En mayor o menor medida, todos los países luchan contra la propagación del coronavirus. En uno de sus últimos análisis, Lombard Odier señalaba que “estamos avanzando en la dirección correcta”, al menos en materia de salud pública y políticas monetarias. Y advertía que ante el COVID-19 era necesario “un estímulo global y coordinado”, a fin de reducir las presiones en los flujos de efectivo de las empresas y los hogares afectados, y de evitar posibles incumplimientos y una espiral de desempleo.
“El BCE, la Reserva Federal y el Banco de Inglaterra han dado pasos decisivos. Sin embargo, la función de reacción de las autoridades fiscales ha sido lenta y lo que se ha anunciado hasta ahora está lejos de ser exhaustivo. El apoyo debe ser sustancial para la mayoría de las economías (más del 0,5% del PIB) y las economías afectadas necesitan claramente paquetes más importantes (más del 1,0% del PIB). En este sentido, la flexibilización fiscal del 2% de China es un buen ejemplo”, señalaba hace unas semanas Samy Chaar, economista jefe de Lombard Odier.
En su opinión y, a pesar de la fuerte volatilidad de los mercados, “los responsables de la salud pública y de la política monetaria están dando pasos decisivos en la dirección correcta para combatir el choque económico temporal y, por lo tanto, dos de las tres medidas necesarias avanzan bien”.
Ahora, tras todas las medidas anunciadas por los diferentes gobiernos e instituciones monetarias, llega el momento de hacer un alto, reflexionar y recopilar lo ocurrido, para seguir dando pasos. En esta línea, Lombard Odier ha presentado su último informe:
La gestora valora de forma muy positiva las medidas que los países europeos han emprendido para frenar el número de contagios, aunque la situación sigue siendo preocupante en algunos países como España e Italia. “La incapacidad de producir pruebas a gran escala sigue siendo una limitación para levantar los bloqueos económicos. Las estrategias de ensayo y seguimiento de Corea del Sur o Alemania deben aplicarse a nivel mundial tan pronto como los períodos de bloqueo resulten eficaces para contener la fase exponencial de nuevas infecciones. Si no se realizan suficientes pruebas, las estrategias a medio plazo para evitar segundas o terceras oleadas pueden resultar ineficaces”, señala.
Respecto a las “respuesta monetaria” destaca la medida tomada por el Banco Nacional Suizo, que ha suspendido las reservas de capital para los bancos a fin de aumentar el potencial de préstamos como apoyo a la economía y creado Servicio de Refinanciación COVID-19 (CRF) que permite a los bancos obtener liquidez del banco central. Este tipo de iniciativa demuestra que toda Europa camina en el mismo sentido.
Diferente es en la “respuesta fiscal” que estamos viendo. “La presión para un instrumento de deuda común a nivel europeo está aumentando. Los países acreedores, especialmente los Países Bajos y Austria, siguen resistiendo. Esta sería la pieza que faltaba en el proyecto del euro, un marco fiscal mutuo respaldado por un activo seguro en euros que podría ser comprado por el BCE en una crisis, para financiar proyectos en la economía real”, sostiene.
Con este contexto de fondo, y teniendo en cuenta las medidas fiscales y sanitarias, la firma de inversión mantiene su escenario central de “conmoción materia, pero transitoria”. Sobre la posición de su cartera, señala que han aumentado las coberturas, principalmente con yen japonés y oro, para afrontar la persistente volatilidad. “Reajustamos regularmente las exposiciones a la renta variable para tener en cuenta la deriva del mercado tras las caídas, de modo que las carteras puedan beneficiarse de la eventual recuperación”, concluye.