Más allá de la tragedia en vidas humanas que supone una guerra, el incremento de las tensiones y hostilidades en Ucrania tendrá un efecto visible en los mercados financieros en el corto plazo. Aunque históricamente la bolsa, y el resto de los activos de riesgo, se ha recuperado con mayor o menor intensidad de dichos episodios, la volatilidad ha sido el gran ganador de este tipo de conflictos. Tener carteras globales, fuertemente diversificadas y ajustadas a los perfiles de riesgo de cada inversor son las herramientas más adecuadas para navegar en entornos como el actual. El equipo de atl Capital analiza la situación ante el conflicto en Ucrania.
Tras el reconocimiento de independencia hace unos días por parte del gobierno ruso, y en particular de su presidente Vladimir Putin, de las regiones ucranianas pro-rusas de Donetsk y Lugansk, se ha iniciado la invasión terrestre de Ucrania por parte de Rusia. Este acto marca un nuevo hito dentro de los enfrentamientos entre Rusia y Ucrania, que se remontan en el tiempo al período de caída de la Unión Soviética, y que tuvieron en 2014 otro pico de tensión con la anexión de la península de Crimea.
Si la situación actual traerá consigo una conflagración internacional abierta de mayor o menor intensidad, es algo que no sabemos con certeza en el momento actual. A fecha de hoy trabajamos con distintos escenarios y probabilidades, y en función de ellos podemos intuir distintas salidas o desenlaces al conflicto. «Con esta nota trataremos de ver qué ha ocurrido en eventos similares a lo largo de la historia reciente con los activos financieros, cuáles están siendo nuestros escenarios posibles ante dicho enfrentamiento y qué acciones desde un punto de vista financiero son las más recomendables llevar a cabo», explican.
¿Qué podemos aprender de la historia?
Hay un viejo dicho bursátil que dice: “When the guns go off, it ́s time to buy” (Cuando las armas se disparan, es hora de comprar). Como suele ser habitual en el mundo financiero, es una verdad a medias, ya que no siempre se ha cumplido.
En la siguiente tabla podemos observar el comportamiento del índice S&P500 americano durante una serie de eventos acontecidos en los últimos 80 años y que pueden guardar, en algún aspecto, similitudes con la situación actual.
Lo más llamativo de dicho estudio es que los dos acontecimientos que provocaron las mayores caídas del mercado americano, la invasión de Kuwait por parte de Irak y los atentados del 11-S, fueron eventos totalmente imprevistos y no descontados por el mercado. Como solemos decir frecuentemente, el mercado teme lo desconocido y suele reaccionar generalmente de manera desproporcionada una vez que se hace público o se produce el evento. Otra de las conclusiones del estudio es que las caídas suelen ser breves en el tiempo, y los períodos de recuperación, aun habiendo una gran dispersión, no son muy largos.
La disputa actual, en todo caso, no podemos decir que coja de improviso a los mercados financieros. Llevamos varias semanas despertándonos con titulares de prensa sobre la situación del conflicto, posicionamiento de los ejércitos implicados y esfuerzos diplomáticos por parte de todo Occidente para solucionar esta situación. En definitiva, es un evento retransmitido en tiempo real y para todo el mundo.
Aunque en el momento actual Estados Unidos no ha intervenido de manera directa en el conflicto, en otro estudio que muestra la evolución del índice Dow Jones ante las últimas intervenciones militares americana fuera de su territorio, observamos como, de media, el mercado tiene un pobre comportamiento las semanas previas al inicio de las hostilidades, pero una vez que este ha sucedido, el desempeño del mercado de renta variable a corto y medio plazo es positivo.
Por todo ello, y si unimos al dicho bursátil que mencionábamos al principio aquel otro que dice “vende con el rumor y compra con la noticia”, podemos sacar la conclusión de que, en eventos donde existe un período previo de “pre-guerra”, la duración del enfrentamiento es corta y no hay una propagación geográfica del mismo, el comportamiento de los mercados de renta variable en los meses siguientes es positivo.
Evaluación de los distintos escenarios
Acabamos de ver qué nos dice la historia reciente en términos de comportamiento de los mercados ante eventos bélicos. A fecha de hoy desconocemos los factores de duración y propagación geográfica del mismo, que sin duda pueden tener una incidencia decisiva.
Hace unas semanas planteamos en un vídeo, un análisis de escenarios acerca de cómo podía evolucionar el conflicto entre Rusia y Ucrania, tanto en términos de duración como de expansión geográfica, y sus distintas implicaciones para los mercados. Los escenarios eran, de mayor a menor impacto:
Escenario 1: Intervención militar rusa en Ucrania con respuesta militar por parte de occidente que acaba extendiendo el conflicto a territorio europeo.
Escenario 2: Intervención militar rusa en Ucrania con ayuda tecnológica y militar por parte de occidente a Ucrania que trata de repeler la agresión rusa en su propio territorio.
Escenario 3: Intervención militar rusa en Ucrania con una respuesta occidental basada en sanciones económicas.
Escenario 4: Solución rápida por la vía diplomática.
Tanto el primer como el último escenario los considerábamos los menos probables. Tras los últimos acontecimientos, y descartado el escenario 4, parece que se ha materializado el escenario 3. Por supuesto, la situación es cambiante y no es descartable una evolución hacia el escenario 2 e incluso, en un extremo, el escenario 1. Por la respuesta que estamos observando de occidente, con leves sanciones en el momento actual, nos decantamos por asignarle una mayor probabilidad a este tercer punto.
Escenario central
Teniendo en cuenta nuestro escenario central y los acontecimientos de esta madrugada, pensamos que la volatilidad y el miedo serán el eje por el que se muevan los mercados financieros en las próximas jornadas. Aspectos como crecimiento global, beneficios empresariales, bancos centrales e inflación, tan presentes en los últimos meses en todas las conversaciones y análisis financieros, han quedado en un segundo plano. Siguen siendo, desde nuestro punto de vista, los factores más fiables para determinar el rumbo de los mercados, pero en el corto plazo han sido totalmente desplazados por estos acontecimientos.
La fase de consolidación y caídas en las bolsas mundiales que hemos visto desde principios de año, con mayor énfasis en sectores con fuertes expectativas de crecimiento y valoraciones exigentes, se ha acrecentado en las últimas jornadas a medida que aumentaban las tensiones geopolíticas. Esta inestabilidad no ha sido exclusiva de la renta variable. Los mercados de crédito y de los países periféricos han visto como se incrementaban sus diferenciales, síntoma inequívoco de una mayor percepción de riesgo. Los activos refugio por excelencia, oro, dólar americano y deuda soberana de máxima calidad crediticia, se están comportando bien en el muy corto plazo.
Como hemos visto, y siempre y cuando no haya una extensión temporal larga en el tiempo y geográfica de la contienda, creemos que los mercados volverán a centrarse en los fundamentales vigentes hasta el inicio de esta crisis. Bajo nuestro punto de vista, y teniendo en cuenta que evaluamos los acontecimientos de manera constante, seguimos pensando que 2022 será un año de crecimiento económico y con unos crecimientos en los beneficios empresariales en el entorno del 8%. Estos factores hacen que las expectativas para los mercados de renta variable, a pesar del mal comienzo de año, sean positivas.
Por otro lado, la inflación y la retirada de estímulos y subidas de tipos de interés de los bancos centrales hacen que las expectativas para los mercados de renta fija sean algo más negativas.
Por ello, seguimos manteniendo las posiciones en los mercados globales de renta variable y no descartamos el aprovechar las recientes caídas para aumentar nuestras posiciones. En cuanto a la renta fija, seguimos manteniendo una posición defensiva en términos de duración y exposición a bonos de gobierno, principales damnificados en un escenario de subidas de tipos de interés. Aunque en el corto plazo puedan tener un buen comportamiento por su consideración de activos refugio, creemos que a medio plazo no lo serán. Uno de los efectos de segunda ronda de la crisis actual es el alza de los precios energéticos, lo que redundará con mucha probabilidad en una mayor inflación para la segunda parte del año.
Escenarios alternativos
Aunque no es nuestro escenario actual, creemos que una expansión geográfica del conflicto más allá de tierras ucranianas y una extensión en el tiempo de manera indefinida haría mella en la confianza de los distintos agentes económicos globales, con el más que posible efecto negativo en el crecimiento económico global y en los resultados empresariales. Bajo este escenario, sí que pensamos que las revisiones a la baja traerían consigo unas correcciones más profundas en los activos de riesgo, renta variable fundamentalmente. Aunque por otro lado, consideramos que este escenario supondría una pausa en el proceso de normalización que están iniciando los bancos centrales con sus políticas monetarias.