La confianza entre las mayores empresas del mundo de cara al próximo año ha alcanzado su nivel más alto de los últimos cinco años, según un estudio realizado por Fidelity International. La Encuesta a Analistas 2018 de Fidelity, que recoge las opiniones de sus casi 200 analistas de inversiones a partir de las aproximadamente 16.000 reuniones que celebran cada año con directivos de compañías, ha revelado que la confianza empresarial ha subido gradualmente desde 2016 y se encuentra ahora en su nivel más alto de los últimos cinco años, lo que sugiere unas perspectivas positivas para los fundamentales empresariales durante los próximos doce meses. «Hay homogeneidad en todas las regiones, pero las compañías japonesas son las más optimistas», ha explicado Domingo Barroso, director de ventas de Fidelity para España y Portugal, durante la presentación en Madrid.
Los resultados de la encuesta revelan, además, que las empresas estadounidenses y chinas siguen mejorando su percepción del negocio y la economía respecto al año pasado. «Los directivos entienden que las políticas de Trump van a ser moderadamente positivas para las compañías y van a contribuir a alargar el ciclo económico», afirma Barroso.
El momento del ciclo económico es, precisamente, la gran paradoja que evidencian las empresas. La mitad de los analistas señala que sus empresas están en las últimas fases del ciclo, pero no se aprecian en sus balances los elementos característicos de este momento como el elevado apalancamiento o un uso ineficiente del capital. «Nuestra encuesta sugiere balances saneados en los diferentes sectores; estabilidad en las necesidades de financiación, los costes de financiación y las tasas de impago; y tasas de apalancamiento en ligero descenso durante los próximos doce meses, una consecuencia del uso cauteloso del capital a pesar de los años de crecimiento económico”, afirma Marty Dropkin, director de análisis del área de renta fija de Fidelity International.
En opinión de Barroso, esto puede significar que las empresas «han aprendido la lección de la crisis financiera y están evitando cometer los mismos errores que entonces». Otra posible explicación es el temor a que la senda alcista de los tipos de interés les repercuta en unos mayores costes de financiación
Confianza en los diferentes sectores y regiones
La confianza es sorprendentemente homogénea en los diferentes sectores y regiones, y mayor que el año pasado en todas las áreas menos tecnología, donde los niveles de confianza ya eran extraordinariamente elevados. Según la encuesta, los directivos consideran que las condiciones serán favorables en el futuro y están haciendo planes en consecuencia. Confían, más que en años anteriores, en el crecimiento de la demanda, y mantienen el énfasis en la reducción de costes.
Lo que es un gran giro con respecto a años anteriores, es que están invirtiendo de nuevo en su propio capital productivo así como en tecnología para innovar y competir, y también comenzando a subir los salarios tímidamente. «En los últimos años había decaído y algunas regiones estaban dando lecturas negativas de capex. Ahora, sin embargo, todas están diciendo lo contrario con el sector energético como el que lidera esa inversión», explica Barroso. “Quieren aprovechar las elevadas rentabilidades sobre el capital para recompensar a los accionistas con mayores dividendos y más recompras de acciones, y están atentos a las oportunidades de fusión y adquisición. Confían en que sus balances están saneados, no solo por los ahorros de costes y las inversiones selectivas, sino porque muchas de ellas aprovecharon la racha alcista del mercado de renta fija para refinanciar su deuda a tipos más bajos y con vencimientos más largos”, explica Michael Sayers, director de análisis del área de renta variable de Fidelity International.
Pocas señales de alarma, pero la cautela está justificada
A pesar del repunte de la volatilidad en los mercados, en general la encuesta no revela apenas motivos para esperar el fin inminente de estas condiciones casi perfectas y ciertamente no emite ninguna señal de alarma. La inflación no es un gran motivo de preocupación a pesar de que se esperan incrementos moderados de los costes de producción y de los salarios que podrán ser trasladados a precios. «El 72% de los encuestados prevé presión salarial y un incremento moderado de los salarios que va a venir liderado por China».
Además, se observa poca preocupación por la desaceleración china y las amenazas geopolíticas, con la excepción del Brexit que sí preocupa de forma moderada a las empresas con inversiones en Reino Unido. Los efectos de la disrupción son otra amenaza que las empresas de diferentes sectores tienen muy en cuenta, si bien son las del sector de consumo las que lo ven más claro por el «efecto Amazon» y, de nuevo, el sector energético por el impulso del fracking y las energías renovables. El último de los riesgos que no aparece en la encuesta, pero que sí reconocen desde Fidelity es la «excesiva complacencia».