Una de las características tradicionales de Japón es el crecimiento plano de su economía. De hecho, en 2019, de promedio, la tasa de crecimiento del PIB fue de 0,8% después de registrar un 0,3% en 2018. Según explica Philippe Waechter, director de análisis económico de Ostrum Asset Management (filial de Natixis IM), la transferencia para 2020 a fines de 2019 es -1%. Esto significa que el crecimiento del PIB en 2020 difícilmente será superior al 0%. ¿Hacia dónde camina Japón?
El país podría dirigirse hacia una recesión. “Con un crecimiento del 0,5% (no anualizado) en cada trimestre en 2020, el crecimiento promedio sería del 0,2%. El crecimiento promedio trimestral desde 2016 es de 0,19%. Con este porcentaje para cada trimestre de 2020, el cambio en el PIB de este año sería negativo en -0,6%”, explica Waechter.
Según el análisis que hace Waechter, con una demanda interna débil y una fuerte incertidumbre sobre el comercio mundial, no podemos esperar una recuperación rápida en Japón. “El crecimiento probablemente será negativo en 2020”, pronostica.
Para los analistas, uno de los factores que más están lastrando el crecimiento del país nipón es el aumento de la tasa del IVA en octubre de 2019, que pasó de un 8% a un 10%. Según el director de análisis económico de Ostrum AM, “el menor poder adquisitivo derivado del aumento en la tasa ha impulsado los gastos al alza, el mes anterior al incremento y luego una caída profunda después de él. En 2014 y 2019 la historia fue idéntica”.
Misma opinión comparte Jesper Koll, asesor senior de WisdomTree, quien también explica la pésima cifra del PIB publicada esta semana (que muestra una contracción del 6,3% frente al 3,8% previsto) al IVA: “El aumento de impuestos de Japón en octubre de 2019 pasará a la historia como un error de política, a lo que se ha sumado el evento del coronavirus y que ha añadido negatividad a la economía”.
Stefan Scheurer, estratega de inversión de Allianz Global Investors, apunta que, de cara al futuro, es probable que el crecimiento en el Japón siga siendo negativo en el primer trimestre. “Junto con la fuerte caída prevista de la demanda china debido al brote de coronavirus y sus efectos indirectos negativos, la economía japonesa podría enfrentarse a presiones a la baja aún mayores en el primer semestre de 2020. Por lo tanto, la posibilidad de que el Gobierno y el Banco del Japón desplieguen mayores apoyos de estímulo fiscal y monetario, aunque, en el caso de este último, de tamaño muy limitado, ha aumentado ante las crecientes presiones de crecimiento.
Sin embargo, según su análisis, no todo es negativo. “La buena noticia es que también se confirman que las tendencias positivas subyacentes continuaron. Mientras que el consumo se desplomó un 11%, el salario de los trabajadores aumentó un 1,4%, lo que está en línea con la firme tendencia alcista trimestral de entre el 1% y el 1,5% que se ha mantenido durante los últimos tres años más o menos. Hay poderosas razones para asumir que los salarios y el crecimiento de los ingresos continuarán su tendencia alcista, en este sentido, el acantilado demográfico de Japón alimenta una guerra por el talento cada vez más intensa. Habrá que estar atentos a las negociaciones salariales de este año, que darán como resultado un crecimiento de la paga base de entre el 2,5% y el 3%. Si es así, la recuperación del gasto del consumidor debería ser fuerte, posiblemente muy fuerte”, concluye Koll.