Lanzado en mayo de 2021, el fondo Aviva Climate Transition Global Credit aspira a combinar la rentabilidad del crédito con grado de inversión (IG) con un significativo impacto climático. Para conseguirlo, invierte en crédito corporativo con sesgo hacia la transición climática, con un rating medio de A- y una cartera concentrada de entre 80 y 100 nombres.
“La premisa del fondo es un doble mandato: resultados climáticos positivos, pero también rendimientos de inversión, porque creemos que no hay que renunciar al rendimiento para formar parte de la transición hacia un futuro mejor”, explican a Funds Society Laura Frost, Credit Investment Director en Aviva, y Thomas Chinery, gestor del fondo.
La forma en que se seleccionan las participaciones es a través de un modelo retrospectivo con 25 años de datos de diferenciales que divide el universo no por sector, sino por volatilidad. “Lo que el modelo hará en su forma más pura es decirnos por ejemplo el momento en el que todos los bancos a corto plazo deben estar en cartera, porque ahí es donde está el valor”, indica Frost. Al modelo también se le pueden añadir varios escenarios macroeconómicos y ajustarlo para que devuelva una visión del mundo más realista.
“A continuación, nuestro equipo de analistas financieros con experiencia local lo rellenará con su mejor idea. Luego los gestores elegirán una de esas mejores ideas o su propia idea. En definitiva, se trata de un enfoque bottom-up. Por supuesto, hay un cierto grado de comprensión macro, pero está muy lejos de ser el clásico fondo de crédito macro. Y la valoración lo es todo. Se trata de la transición climática, pero en última instancia nos fijamos en la valoración”, añade.
La estrategia incluye dos tipos de empresas: proveedoras de soluciones o aquellas que estén orientando sus modelos para aportar a un mundo bajo en emisiones. En ambos casos con “unos fundamentos crediticios y una valoración crediticia adecuados para poder incluirlas en la cartera”. Así que, subraya la experta, aunque se trata de un fondo tradicional de grado de inversión, “la selección ascendente del crédito es la última parte del proceso” y los beneficios para el clima se sitúan al inicio del proceso.
Selección de las compañías
Dentro del grupo de los proveedores de soluciones, una característica fundamental es su ventaja competitiva, señala por su parte Chinery. “Queremos invertir en las empresas que están proporcionando las mejores soluciones, y pensamos que las que producen una alternativa mejor que sus competidores no sólo son buenas desde una perspectiva climática, sino también porque en un entorno de tipo recesivo, las compañías que producen la mejor alternativa son probablemente las que tendrán los flujos de caja más resistentes y los mejores balances”, destaca.
En cuanto a las compañías en transición hacia un modelo de producción más sostenible, existen sectores con un riesgo mucho mayor que otros, y un estudio de Fitch establece que un gran porcentaje de las rebajas de calificación previstas en la próxima década se deben al estrés climático, indica. Por eso, cuanto mayor es este riesgo, más valor debe tener la marca: “Cuando nos fijamos en las empresas que están en sectores de mayor riesgo, tienen que hacer más cambios materiales en su modelo de negocio. Y si son demasiado lentas en este momento, el coste de hacerlo será demasiado alto, lo que les impedirá hacerlo o pondrá en tensión su balance y su endeudamiento”.
En cuanto a la construcción de la cartera, por valor de mercado los proveedores de soluciones representan alrededor del 20%, y las empresas que están orientando su modelo hacia una economía más baja en carbono alrededor del 80%. Por ello, buscan sobreponderar los nombres de soluciones. “Es decir que si son un 20%, buscamos tener entre 30% y 40% de la cartera en esos nombres, porque son los que impulsan el cambio. La otra categoría nos brinda a su vez la gran oportunidad de tener compañías de grado de inversión más tradicionales”.
Un enfoque diferenciado
Frost explica que existen tres grandes categorías de fondos globales de crédito corporativo con enfoque climático o sostenible: los ESG, muchos de los cuales son antiguos fondos recategorizados en los últimos cinco años, los de impacto o sostenibles (en general los artículo 9 del SFDR) y los climáticos (en general artículo 8). “En base al análisis que he hecho de los más similares a nosotros, la mayoría tiene un sesgo hacia el alto rendimiento o los mercados emergentes. El nuestro es un enfoque mucho más purista hacia el grado de inversión, si bien tenemos una palanca de alto rendimiento del 15% para usar si queremos”.
Por ejemplo, en caso de que haya un rally en los combustibles fósiles, al ser un fondo de transición climática no les es posible invertir en ese sector, “así que tenemos que utilizar las correlaciones entre tal vez híbridos corporativos y energía y alto rendimiento”, señala. “Utilizamos la palanca de alto rendimiento no para añadir beta cuando el mercado está subiendo, sino más bien como una alternativa a los valores que no se nos permite poseer”.
Previsiones macroeconómicas
Chinery considera que resulta difícil predecir el curso de este año, sobre todo cuando los economistas han cambiado sus perspectivas en los últimos meses. Tras el número excesivo de recortes previstos por el mercado a principios de año, el gestor cree que los recortes descontados ahora mismo no parecen inapropiados, en un rango de dos a tres, y que incluso el BCE podría mover ficha antes que la Fed por las perspectivas de inflación en la zona euro.
“Pero basándonos en todo eso, es un poco difícil decir hacia dónde van a ir los tipos de interés. Así que una de las cosas en las que estamos especialmente centrados es en incorporar un carry realmente fuerte en la cartera. Algo que no tenía importancia en la última década, con el entorno de tipos bajos. Ahora ese nivel de carry que tienes en una cartera IG sobre una base ajustada al riesgo significa que puedes alcanzar el nivel de rentabilidad incluso si te equivocas en términos de spread”, resume.
En su opinión, no existe razón material para la ampliación de los diferenciales que no sea la falta de demanda de los inversores, y no es el caso. “Si los diferenciales se amplían, la gente compra porque los rendimientos son más altos. Si se mantienen, la gente compra porque resultan atractivos. Y si se estrechan, la gente compra porque vuelve a estar un poco asustada”, señala.
El escenario más difícil sería que la inflación despegue de nuevo, pero desde la gestora no lo ven probable pese a algunos datos de los últimos meses. “Somos muy cautos al respecto, pero seguimos manteniendo una perspectiva constructiva para el resto del año”.
¿Por qué invertir con impacto climático?
“Si no estás sentado a la mesa, no puedes infundir ningún cambio”, afirma Frost. “Tener la capacidad de influir mediante el compromiso activo y el stewardship es muy importante”.
Aunque el grado de inversión es un área que la mayoría de los clientes está buscando, aún hay mucho efectivo al margen, por ejemplo en fondos monetarios, de clientes que tienen un rendimiento atractivo sin necesidad de asumir riesgos de duración. Sin embargo, mantener efectivo solo es atractivo a corto plazo y en los niveles más elevados, agrega Frost, por lo que las perspectivas para el IG son muy positivas, con un riesgo muy limitado de rebaja de calificación.
“Me gustaría añadir –indica por su parte Chinery- que no se puede generar el cambio a través de inversiones pasivas. Lo que realmente consigue la gestión activa se realiza a través de comprometernos con esas empresas, hablar con ellas si las tenemos en cartera, y trabajar con ellas para apoyar ese cambio en el mundo real”.
Y destaca: “Creo que esa es la parte más importante, una de las partes más importantes, de la gestión activa, junto con la selección de valores. Por eso volvemos a ese doble mandato: Queremos producir fuertes rendimientos similares a los de un fondo IG tradicional en un fondo climático, para también impulsar ese cambio en el mundo real”.
Capital Strategies Partners distribuye los fondos de Aviva en España, Italia y Portugal.