Mientras se han iniciado las negociaciones entre el FMI y Argentina en Washington, la subida de los tipos de interés y la petición de asistencia al fondo se analiza desde el exterior en términos de escenarios futuros.
Desde Chile, donde las empresas temen, ante todo, perder sus inversiones en Argentina, LarrainVial publica un análisis lúcido que pronostica un congelamiento de la demanda interna si el escenario actual no cambia.
Según Leonardo Suárez, Director de Estudios de LarrainVial: “Por ahora, estimamos que el alza de tasas a 40% será suficiente para frenar la inflación y la caída del AR$ en el corto plazo, pero a costa de congelar la demanda interna. En este entorno, con el objeto de ganar credibilidad en la “batalla por defender al AR$”, nuestro pronóstico es que, dada la disposición de Sturzenegger, el alza de tasas en casi 1.300 puntos base implicaría que la tasa de referencia del BCRA se mantendrá en niveles de AR$ + 40% hasta fines de año, por lo que en el escenario más probable el nuevo nivel de tasas no sería resultado de tan solo un punto luminoso”.
En su blob, LarrainVial proyecta un déficit fiscal de 5% del PIB en 2018 y de 4% del PIB en 2019. En este contexto, el congelamiento de la demanda interna frenaría el crecimiento de la recaudación tributaria, lo que impediría lograr un mejor rendimiento fiscal.
“El alza del dólar en Argentina, en tanto, se frenaría en el corto plazo. Sin embargo, el dólar volvería a tomar vuelo desde fines de año, cuando la inflación empiece a ceder. En un entorno de congelamiento de la demanda interna, la depreciación del AR$ sería inocua para la inflación en el 2019, porque el paso sería absorbido por la contracción de márgenes de las compañías vinculadas al consumo privado”, añade Leonardo Suárez.
El Director de Estudios de LarrainVial prosigue: “Es probable que este escenario de congelamiento de la demanda interna – y de consecuente alza del desempleo – retrase la disposición política a aprobar leyes pro mercado (como la reforma del mercado de capitales, entre otras). Del mismo modo, se pondría a prueba la supervivencia del equipo económico y monetario de Argentina. Las derivadas del congelamiento de la economía abren un escenario incierto, con derivadas institucionales y políticas de mayor riesgo y de consecuencias poco predecibles”.
Por su parte, BTG Pacual, el mayor banco de inversión de Latinoamérica, advirtió sobre el costo político que tendrá para el gobierno argentino recurrir al FMI.
«Nuestra opinión es que, en general, el anuncio es negativo tanto para el peso, el crédito y las acciones, principalmente por el aumento del riesgo político, con el escenario más probable de una caída en la imagen del Gobierno que podría ser capitalizada por Cristina Kirchner, hasta ahora con casi nulas posibilidades de regresar(…) El rechazo a los programas del FMI fue un pilar de la propaganda política de los Kirchner durante sus administraciones, y fue muy popular; y también fue utilizado como una amenaza en 2015, en la campaña del miedo contra (el presidente Mauricio) Macri, cuando ganó por un margen estrecho», anuncia la institución brasileña en un informe.
El análisis de Julius Baer, Morgan Stanley, Fidelity, Aberdeen Standard Investments y M&G
Desde otra óptica, Morgan Stanley ve con buenos ojos la demanda de asistencia al FMI: “El peor de los escenarios sería la denegación de cualquier tipo de ayuda, algo que deterioraría las condiciones del mercado y aumentaría aún más las primas de riesgo en el mercado local. Nuestro escenario base sigue siendo uno en el que la moneda se sigue depreciando en términos reales, aunque a un ritmo más lento que en las últimas semanas, ya que las medidas recientes logran atenuar la volatilidad”.
Para Alejandro Hardziej, analista de Renta Fija de Julius Baer, la demanda de crédito al FMI es ante todouna medida de “precaución”: “Parece que Argentina está negociando una línea de crédito como medida de precaución para cubrirse de unas potenciales necesidades de financiación sin tener que acudir a los mercados internacionales de deuda en un escenario de crecientes costes de préstamos y una mayor aversión al riesgo de los inversores hacia los mercados emergentes”, explica. En su opinion, el movimiento “no refleja un problema de liquidez subyacente sino un movimiento realizado por el gobierno para calmar los miedos de los inversores y reducir la presión sobre la divisa», el peso argentino.
Por su parte, Claudia Calich, gestora del fondo M&G Emerging Markets Bond, piensa que “las autoridades monetarias (argentinas) tendrán éxito ahora a la hora de ralentizar la depreciación de la divisa”, explica. Calich argumenta que el peso sobrevalorado también está contribuyendo a ampliar el deficit por cuenta corriente del país, hasta el 5% pero que, con esta situación, espera que empiece a reducirse en la medida en que el peso se va moviendo hacia el equilibrio. “Las implicaciones serán una mayor inflación este año y posiblemente el próximo, un menor crecimiento y una mayor caída de la popularidad de Macri”.
Edwin Gutiérrez director de deuda soberana de mercados emergentes en Aberdeen Standard Investments, señala que“Los países con necesidades de financiación han sido especialmente castigados durante esta venta masiva y como resultado, Argentina ha sufrido. El equipo económico ha respondido con un ajuste adecuado de la política monetaria y fiscal, que creemos que restablecerá la confianza en este mercado. La subida del 13% de los tipos del Banco Central ofrecerá un importante colchón de tipos de interés para animar a los argentinos a mantener sus ahorros en pesos. Mientras tanto, el endurecimiento fiscal anunciado teóricamente debería mantener a los argentinos fuera del mercado del dólar durante el resto del año, lo que debería aliviar las continuas presiones sobre la oferta”
“Por supuesto, esto fue antes de que surgiera la noticia del FMI”, añade Gutiérrez, “dado que Argentina tiene tecnócratas agradables para el mercado, creemos que la negociación será fructífera. Debería materializarse en algún tipo de línea de contingencia en caso de que Argentina no pueda obtener acceso al mercado. Mientras tanto, el FMI probablemente insistirá en la reforma laboral, que es algo que los argentinos realmente ya han puesto sobre la mesa, pero hasta ahora ha progresado poco. Probablemente también pidan un ritmo más rápido de consolidación fiscal para reducir la futura emisión de Argentina, que es algo que ha lastrado al mercado”.
Para Paul Greer, gestor de Fidelity, el país sudamericano ha llegado a este punto en gran medida por el fortalecimiento de dólar y el aumento de la rentabilidad de la renta fija estadounidense.
“Como sucede con los pájaros enjaulados que sirven de alerta de gas grisú en las minas, lo de Argentina es una llamada de atención a los inversores posicionados en mercados emergentes con fundamentales débiles. Este tipo de activos no se llevan bien con un dólar cada vez más fuerte. La reciente situación de precios ilustra lo rápido que puede cambiar el sentimiento [inversor]”, afirma.