Los acontecimientos de las últimas semanas con la caída de dos bancos americanos y la compra de Credit Suisse por parte de UBS dejan un escenario de incertidumbre, que posiblemente traerá consigo cambios importantes en la regulación del sistema financiero. Este puede ser el momento clave para que se produzca una transición hacia la moneda digital. Para comprenderlo, BrightGate Advisory hace un repaso de lo que ha ocurrido.
Empezamos con el banco SVB, cuya problemática radicaba en que una gran parte de sus pasivos eran depósitos a corto plazo, mientras que sus activos eran carteras de bonos a largo, muy expuestas por tanto a subidas de tipos de interés. Las agresivas subidas de tipos por parte de la Fed generaron entonces una pérdida en la cartera de bonos del tamaño del capital social del banco. Y como los clientes eran en su mayoría empresas de capital riesgo y startups tecnológicos en las que estas invertían, su situación financiera también estaba expuesta al riesgo de esas subidas. Cuando éstas vieron que empezaban a tener problemas con renovar las financiaciones, o que el coste de hacerlo se incrementaba, decidieron empezar a rescatar los depósitos. El banco, para obtener liquidez, tuvo que vender parte de las carteras de bonos y aflorar las pérdidas. Una vez que se hicieron públicas las pérdidas generadas, los clientes aceleraron los rescates, lo que a su vez causó una fuga de activos mayor de la que el banco podía soportar. Para solventar la crisis, la Fed decidió garantizar todos los depósitos al mismo tiempo que aceptaba como colateral cualquier bono del Estado Americano por su valor nominal, sin importar su valor de mercado.
Un día después a la caída de SVB cayó Signature Bank, un banco ligado al negocio de criptomonedas. Asimismo, dos bancos californianos han recibido liquidez por parte de otras instituciones.
Una semana mas tarde, la crisis cambió de continente, poniendo el foco en Credit Suisse. Si bien algunos clientes habían abandonado el banco debido a una serie de escándalos en los últimos años, una cuestionada estrategia y pérdidas millonarias, esto no hundió a la entidad. Pero cuando el Banco Nacional Saudí anunció que no iba a incrementar su posición en Credit Suisse, alegando restricciones regulatorias, entonces la acción se desplomó. Esto se tradujo en una fuga de depósitos y, después de un fin de semana de discusiones, UBS aceptó quedarse con su rival por 3.250 millones de francos suizos.
La forma en la que se hizo esta operación, en la que se priorizó a los accionistas frente a los tenedores de deuda híbrida AT1, creó una gran inestabilidad entre los tenedores de este tipo de deuda en otras regiones, y obligó a los reguladores de la Eurozona, Reino Unido y Hong Kong a clarificar que ellos no seguirían el mismo procedimiento que el de las autoridades suizas. Si bien el mercado se ha recuperado ligeramente, todavía está lejos de los niveles de principios de año, y se han pospuesto nuevas emisiones de este tipo de deuda.
Desde BrightGate Advisory hacen un llamamiento a la calma. No creen que nos encontremos en una situación similar al de la caída de Lehman Brothers. Es evidente que ha habido fuertes pérdidas en el sistema, generadas entre el sector financiero y el corporativo. Se calcula que solo en el sector financiero puede haber unos 2 billones de euros de pérdidas por revaluación en las carteras de bonos. Pero sostienen que muchas pérdidas están macheadas con ingresos similares. No existen sectores sistémicos y las costuras irán saltando por sus eslabones más débiles, ya sean empresas sobreendeudadas o instituciones con políticas erróneas de inversión.
Lo cierto es que nos encontramos en un momento de incertidumbre en el que las entidades tratan de sostenerse. Un ejemplo de ello lo tenemos con la reciente caída y recuperación de Deutsche Bank, el cual solventó una caída del 15% de su cotización, causada por la inseguridad que había generado al adelantar el repago de un bono.
Si añadimos a lo anterior la incertidumbre causada por lo que se ha percibido como un cambio injustificado de las reglas de juego en el caso de Credit Suisse, tenemos caldo de cultivo perfecto para el nerviosismo de los inversores. Algunas entidades se verán afectadas con esta agitación que, probablemente, durará varios meses. Pero no se verá arrastrado el sistema.
Impacto en el sector y monedas digitales
Lo cierto es que, pese a no caer en una crisis como la del 2008, el impacto a largo plazo que tendrá esta situación es muy negativo para el sector. Parece claro que después de 3.000 páginas de nueva regulación, ni se ha reducido el apetito por tomar riesgos excesivos por parte de los bancos, ni la inclinación a rescatarlos cuando estos se manifiestan, por parte de los estados.
Después de la última relajación regulatoria en USA (impulsada por el mismo SVB) y tras las acciones que de facto respaldan la creencia de que todos los depósitos van a estar cubiertos, toca dar una vuelta de tuerca. Y esta vez puede no limitarse solo a un incremento en costes o a más regulación. De todas formas, se entiende que todos los depósitos están garantizados porque, una vez rescatados los clientes del SVB, las casas de private equity no van a poder negar la ayuda a ningún otro depositario. Algunas de ellas con depósitos superiores a 1.000 millones de dólares, clientes institucionales sofisticados y del mismo sector financiero, como la Fed.
Tradicionalmente la ampliación de la cobertura a más depositarios exigía el pago de los costes del seguro o el incremento de limitaciones a la forma de reinvertir dichos depósitos. Es decir, se generaba más regulación, lo que a su vez dejaba menos rentabilidad para la banca. Pero ahora existe la posibilidad de que se acelere el lanzamiento de monedas digitales o criptomonedas directamente desde los bancos centrales. Dicho lanzamiento, que ya se estaba planteando, dejaría al sector financiero sin una parte importante de su funcionalidad. Estos últimos rescates refuerzan el argumento de que la intermediación de la banca entre los particulares y el banco central emisor del dinero no aporta valor, sino que incrementa riesgos que terminamos pagando entre todos los contribuyentes. Todas estas razones son las que dan por válidas para acelerar la emisión de una moneda digital.
Independientemente del rumbo que tomen las monedas digitales en el futuro, es importante recordar lo aprendido para que, gracias a la resiliencia, no se cometan los mismos errores del pasado. Lo primero es tener en cuenta que ya no hace falta ir a la oficina y hacer cola para rescatar el depósito, sino que se puede hacer fácilmente desde internet, con lo que todo sucede mucho más rápido. Además, el depósito pasa de ser un pasivo casi seguro, casi a largo plazo, a convertirse en el más nervioso de los activos del banco. En este caso, un mensaje de Peter Thiem (Founders Private Equity) pidiendo a sus participadas que retiraran los fondos del SVB, fue uno de los responsables de que se propagara el pánico.
Por otra parte, para prevenir esta situación y muchas otras, después de la crisis financiera se crearon unos stress test que todos los bancos americanos deberían pasar. Una de las hipótesis de estos test era analizar el comportamiento del balance de los bancos ante una subida extrema de la tasa del bono a 10 años. En 2015, Greg Becker, presidente del SVB Bank, compareció en el Senado y presionó junto a otros colegas para que se levantaran los requerimientos de hacer estos stress test a los bancos medianos.