A medida que la demanda siga levantando cabeza tras la recesión en 2020, se espera que la economía global crezca un 4,1% en 2021, según el Credit Suisse Investment Outlook 2021. El documento indica que este crecimiento económico global parece encaminado a moderarse desde los niveles máximos de recuperación, creando un entorno que debería seguir favoreciendo los activos financieros.
Está claro que después de un año sin precedentes, la pandemia del COVID-19 seguirá marcando la economía y los mercados financieros en los próximos meses. Y no solo el COVID-19, sino todo el entorno creado para frenar sus efectos económicos: tipos de interés persistentemente bajos en la mayoría de las economías desarrolladas, políticas económicas laxas, aceleración de ciertas tendencias, aumento de la deuda pública y las tensiones políticas. Todo ello pesará, en opinión del banco privado, en la asignación de los activos de los inversores.
Las Super tendencias de Credit Suisse, cuya relevancia ha quedado corroborada por la pandemia, engloban diversos sectores y regiones que permiten a los inversores participar en las grandes transformaciones sociales que generan oportunidades de negocio y de inversión a escala global. Entre los sectores donde ve oportunidades de inversión destacan: las energías renovables europeas y redes de distribución; la minería, los materiales de construcción; los gases industriales e hidrógeno; en el sector tecnológico de China; en el oro; las aseguradoras de propiedad y daños; cotizadas de defensa, y en equipamiento de telecomunicaciones. “También esperamos que los activos de los mercados emergentes, tanto los bonos como las acciones, registren un rendimiento superior y que el dólar siga debilitándose”, añade en su outlook para 2021.
Por su parte, Nannette Hechler-Fayd’herbe, Chief Investment Officer International Wealth Management y Global Head of Economics & Research de Credit Suisse, señala que la crisis del COVID-19 ha alterado la forma en que vivimos, trabajamos y aprendemos. “Creemos que muchos de los desafíos económicos y sociales surgidos a raíz supertendencia en torno al tema del cambio climático, explicamos las oportunidades de inversión que se presentan para sacar partido de la tendencia acelerada hacia la descarbonización del crecimiento económico”.
“Creemos que las medidas de estímulo que hemos visto desde el comienzo de la pandemia, junto con la recuperación económica, apoyarán el próximo año los activos financieros, y en particular las acciones. Sin embargo, existen riesgos que hay que seguir monitorizando muy de cerca. Para preservar el patrimonio y poder cumplir con las obligaciones a largo plazo, los inversores deberían invertir en estrategias multiactivos bien diversificadas e invertir una parte importante de las carteras en acciones”, señala Michael Strobaek, Global Chief Investment Officer de Credit Suisse.
En este sentido, la entidad considera que las acciones siguen ofreciendo atractivas perspectivas de rentabilidad, en especial si se comparan con los bonos de bajo rendimiento. “Esperamos una recuperación de las acciones de los mercados emergentes y un alza de las acciones alemanas. Entre nuestros sectores preferidos están la sanidad y los materiales, con oportunidades adicionales que emergerán gradualmente en los sectores cíclicos a medida que se extienda la recuperación”, señalan.
En cambio, en renta fija explican que no todo está perdido. Según indica su documento de perspectivas, “la rentabilidad de los principales bonos soberanos será escasa en el mejor de los casos, mientras que los bonos en moneda fuerte de los mercados emergentes siguen siendo atractivos. El crédito con grado de inversión debería seguir ofreciendo una buena relación riesgo-beneficio. Dentro de los bonos de alto rendimiento, favorecemos los segmentos de alta calidad”.
Al igual que el año pasado, recuerdan que las inversiones alternativas tendrán cierto protagonismo. En concreto, desde Credit Suisse consideran que el sector inmobiliario debería beneficiarse de la recuperación económica y del entorno de bajas tasas de interés. Por ello, en su estrategia de inversión, prefieren favorecer los sectores que se apoyan en el crecimiento estructural, como los inmuebles industriales y logísticos.