El año acabó, pero han quedado pendientes algunos interrogantes que marcarán los mercados en 2019. Las gestoras destacan especialmente la guerra comercial entre Estados Unidos y China, el Brexit, el ritmo de subida de tipos por parte de los bancos centrales y la evolución de la inflación.
Muchos gestores apuntan que, de cara a este año, es muy importante entender en qué punto del ciclo estamos, dado que el debate sobre una posible recesión se aviva entre los inversores que se muestran preocupados tras asistir a uno de los periodos de crecimiento económico más largos de la historia. El consenso de mercado apunta a que hemos empezado el final de ciclo y que estamos ante un año con un ciclo maduro y con crecimiento menor y desincronizado.
En este sentido, según las perspectivas que maneja Union Bancaire Privée (UBP), el aumento de la desigualdad en el crecimiento económico mundial será probablemente la tendencia dominante en 2019. “Después de dos años de actividad económica global dinámica, el crecimiento se ralentizará y llegará al 3,5%, ligeramente por debajo de la estimación de 3,7% realizada por el FMI. Asimismo, será inferior al registrado en 2018 cuando alcanzó el 3,7%. Estados Unidos seguirá liderando el ciclo mientras China continuará en la carrera por el liderazgo mundial. El resto del mundo tendrá que adaptar sus estrategias a esas dos superpotencias económicas y políticas”, apunta en su último análisis de perspectivas para 2019.
La palabra recesión sigue resonando en la mente de los inversores, pero las casas de inversión insiste en que no hay datos fundamentales que indiquen una recesión a corto plazo. “Nuestros modelos cuantitativos actualizados indican que la probabilidad de una recesión en Estados Unidos, en los próximos 12 meses, ha aumentado a alrededor del 30% recientemente y, por lo tanto, es más alta que en cualquier momento en esta expansión de nueve años. Aun así, actualmente no vemos signos de sobrecalentamiento en los mercados laborales o de bienes que han adelantado una recesión, tal y como hemos visto en otras ocasiones en el pasado, ni los excesos de gastos o créditos excesivos que han precedido a otros. Sin embargo, es importante destacar que el entorno de mercado actual deja bastante claro que no se necesita una recesión por la agitación que agobia a los mercados financieros”, apunta Joachim Fels, Asesor Económico Global de la gestora PIMCO.
Esa “agitación” que menciona Fels es la que marcará los debates en 2019. Principalmente, se trata de asuntos políticos como el Brexit y la guerra comercial entre Estados Unidos y China. Sobre este último, Fels señala que es un conflicto más arraigado y solo comercial, por lo que seguirá siendo una fuente de incertidumbre y volatilidad, incluso si hubiera un acuerdo comercial. “Estas tendencias respaldan nuestro posicionamiento relativamente cauteloso y nuestro enfoque intenso en los activos líquidos, lo que nos permitirá responder a oportunidades específicas o al aumento de la propagación genérica y una mayor volatilidad”, afirma.
En Europa, la agitación no sólo está en Reino Unido, sino en el propio proyecto de la Unión Europea. Según explica Axel Botte, jefe de estrategias de renta fija y variable en Ostrum Asset Management, filial de Natixis IM, “Italia sigue siendo un riesgo importante en los mercados de bonos gubernamentales de Europa. La situación fiscal es tal que Italia podría perder acceso al mercado, detonando un impacto de la volatilidad e incrementando el diferencial en todas las variables”. Al Brexit y a Italia se suma otro frente más: las elecciones en Europa en mayo de 2019.
En cambio, a la hora de destacar aspectos no políticos, la atención recae sobre la evolución esperada de la inflación. “Creemos que el año que viene la inflación se estabilizará entre el 2% y el 2,5% en Estados Unidos y 2% en Europa, siempre que las divisas y las materias primas se mantengan estables. En países emergentes, la inflación debería subir mecánicamente donde la moneda ha perdido mucho terreno en 2018 y luego estabilizarse una vez que las políticas económicas más restrictivas mantengan la demanda a raya”, argumenta UBP en sus previsiones.
Entre estas dos aguas se quedan los bancos centrales, cuyas decisiones sobre el ritmo de subida de tipos vuelven a ser protagonistas. La Fed ha acabado el año con cuatro subidas y para este ha apuntado al menos otras dos. Sin duda, el ritmo que marque la Fed será fundamental para la economía global, ya que podría ser un elemento que precipite el final del ciclo. “El mercado no comparte la misma visión optimista sobre la perspectivas de la economía y está preocupado porque la Fed podría cometer un error al endurecer las condiciones demasiado pronto y demasiado rápido”, sostiene Mark Holman, CEO de TwentyFour AM (Vontobel AM).
En opinión de Holman, y tras ver cómo reaccionó el mercado tras anunciarse la última subida de tipos, “los inversores están asumiendo un riesgo demasiado elevado en lo que creen que puede ser una desaceleración y han estado deshaciéndose de activos de riesgo y, de forma simultánea, comprando activos libres de riesgo como los bonos del tesoro de Estados Unidos”.
Respecto al Banco Central Europeo (BCE), los analistas de Schroders apunta que, tras anunciarse el fin de su programa de compra de activos, es probable que suba tipos en el primer semestre de 2019. “Existe una gran probabilidad de que el BCE haya dejado para demasiado tarde la normalización de los tipos de interés y considere que ha perdido una oportunidad al no haberlo hecho el año pasado. La región podría verse atrapada en un entorno de tipos bajos y escasa munición monetaria para hacer frente a la próxima recesión”, matizan en su informe de perspectivas para este año.