Invesco ha presentado las conclusiones de su informe anual sobre las inversiones y gestión de activos de los grandes fondos soberanos internacionales y de los bancos centrales. Una de las principales conclusiones que arroja esta séptima edición es que sigue aumentando la importancia de la ESG.
Además de existir un mayor número de inversores gubernamentales que van adoptando políticas ESG, los que ya las habían hecho se han vuelto más comprometidos y han ampliado sus esfuerzos iniciales. Eso sí, la implementación de estos criterios es más frecuente entre inversores de Occidente, mientras que en Oriente Medio y Asia va poco a poco creciendo. El informe señala que no solo gana peso entre los inversores, sino también comienzan a considerar que puede mejorar la valoración de los activos en los que invierten. En este sentido, el criterio de medio ambiente está aglutinando la inversión ESG de los gobiernos.
Según la lectura que hace la gestora de estas conclusiones, “las consideraciones ESG se aplican cada vez más y no solo a la hora de elegir el activo en el que se invierte, sino en la globalidad de la cartera, por ello en muchos casos se han nombrado profesionales dedicados a la ESG dentro de los equipos de inversión”.
Otro aspecto que destaca este informe es que los inversores soberanos creen que los criterios ESG pueden ser cubierto por toda clase de activos, eso sí en lo mercados asiáticos y emergentes los inversores tienen menos confianza en que se puedan implementar estos criterios fuera de la renta variable.
Medio ambiente, gobernanza y social
Para aquellos inversores gubernamentales que han ampliado la implementación de los criterios ESG en los activos reales, en concreto en infraestructuras, los cambios en los patrones climáticos son un motivo de preocupación porque pueden dañar estas infraestructuras. Por ello la forma de entender los factores ambientales ha cambiado y gravitado hacia nuevos conceptos como por ejemplo la creación y estandarización de soluciones ambientales o la mejora de los datos en torno a la huella de carbono que ofrecen los proveedores de datos. Sobre todo consideran que es una forma de poner a trabajar más capital y generar ingresos a partir del criterio medioambiental.
En este sentido, una consideración importante es que los inversores gubernamentales creen que el criterio medioambiental puede impulsar el de buen gobierno. “Gracias a que los problemas del medio ambiente están, a menudo, en el centro del compromiso corporativo, como por ejemplo son los mandatos sobre el cambio climático y la transparencia en las emisiones de carbono, se logra impulsar el criterio de la gobernanza”, explica el documento.
Los desafíos que presentan el criterio medioambiental y de buen gobierno ha sido bien desarrollado por los grandes fondos soberanos internacionales y los bancos centrales. Ahora comienzan a dar un paso más y redefinir su interpretación del criterio social, viendo a través de esta “lente” a sus propios proveedores y organizaciones con las que trabaja.