El crecimiento de Uber, AirBnB o Groupon se ha disparado en los últimos años -Uber, por ejemplo, nació en San Francisco en 2011 y hoy opera en 58 países, 300 ciudades del mundo y da servicio a más de 8 millones de usuarios-, casi tanto como su valoración. Uber está valorada hoy en 50.000 millones de dólares, casi tanto como Kraft Foods o Target, similar a Ford y 10 veces más que Avis –la compañía de alquiler de automóviles-; AirBnB, el portal que permite alquilar alojamientos de terceros, estima su valoración en 20.000 millones, cifra similar a la mayor cadena hotelera del mundo, Marriott International, o el doble que Hyatt.
Se trata de empresas que nacieron sirviendo a mercados locales y clientes jóvenes para convertirse en firmas globales, transgeneracionales, que están ofreciendo nuevas y viables alternativas de viajar, alojarse o comprar y que han creado lo que se conoce como “consumo colaborativo”.
Ignacio Pakciarz e Ilina Dutt, CEO y analista de BigSur Partners respectivamente, las analizan –desde el punto de vista de potenciales inversiones- en su último “Approach” y dicen que estas compañías han logrado incrementar la eficiencia tremendamente y bajar los precios gracias a la tecnología, pero no existe certeza de que lleguen a convertirse en un negocio que genere valor a largo plazo o que tengan una senda clara hacia la creación de valor para los accionistas. En su opinión, los beneficios del consumo colaborativo revierten en los consumidores y, por eso, declaran: “Creemos que nuestros clientes deben ser consumidores y no inversores de estas compañías”.
Los ingresos y otros factores financieros clave que podrían permitir a un tercero entender la base de estas valoraciones no resultan accesibles, por tratarse de empresas privadas, razón por la que los autores recomiendan a sus clientes mirarlas con cierta cautela. Según ellos, “la capacidad de crear mercados más eficientes no implica la capacidad de generar valor” y algunos analistas ya están llamando la atención sobre el hecho de que su plan de negocio a largo plazo no puede estar basado en un éxito presente difícilmente sostenible.
“El consumo colaborativo –concluyen- continuará utilizando la tecnología de forma fascinante para hacer más eficiente el mercado y ofrecer opciones más interesantes a los consumidores. Creemos que es mucho mejor para nuestros clientes relacionarse con estas compañías como consumidores, que como inversores”.
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