En el contexto incierto en el que nos encontramos, el equipo de Lombard Odier ha analizado la situación actual de las principales economías del mundo, teniendo en cuenta las actuales presiones sobre los precios y la alta inflación, las elevadas subidas de tipos, la guerra de Ucrania y la consecuente crisis energética, así como las perspectivas de una posible recesión a nivel mundial.
Comenzando por Estados Unidos, la pregunta que lanza el equipo de Lombard Odier es si un frenazo brusco podría fracturar su economía. A raíz de que el índice de precios al consumo (IPC) de octubre evidenciase una desaceleración de las presiones sobre los precios, la fortaleza del mercado laboral será clave para la lucha de la Reserva Federal contra la inflación. Con claros signos de sobrecalentamiento y un crecimiento salarial muy por encima de los niveles acordes con el objetivo de inflación del 2% de la Reserva Federal, «la mayoría de los indicadores siguen en rojo, aunque van en la dirección correcta», aseguran desde la entidad. Pese a que el ritmo de creación de empleo sigue siendo superior al necesario para mantener el ritmo de crecimiento de la población, se ha desacelerado de forma significativa.
Bajo la presión de una inflación persistentemente elevada y tras haber iniciado tarde su proceso de endurecimiento, la Reserva Federal se vio obligada a aplicar duros incrementos de tipos de 25 puntos básicos en su última reunión. «La principal preocupación de los inversores era que la inflación tardara en ralentizarse y que la política monetaria se volviera excesivamente restrictiva con gran rapidez. Sin embargo, en noviembre, la Reserva Federal señaló un cambio en su enfoque, sugiriendo un ritmo más lento en el futuro. Los datos de inflación de octubre también reforzaron el argumento de un ritmo más lento de incrementos de tipos a partir de diciembre. Con más tiempo y más datos para evaluar mejor sus efectos, ahora estamos más seguros de que se puede evitar un error de política», añaden.
Además de prever que los tipos alcanzarán un nivel máximo en torno al 5% a principios de 2023 también se espera que se produzca una recesión que, a diferencia de una crisis financiera, es probable que tenga un impacto escaso. Esto permite pronosticar una recuperación limitada en el segundo semestre, que contribuirá a que el crecimiento alcance el 0,7% en el conjunto del ejercicio.
Europa: es probable que se evite un invierno oscuro, pero no la recesión
El caso de Europa es diferente al de Estados de Unidos. Según resumen, el corte del suministro de gas ruso ha provocado aumentos muy pronunciados de los precios del gas y la electricidad en Europa, lo que hace temer una crisis energética. En este sentido, recuerdan que Europa es un gran importador de energía, por lo que ha sufrido una grave pérdida de poder adquisitivo real y que puede dar lugar a un déficit por cuenta corriente en los próximos trimestres, tras varios años de fuertes superávits.
«Hasta el momento, los gobiernos han tomado medidas para garantizar un suministro de gas suficiente y evitar el riesgo de grandes cortes y racionamientos. Aun así, la recesión parece inevitable y prevemos un crecimiento limitado en 2023. El próximo invierno podría resultar aún más complicado, sin embargo, los esfuerzos de diversificación energética, la mejora de las infraestructuras y la reducción del consumo han mejorado las perspectivas», apuntan.
Quizá la mayor diferencia entre las previsiones de Lombard Odier y el consenso del mercado sea el grado de endurecimiento de la política que probablemente aplicará el BCE. Según explican, con una demanda que se resiente y escasas señales de recalentamiento del mercado de trabajo, la necesidad de elevar los tipos de interés es mucho menor que en Estados Unidos o el Reino Unido. No obstante, consideran que el BCE tiene la difícil tarea de gestionar las expectativas, dado el temor de que cuanto más tiempo persista la inflación, más probable será que tiendan al alza. «Se espera que los tipos suban del 1,5% actual al 2,25% a principios de 2023 y señalamos que no se debe subestimar el riesgo de un error de política. Además, desde la entidad consideran que la combinación de unos tipos más altos y la crisis energética seguirá repercutiendo de forma significativa en la demanda», afirman.
Reino Unido: ¿lo peor de ambos mundos?
La economía del Reino Unido se contrajo en el tercer trimestre y es probable que esta tendencia continúe. Por su parte, el Banco de Inglaterra se enfrenta a cuestiones complicadas, ya que la crisis energética es un elemento fundamental de la evolución histórica de la inflación en el Reino Unido. «La Garantía del Precio de la Energía ayudará a limitar el impacto que sufrirán los hogares, al menos hasta abril, cuando está previsto que se reduzcan las medidas de apoyo. Sin embargo, estamos ante una crisis inflacionista más amplia: las presiones de los precios impulsadas por el mercado interior también son elevadas, y han mostrado pocas señales de encaminarse a una disminución. El crecimiento de los salarios en el sector privado supera actualmente el 6% y, dados los signos de rigidez del mercado laboral, podría acelerarse aún más a corto plazo», apunta el equipo de Lombard Odier.
En este sentido, sus expertos creen que esta combinación de factores obligará al Banco de Inglaterra a elevar los tipos de interés por encima del 4%. «Dada la relativa preponderancia de las hipotecas a tipo variable (y las de tipo fijo que se van a renovar), el impacto será importante en los ingresos de los hogares y en la actividad inmobiliaria. Por lo tanto, la economía británica se enfrentará a un entorno económico difícil durante la mayor parte de 2023, y es probable que la recesión se acelere a medida que los consumidores sientan los efectos del endurecimiento de la política monetaria y el aumento de las facturas energéticas», añaden.
Japón: unos resultados inesperadamente satisfactorios en 2023
Según el análisis que hace Lombard Odier, la economía japonesa tiene la oportunidad de superar a casi todos sus pares de los mercados desarrollados en 2023 debido al impulso de reapertura en curso y al apoyo presupuestario. «Es probable que el crecimiento de la inversión empresarial siga siendo sólido gracias a los elevados márgenes de beneficio de los productores, una moneda extremadamente competitiva y la diversificación de la cadena de suministro fuera de China. Se espera un crecimiento del 1,6%, incluso después de tener en cuenta el efecto de la desaceleración en Estados Unidos y Europa», afirman.
Además, añaden que el presupuesto suplementario recientemente aprobado respalda nuestras perspectivas benignas, con nuevos subsidios a los precios de la energía para los hogares, ayudas a la industria y otras medidas favorables al crecimiento. Desde Lombard Odier creen que «estas medidas impulsarán el crecimiento en un punto porcentual y reducirán temporalmente la inflación general, pero prevemos que se situará por encima del objetivo del 2% del Banco de Japón durante gran parte del año».
China: reapertura gradual pero inevitable
Al igual que el resto de analistas, los expertos de Lombard Odier coinciden en explicar que las perspectivas de China para 2023 dependen en gran medida de la reapertura de sus fronteras. Ahora bien, en un contexto de altos contagios en el país y ante el miedo de una explosión de nuevas variantes fuera de sus fronteras, muchos países están volviendo a imponer nuevas medidas de detección del virus para los viajeros procedentes de China. La entidad opina que «el proceso de reapertura continuará guiado por un enfoque gradual, y consideramos que lo más probable es hasta el segundo semestre de 2023 no se produzca una reducción significativa de las diversas restricciones provocadas por el COVID-19».
Sin embargo, aclara que sería necesario un cambio para introducir ajustes en la política de salud pública. Todo indica que se emitirán orientaciones adicionales sobre la reapertura en torno a la Asamblea Popular Nacional, que se celebrará en marzo, y que entre tres y seis meses después se supriman con carácter permanente las exigencias relativas a las cuarentenas y a las pruebas de detección del virus. «En consecuencia, anticipamos para China un crecimiento del 4% y una inflación baja (2%) durante este año. Este resultado será mucho más favorable que el crecimiento previsto en otras economías clave, pero representa una rebaja con respecto a nuestra previsión anterior. A lo largo de esta transición, las políticas macroeconómicas seguirán siendo acomodaticias. Pronostican un estímulo fiscal continuado de alrededor del 2-3% del PIB en 2023″, afirman.
En este contexto, consideran que el Banco Popular de China seguirá siendo uno de los pocos bancos centrales que mantengan una política flexible, y podría incluso reducir aún más sus tipos de referencia. Recientemente ha reactivado un potente plan de préstamos directos denominado “préstamos complementarios pignorados, que resultó muy eficaz para estabilizar el mercado de la vivienda entre 2016 y 2017. «Si la senda de la reapertura da muestras de solidez, creemos que las autoridades no dudarán en reforzar estas medidas de flexibilización para limitar los riesgos», añaden.
Mercados emergentes: desaceleración del crecimiento, calma en el frente normativo
Por último, respecto a los mercados emergentes, los expertos de la firma creen que experimentarán una desaceleración del crecimiento en 2023, debido al debilitamiento del comercio mundial y al aumento de los tipos de interés. «Se espera que el comercio mundial sufra a principios de 2023, ya que los consumidores de América del Norte y Europa contendrán su gasto en un contexto de fuertes caídas de la riqueza neta y los salarios reales. Consideran que los países emergentes de Asia superarán sustancialmente a otras regiones gracias a la resiliencia de Asia Meridional», argumentan.
El lado positivo de la disminución de la demanda será, en su opinión, la estabilización de la inflación. En este sentido, explican que si bien la inflación podría no caer a los niveles previstos en la mayoría de las regiones, excepto en algunos países emergentes de Asia, un panorama menos favorable hará que los bancos centrales de los mercados emergentes acaben por interrumpir o revertir los aumentos de tipos a partir de mediados de 2023. En su opinión, es probable que esto ayude a los mercados emergentes a mantener un crecimiento positivo durante todo el año, a pesar de los factores desfavorables.
«Nuestro escenario de referencia actual asume un cambio relativamente gradual en la política de salud pública de China, un grado de incertidumbre sobre la política de la Reserva Federal en los próximos meses y nuevos movimientos en los precios de la energía y los alimentos. Es probable que en 2023 los desequilibrios entre los mercados emergentes se reduzcan, ya que las perturbaciones relacionadas con la energía disminuirán. Aunque las economías relativamente frágiles con altos déficits se enfrentarán a presiones, creen que el ajuste económico será manejable para muchos mercados emergentes clave», concluye el equipo de Lombard Odier.