Si eres un gestor activo, enhorabuena: el entorno actual es realmente bueno para la inversión activa. Lo dice Nicolas Janvier, gestor de Columbia Threadneedle Investments al cargo de la estrategia de pequeñas y medianas compañías estadounidenses, el fondo Threadneedle (Lux) American Smaller Companies: “Están sucediendo un montón de cosas a la vez, y esto afecta a las compañías a nivel individual”, afirma.
Una de las principales variables con impacto directo sobre este tipo de compañías es, por supuesto, la trayectoria de la inflación: “No basta con calcular qué nivel alcanzará la inflación, creo que es necesario comprender la estructura de costes de las empresas y qué implica. No es suficiente afirmar que habrá una recesión este año, creo que lo que hay que hacer es tener una visión sobre cómo afrontarán las compañías este periodo si se produce una recesión”, afirma el gestor. Por ello, reivindica el trabajo de su equipo de análisis: “Dedicamos mucho tiempo al análisis individual por compañía para comprender la compensación por riesgo asumido y comprender qué implica para las compañías y para los beneficios que la recesión sea suave o severa”.
Janvier explica que la filosofía de inversión que aplican en el fondo él y su equipo – compuesto por más de 20 analistas- “está basada en la dirección del viaje”. Dicho de otra manera, se centran en la búsqueda de compañías con potencial para crecer, ganar cuota de mercado e incrementar sus márgenes, mejorando su rentabilidad en un horizonte ideal de inversión de entre tres y cinco años, aunque hay acciones que llevan más tiempo en la cartera del fondo. “Queremos encontrar compañías que sean capaces de hacer crecer sus flujos de caja. Y queremos compañías que vayan a tener un marco de inversión responsable ESG que mejore de aquí adelante. Y, además, queremos que todo eso no esté reflejado en las valoraciones”, resume el gestor.
Éste añade que, frente al enfoque de otras casas centrado en seleccionar a las mejores compañías posibles del universo, el punto de vista con el que abordan la inversión en small caps en Columbia Threadneedle pasa por creer que “el alfa se captura a través de un viaje hacia la mejora. Es muy difícil generar alfa si algo ya es realmente bueno y se comprende bien”, concluye.
El experto aporta un dato para ilustrar esta afirmación: históricamente, las compañías americanas de pequeña capitalización han cotizado con una prima respecto a las grandes. En ocasiones, como actualmente, se puede convertir en una gran prima, dado que siguen cotizando con un descuento considerable respecto a las big caps un año después de la gran corrección de 2022. “Las valoraciones para la clase de activo parecían muy interesantes en relación con las grandes capitalizadas. La valoración de las small caps todavía está a dos desviaciones estándar de la media. Esto es una gran dislocación respecto a la media histórica. Pero esa brecha ha empezado a cerrarse”, advierte Janvier.
De esta forma, la cartera del Threadneedle (Lux) American Smaller Companies se concentra en torno a unos 60 a 70 valores que reúnen todas estas características y que, además, ofrecen una exposición diversificada y agnóstica respecto a factores de inversión. “El riesgo procede de nuestra selección de valores. Tenemos acciones growth y acciones value en la cartera, pero en realidad somos muy neutrales respecto a los factores, tenemos exposición a todos los sectores en cartera. Como buscamos compañías que están mejorando, las podemos encontrar en todos los sectores”, explica Janvier.
El gestor aclara que el tamaño de las compañías de pequeña capitalización en EE. UU. puede llegar hasta los 5.000 y los 7.000 millones de dólares, aunque el equipo de Columbia Threadneedle prefiere centrarse en compañías de entre 500 y 3.000 millones de capitalización, al considerar que esa área es “relativamente ineficiente”. Janvier considera que todavía hay margen para el descubrimiento de precios en estas compañías; aunque EE. UU. sea el mercado más eficiente, indica que todavía hay compañías con poco seguimiento por parte de las casas de análisis que encajan en su universo de inversión. “Todavía hay oportunidades para un gestor activo que tenga una visión diferenciada””, explica el experto.
Ventajas de la escala
El regreso de la inflación, que el año pasado alcanzó niveles inéditos desde la década de 1980 en EE.UU. y obligó a los bancos centrales a embarcarse en uno de los ciclos de subidas de tipos de interés más rápidos de la historia, ha planteado para muchos la duda de si por fin hemos dejado atrás el entorno “lower for longer” e incluso el “new normal” para volver, simplemente, a la normalidad previa a la era de los tipos cero.
De hecho, la trayectoria de los tipos de interés es uno de los riesgos que Janvier está monitorizando más de cerca este año, junto a la probabilidad de que se produzca una recesión y qué impacto podría tener dependiendo de la profundidad con la que se materialice, por su impacto sobre el tipo de negocios que tiene en cartera. El gestor percibe que la presencia de estas y otras variables macro supone “una ventaja para los gestores activos que tengan recursos”, dado que se ha incrementado la dispersión entre las acciones de esta parte del universo de la renta variable. “Es algo por lo que he estado rezando durante mucho tiempo”, afirma entre risas, admitiendo que en los últimos años había sido difícil encontrar valores que realmente se diferenciaran del resto de la clase de activo. “Ahora estamos en un periodo en el que hay más dispersión, el mercado está discriminando más. Hay más confusión. Es un momento en el que realmente podemos añadir valor”, resume.
Otra de las ventajas de poder trabajar para una casa como Columbia Threadneedle – que cuenta actualmente con un patrimonio gestionado en torno a los 500.000 millones de dólares solo en renta variable globalmente- es la posibilidad de forzar vínculos fuertes con los equipos directivos de las compañías en las que invierte el fondo de múltiples maneras distintas, desde la asistencia a la presentación de resultados a encuentros cara a cara: “Puedo llamar a cualquiera de las empresas que tenemos en cartera, hablar con alguien del consejo directivo y organizar una reunión en un par de días”, presume Janvier.
El gestor también resalta la importancia del activismo de la gestora, que tiene una política de voto en juntas muy delimitada: “Si percibimos que alguna acción supone un ejemplo de mal gobierno, votamos en contra. Lo que nos interesa es conseguir lo que sea mejor para los accionistas, no lo que sea mejor para el equipo directivo”. La vigilancia del buen gobierno es algo en lo que Janvier hace hincapié dado el fuerte compromiso ESG que ha adaptado Columbia Threadneedle hace ya varios años (este fondo en concreto es Artículo 8 desde 2019); no sólo para monitorizar las acciones del consejo sino, en línea con el compromiso antes citado, también para ayudar a las compañías en las que invierte a mejorar su perfil de sostenibilidad: “A medida que cada vez más inversiones preguntan más por aspectos ESG, tengo muchas compañías en las que llevamos invertidos mucho tiempo que me preguntan si pueden reunirse con nosotros para comprender qué piensan los inversores y asegurarse de que comunican bien al mercado. Somos socios, absolutamente”, concluye Janvier.