En nuestro planeta, 2.000 millones de personas, es decir, el 26% de la población, no disponen de agua potable y 3.600 millones (el 46%) carecen de acceso a un saneamiento gestionado de forma segura, según informes de la UNESCO de 2023. Es más, se espera que esta escasez empeore en los próximos años, a medida que se agrava el calentamiento del planeta y la crisis del clima.
En el contexto del Día Mundial del Agua, estos datos pesan en la conciencia de la sociedad y las gestoras, como parte de la sociedad, muestran su compromiso por dar respuesta a esta realidad. Por ejemplo, Deepshikha Singh, responsable adjunta de Investigación sobre Inversión Sostenible de La Française y responsable de Stewardship en La Française AM, defiende que la cooperación y la innovación entre empresas, inversores, comunidades y países son fundamentales para afrontar los desafíos del sector del agua.
“El desarrollo de modelos de financiación sostenibles puede facilitarse con el respaldo del sector público. Para la gestión sostenible de los recursos hídricos, además de construir nuevas infraestructuras, es necesario invertir en el mantenimiento, el funcionamiento y la mejora de la capacidad de recuperación de las instalaciones actuales, especialmente de las infraestructuras más antiguas. Además, unos incentivos y una regulación eficaces pueden reorientar la financiación hacia inversiones climáticamente inteligentes, resilientes y positivas para la naturaleza. Necesitamos que la financiación pública y privada trabajen codo con codo”, afirma Singh.
Cooperación
Según su experiencia, el sector del agua se sitúa cómodamente en la intersección de los temas climáticos, naturales y sociales, creando oportunidades de inversión para todos los inversores centrados en la sostenibilidad. Sin embargo, la mayoría de las inversiones en el sector del agua se han centrado hasta ahora en empresas de servicios públicos que atienden la demanda y la necesidad de agua del público. Pero, en su opinión, hay muchas empresas bien establecidas, así como nuevas empresas de nueva creación, que ahora están trabajando para resolver los problemas de seguridad del agua utilizando tecnología y soluciones innovadoras. De hecho, algunos analistas indican que el mercado mundial del agua y las aguas residuales puede suponer entre 700.000 y 800.000 millones de dólares.
“Los fabricantes de equipos originales (OEM) y los servicios de ingeniería, compras y construcción (EPC) cubren más de la mitad del mercado, mientras que el resto corresponde a los facilitadores, que incluyen equipos generales, como bombas, válvulas y contadores, servicios externalizados de operaciones y mantenimiento, tratamiento del agua y diversas piezas y consumibles. Las tecnologías de observación de la Tierra, incluidos los satélites y los drones, presentan una oportunidad transformadora para que tanto el sector público como el privado mejoren la gestión de los recursos hídricos. Los gobiernos también pueden utilizar métodos innovadores, como ofrecer reducciones fiscales para soluciones basadas en la naturaleza y espacios de conservación o pagos por servicios ecosistémicos para preservar las infraestructuras verdes críticas para el agua, haciendo que la financiación privada resulte lucrativa”, señala Singh a la hora de hablar de oportunidades de inversión.
Innovación
Desde Allianz GI ponen el foco en la importancia de las aguas subterráneas y los acuíferos como componentes esenciales del ciclo hidrológico de nuestro planeta y por ello defienden que es crucial orientar las inversiones hacia soluciones más sostenibles de tratamiento y gestión del agua, así como de infraestructuras y suministro. “La conservación, gestión y rehabilitación global y sostenible de las capacidades naturales de almacenamiento de agua dulce se presenta como un mercado en crecimiento, especialmente en segmentos que verán un aumento de casi dos dígitos en los próximos años. Esto se atribuye, en parte, al incremento del gasto en soluciones digitales que permiten controlar y medir los niveles y la calidad del agua subterránea de manera rentable”, explican Christian Zilien, especialista de producto de renta variable de Allianz GI, y Nezhla Mehmed, gestora de cartera de Allianz Global Investors.
Según apuntan estos expertos de Allianz GI, una oportunidad de inversión en la mejora del almacenamiento y el acceso a recursos de agua dulce mediante la inversión sostenible. De hecho, se prevé que el gasto mundial del sector del agua y las aguas residuales en soluciones digitales aumente un 8,8% anual hasta alcanzar un valor de mercado de 55.200 millones de dólares en 2030, más del doble de los 25.900 millones de dólares invertidos en 2021.
En este sentido, Zilien y Mehmed sostienen que el desarrollo de este mercado también implica la identificación e inversión en líderes innovadores, catalizadores clave y principales beneficiarios a lo largo de toda la cadena de valor del agua. “Por ejemplo, una destacada empresa global especializada en tecnologías, servicios y productos avanzados para el tratamiento del agua y las aguas residuales ha desarrollado un correntímetro hidroacústico (Acoustic Doppler Current Profilers, ADCP) para medir la velocidad del agua y las complejidades de las condiciones de flujo del agua, lo que permite una vigilancia profesional del agua en el medio ambiente”, señalan.
Bonos azules
Por último, en este contexto, Bank of America apunta como activo estrella los bonos azules, por los cuales cada vez reciben más preguntas a la hora de financiar la biodiversidad y la naturaleza. Según reconoce la entidad, la mayoría de los inversores con los que habla consideran que los bonos azules incluyen proyectos relacionados con los océanos, proyectos de aguas interiores, infraestructuras hídricas y eficiencia hídrica.
“Los bonos en los que todos los ingresos se destinan a proyectos relacionados con el mar o los océanos están ganando atención: son un subconjunto de los bonos verdes. Los bonos azules son un nombre más antiguo para los canjes de deuda por naturaleza (o canjes de deuda por clima, o bonos de naturaleza), en los que los Estados sustituyen una deuda cara por una financiación más barata (a través de la mejora crediticia) y un compromiso de gasto en conservación. Consideramos que ambos instrumentos contribuyen a la sostenibilidad de los mercados de deuda”, explican.
Según indican en uno de sus últimos informes, los bonos azules se enfrentan a nuevos desafíos: la orientación debe conducir a marcos, metodologías y métricas de impacto ampliamente aceptadas. En su opinión, las orientaciones actuales deben ser más amplias, y la demanda de los inversores aún no se ha puesto a prueba. “Los canjes de deuda por naturaleza son muy específicos y deben lograr un delicado equilibrio entre la sostenibilidad de la deuda soberana y la conservación. La transparencia y la agencia son componentes clave”, señalan los analistas del banco.
Las perspectivas para este mercado son buenas, según Bank of America. De hecho, estiman que podría producirse un aumento de dos tipos de emisiones en 2024, si bien es cierto que partiendo de una base extremadamente baja. Por otro lado, destacan la existencia del programa «Bonos azules para la conservación» de The Nature Conservancy, que pretende ayudar a los países a proteger los recursos marinos al tiempo que reducen la carga de su deuda: Ecuador y Gabón emitieron sendos bonos azules o canjes de deuda por naturaleza en 2023.
“En la actualidad, los inversores han empezado a clasificar estos bonos azules como canjes de deuda por naturaleza o deuda por clima. Para evitar confusiones, The Nature Conservancy lanzó en 2023 un Programa de Bonos de Naturaleza», un plan a largo plazo para ayudar a los países endeudados a salvar el déficit de financiación, hacer frente al cambio climático y preservar el bienestar de los ecosistemas en el mar, en agua dulce y en tierra”, concluyen.