Arranca la COP28. El Foro Económico Mundial reunirá a jefes de Estado, ministros, líderes empresariales, filántropos y de la sociedad civil para avanzar en la acción climática en la 28ª Conferencia de las Partes de la CMNUCC (COP28) en la Expo City Dubai, en Dubai, Emiratos Árabes Unidos. El foro se centrará en áreas de acción prioritarias como la descarbonización de la industria y la reducción a cero, la transición energética, la alimentación, la naturaleza y la financiación innovadora.
Tras varios años de estancamiento e incluso de desilusión, la COP28 debe demostrar que las negociaciones sobre el clima siguen siendo pertinentes y capaces de inducir un cambio real. “Tenemos que adoptar un enfoque holístico para hacer frente a la crisis del medio ambiente, con las personas en el centro de la agenda, centrándonos en la restauración y protección de los ecosistemas naturales, el fortalecimiento de la resiliencia de las comunidades frente al estrés hídrico y las temperaturas extremas, al tiempo que detenemos la contaminación de nuestra tierra, mar y agua”, ha afirmado Gim Huay Neo, director general del Foro Económico Mundial.
Según defiende Huay Neo, es necesario fomentar un sentido de interdependencia, confianza y apoyo mutuos, así como una colaboración activa entre los gobiernos, el sector privado, la filantropía, la sociedad civil y las comunidades para construir una relación más armoniosa entre las comunidades y con el planeta. “La COP28 es una oportunidad para que el Foro Económico Mundial proporcione una plataforma para que las múltiples partes interesadas hagan balance de los progresos, mejoren los esfuerzos de asociación y exploren juntas nuevas ideas y soluciones para salvaguardar nuestros bienes comunes globales”, ha argumentado.
Entre los posibles puntos destacados del evento, Matt Christensen, director global de Inversión Sostenible y de Impacto de Allianz Global Investors (Allianz GI), apunta: “Se espera que las estrategias de transición se concreten de forma más explícita. Sin embargo, el hecho de que la agenda haya sido casi monopolizada por los intereses de los combustibles fósiles generará más escepticismo, ya que el foro de la COP se ha alineado demasiado con los intereses económicos tradicionales de los países y las empresas”.
Para Marie Lassegnore, responsable de Inversión Sostenible en La Française, dentro del sector financiero, una de las mayores decepciones ha sido el compromiso de movilizar fondos públicos y privados para la lucha contra el cambio climático, que debía alcanzar los 100.000 millones de dólares anuales en 2020 y que, tras quedarse corto en una ocasión, nunca se ha logrado desde entonces. Sin embargo, Lassegnore reconoce que no todo está perdido: “Según el 5º Diálogo ministerial bienal de alto nivel sobre financiación climática, hay esperanzas de que el objetivo se alcance finalmente este año. Puede que haya una luz al final del túnel, dado el optimismo que rodea a la financiación, ampliamente considerada como un indicador de la ambición climática. Todas las partes esperan ahora mayores compromisos para financiar la adaptación al cambio climático y a los países más vulnerables”.
Según los expertos, la presidencia de la COP 28 desea movilizar las contribuciones públicas y privadas en los siguientes ámbitos, que podrían generar más o menos alteraciones: aceleración de la transición energética y reducción de las emisiones antes de 2030; asegurar la financiación climática; naturaleza, transición justa y personas; e inclusión.
La mayoría de las expectativas en torno a la conferencia se han adaptado a la complejidad de los debates relacionados y al reto de conseguir unanimidad en cuestiones difíciles, como la participación en el fondo para pérdidas y daños. “Tanto en las reuniones como en los mercados, las expectativas discretas pueden allanar el camino a sorpresas positivas. Podríamos ver, por ejemplo, que se triplican los objetivos de energías renovables, teniendo en cuenta los rápidos avances conseguidos hasta ahora en esta área. Y podríamos asistir a serios esfuerzos para acelerar nuestra adaptación al cambio climático, donde la mitigación está resultando ser compleja”, añade Anne Richards, CEO de Fidelity International.
Ideas de inversión sostenibles
Esta visión holística también incluye a la industria de los fondos de inversión y a la banca privada, quienes tienen el ojo puesto en cuál puede ser su aportación en la lucha contra el cambio climático. Ante los retos que esto plantea, Carsten Menke, Head Next Generation Research de Julius Baer, comenta: “En nuestra opinión, es sobre todo la insuficiencia de las infraestructuras la clave de los problemas medioambientales que causa el plástico, pero también cierta mentalidad de algunos consumidores la que contribuye a ello. Con todo, el flujo reciente de noticias y los datos respaldan la tesis de inversión que subyace a nuestro tema de inversión Economía Circular, que se centra en las empresas de gestión y reciclaje de residuos, los productores de envases sostenibles y, de forma menos destacada, las empresas de consumo que se replantean las materias primas que utilizan para sus productos y envases. Más allá del actual bache cíclico del tema y de la resaca pospandémica de las empresas de envases, reiteramos nuestra visión constructiva”.
Dierk Brandenburg, responsable de análisis de crédito y ESG en Scope Ratings, recuerda que en la COP 28 los inversores se enfrentan de nuevo a la necesidad de hacer valer sus opiniones a la hora de evaluar la viabilidad de las estrategias cero neto, especialmente en el sector energético; y esto puede ser una buena noticia para la emisión de bonos verdes.
“El dilema para los inversores centrados en el clima es que, en este entorno, las emisiones absolutas son difíciles de controlar a nivel de empresa o país porque dependen de factores macroeconómicos que afectan a la demanda y a la oferta e influyen en la combinación energética disponible. Esto hace que la atención se centre en las mejoras relativas de la producción de energía verde en comparación con los escenarios de cero emisiones netas”, explica Brandenburg para contextualizar su afirmación.
En este sentido sostiene: “Con la pérdida de fe en las energías renovables por parte de los inversores de renta variable, no cabe duda de que aumentará la demanda de inversiones verdes financiadas con deuda. Con los rendimientos en máximos de la década y los extinguidos greeniums, prima en precio que suele pagar el comprador de un bono verde en comparación con otro bono de la misma compañía que no tenga características sostenibles, puede que no sea un resultado tan malo después de todo”.
En opinión de Alessandro Musto, responsable de Integración y Soluciones ESG en Generali Insurance Asset Management, lo más relevante de este encuentro es que finalmente se arroje claridad sobre cómo financiar sectores de difícil transición. Según señala Musto, la gestora espera que esta COP ofrezca más información sobre el plan de Adaptación Global.
“El año pasado, en la COP 27, se alcanzó un acuerdo para formar un fondo de pérdidas y daños, con el objetivo de apoyar los retos de adaptación y resiliencia, especialmente para los países más vulnerables. Esperamos tener más debates prácticos sobre cómo se capitalizará y perseguirá este objetivo. En segundo lugar, si se alcanza un debate fructífero sobre la aceleración de soluciones sostenibles para sectores “difíciles de transicionar” como la construcción, el transporte y los edificios, se abrirán perspectivas positivas para que los inversores financien la transición de estos sectores. En tercer lugar, durante la COP 28 se publicará el primer balance mundial”, comenta sobre sus expectativas sobre este encuentro.
Por último, Pascal Dudle, Head of Listed Impact y Senior Portfolio Manager de Vontobel, pone el fondo en que uno de los sectores clave es el energético. Según BloombergNEF, la oportunidad de inversión en energía se sitúa en torno a los 200 billones de dólares, ya que los esfuerzos en la transición energética deben aumentar para que el mundo alcance sus objetivos de cero emisiones netas en 2050. Esto supone un gasto anual de unos 6,5 billones de dólares, frente a los 2 billones de 2021, o lo que es lo mismo, una media de aproximadamente el 2% del PIB mundial (casi el equivalente a lo que gastan los aliados de la OTAN en presupuesto militar).
“Todos los sectores energéticos necesitarán que sus mercados crezcan entre 40 y casi 200 veces su tamaño actual, y ese crecimiento requerirá capital. BloombergNEF calcula que se necesitarán unos 110 billones de dólares para transformar la forma en que consumimos la energía, por lo que habrá que pensar en bombas de calor, vehículos eléctricos y reciclaje sostenible. Los 90 billones de dólares restantes se destinarán a los activos de suministro energético, que incluyen la infraestructura de red y la captura de carbono.
En respuesta, según su experiencia, existe un gran apetito por este tipo de inversiones. “Nuestra Encuesta sobre Inversión de Impacto 2023 reveló un considerable interés entre los profesionales por adoptar estrategias de inversión de impacto y sugiere que aún existe un enorme potencial sin explotar dentro del mercado. Invertir en la acción por el clima no sólo es necesario para prevenir el catastrófico cambio climático, el estrés hídrico o la pérdida de biodiversidad, por citar algunos ejemplos, sino que también tiene sentido desde el punto de vista económico a largo plazo”, concluye Dudle.