A los consumidores es a quien hay que agradecer que la desaceleración económica provocada por los conflictos comerciales mundiales y la debilidad del sector manufacturero no se hayan traducido aún en una recesión generalizada. Según el último informe de DWS, los consumidores han demostrado un alto grado de resiliencia frente a las malas noticias, sobre todo las relativas al comercio mundial.
Como muestra el siguiente gráfico, las encuestas de confianza de los consumidores siguen registrando cierto optimismo, lo que debería continuar respaldando el consumo privado.
En cambio, las empresas se muestran bastante más pesimistas y en una reciente encuesta de confianza, los consejeros delegados opinan que la situación es tan mala como lo era en 2011 y, antes de eso, durante la crisis financiera mundial. «Echando la vista atrás, podemos sacar dos conclusiones. Por una parte, los directivos de las empresas suelen ser más rápidos en reconocer el inicio de una recesión que la mayoría de los hogares. Por otra, los cambios de sentimiento entre los primeros parecen ser más pronunciados y frecuentes. A lo largo de la última década, por ejemplo, los ánimos se han desplomado varias veces, para después recuperarse rápidamente», destaca este análisis de DWS.
El persistente optimismo de los consumidores les da cierta confianza y, sin embargo, la caída que registra el sentimiento de los líderes empresariales sí es motivo de preocupación para DWS. «En nuestra opinión, esta actitud negativa es reflejo del elevado nivel de incertidumbre política, ya sea por el Brexit o por el conflicto comercial entre EE.UU. y China, lo cual no solo afecta al sentimiento, sino también al comportamiento de los inversores. Creemos que está en manos de los políticos que las cosas mejoren de forma duradera alcanzando, por ejemplo, acuerdos que pongan fin al conflicto comercial mundial», concluyen desde la entidad germana.