La renta fija no pasa por su mejor momento, por lo que lograr altos rendimientos es una misión más que complicada. Eso no significa que obtenerlos en renta variable sea más sencillo. Lo que sí es común para ambos casos es saber entender los efectos de la incertidumbre política y de las decisiones del Banco Central Europeo (BCE). El objetivo no es predecir el comportamiento del mercado, sino “identificar las mejores oportunidades en mitad de tantos movimientos”, apunta David Zahn, director del Equipo de Renta Fija Europea y gestor del Franklin European Total Return Fund en un reciente evento en Madrid.
Su análisis del contexto actual es claro: “Europa continúa su recuperación con un crecimiento lento pero constante, se ha generado un poco de inflación que no será alta, pero que ha venido para quedarse, y gana peso el consenso de que el BCE subirá, tarde o temprano, los tipos y frenará algo su política de compras”.
Por el lado de la recuperación, este experto destaca que la subida del precio del petróleo, un euro fuerte y la política de compras de BCE son factores que están impulsando esa “lenta pero constante” mejora de la economía europea. Una buena marcha puede tropezar, en su opinión, con una subida brusca de los tipos. “En el mercado hay consenso respecto a que se subirán los tipos de interés, al igual que está pasando en otros países como Japón o Estados Unidos. Pero con cautela, ya que si no la recuperación se frenará. Por lo tanto, aquí estamos ante una interesante búsqueda del equilibrio”, afirma.
En cambio, no le da tanta relevancia al efecto que pueda tener la inflación y señala que su aumento ha venido por el alza de los precios de los alimentos y la energía. “Ambos han vivido un momento de mayor presión, pero volverán a bajar. Lo lógico, si el BCE continúa con su política, es que veamos un nivel de inflación cercano al 1,7% hasta el año 2019”, señala.
Además de la recuperación económica y de las decisiones del BCE, la política es el otro gran elemento que hay que analizar, en particular las próximas elecciones en Francia y Alemania. En su opinión, “el riesgo no es solo respecto a las elecciones, sino que luego veremos a esos gobernantes populistas en el gobierno durante cuatro o cinco años. Dicho esto, he de aclarar que los electores franceses se pueden alejar de ese discurso porque lo que les preocupa es mantener sus trabajos y la marcha de la economía, y no caer en una situación de parálisis como ocurrió en España o Italia. Y respecto a Alemania, no considero que los resultados vayan a tener un gran impacto sobre el mercado”, asegura.
Dónde obtener rentabilidad en renta fija
En este resumen, Zahn esboza lo que considera que son la claves para entender las oportunidades que ofrece la inversión en reta fija en estos momentos: lo que impulsa la recuperación y lo que está generando incertidumbre. Según aclara, “hay dos elementos que van a influenciar en la evolución de la renta fija, uno es el contexto político y otro el crecimiento económico”. Sobre este último, apunta que los gobiernos han logrado controlar el déficit y la emisión de su deuda poco a poco, para evitar que se vuelva a disparar. “El hecho de haber logrado un mayor control, les permite ahora reorientar sus presupuestos hacia el crecimiento”, matiza.
En este contexto, Zaha apuesta por las inversiones en crédito y deuda pública con grado de inversión, principalmente, en euros. Así lo reflejan las posiciones del fondo Franklin European Total Return, un producto multiestrategia flexible, con una rentabilidad a vencimiento del 1,4% y una duración de entre seis y ocho años. Según la gestora, la renta fija europea ha obtenido buenos resultados desde 2000 -en torno al 5,01% por año-, incluso superiores a la renta variable. “Para capturar buenas rentabilidades es fundamental la duración y la diversificación, lo que nos obliga a mantener ese enfoque de multiestrategia y a ser flexibles”, afirma.
Esa flexibilidad se demuestra, por ejemplo, con el cambio de posiciones desde finales de 2014: aunque tienen posiciones en deuda pública, crédito con grado de inversión, high yield y divisas diferentes al euro, desde entonces han movido la cartera hacia los dos primeros segmentos, dentro del grupo de mayor calidad y grado de inversión, en detrimento de high yield. “No compramos nada por debajo de B-. Respecto a países, y en comparación con el índice Bloomberg Barclays Euro Aggregate Index, estamos infraponderados en Francia, Alemania o España. En cambio, tenemos más exposición a Italia y Bélgica», explica. Sobre la diversificación del fondo, Zahan señala que es mayor que la del índice y que, por ejemplo, mantienen posiciones en España “porque aporta esa diversificación y eso es una protección ante la inflación”.
Renta variable
En el contexto actual, la otra alternativa para Franklin Templeton es su fondo de renta variable Templeton Euroland Equity, que está calificado con cuatro estrellas Morningstar y que, desde su lanzamiento en junio de 1999, ha logrado un rentabilidad frente a sus comparables del 4,5%. “También encontramos factores que pueden beneficiar a la renta variable como la reactivación del crédito, el fin del pico de las políticas de austeridad, los menores precios del petróleo, la mejora de las ventas minoristas o la oportunidad que hay para mejorar la competitividad debido a las reformas laborales y a un euro más débil”, explica Dylan Ball, director del Equipo de Renta Variable y gestor del Templeton Euroland Fund.
Según su experiencia, el value ha vuelto y así lo refleja en este fondo, basado en un estilo de inversión core value y que invierte en 61 compañías. “Es cierto que el value no funciona todo el tiempo, pero en un contexto como el actual ayuda a identificar compañías que están infravaloradas y que tienen en un gran recorrido, más aún si miramos en Europa que si las buscamos en Estados Unidos, donde las compañías han estrechado ya al máximos sus márgenes”, afirma Ball.
Por eso, el proceso de inversión de este fondo busca identificar negocios capaces de generar caja y beneficios de forma consistente, y que coticen con descuento sobre el valor de la compañía, según el propio análisis de la gestora. En este sentido realiza un análisis fundamental para valorar las diferentes compañías e localizar aquellas que están infravaloradas. Según Ball, esto se combina con “nuestro enfoque largoplacista basado en identificar el valor de las compañías independiente del ruido de mercado en el corto plazo”.
Este proceso de inversión ha colocado claramente a tres sectores en la cartera del fondo: salud, energía y finanzas. Mientras que, en comparación con el índice MSCI EMU Index, están infraponderados en consumo discrecional, consumo básico e industrias. “Sobre esto consideramos que el consumo está caro, en cambio vemos bastante margen de crecimiento para las actividades vinculadas con la salud y la farmaindustria”, aclara.