés compuesto que generan sus rendimientos. Con un foco el crecimiento con mayor calidad, con balances sólidos, el fondo tiene un perfil de rendimiento asimétrico; captura más retorno en los mercados alcistas mientras que es más resiliente en las caídas. Esto es ciertamente atractivo en el mundo actual, con un crecimiento moderado y un riesgo geopolítico continuado”, aclara.
Por último, una venta en la cartera puede venir determinada por una razón cualitativa o cuantitativa. La cartera podría vender una acción si ha alcanzado su precio objetivo y el equipo gestor cree que hay otra empresa en la que pueden invertir que puede generar unos rendimientos a largo plazo con mejores perspectivas de rendimiento. Pero también, podría vender una posición si hay un cambio en la dinámica de la industria, como puede ser la entrada de un nuevo competidor, o si la empresa asigna capital de un modo que el equipo gestor no comparte, por ejemplo, realizando nuevas adquisiciones.