El Instituto de Inversión BlackRock (BII) considera que la lucha contra el cambio climático va a impulsar importantes mejoras económicas de cara a las próximas dos décadas y que es erróneo pensar que todo esto tendrá un alto coste para la sociedad. Además, afirma que ciertas clases de activos y sectores tienen una mayor rentabilidad debido a su posicionamiento más favorable para el cambio a una economía global con cero emisiones netas de gases de efecto invernadero.
¿Cómo tener todo esto en cuenta a la hora de construir carteras? El BII analiza y establece un marco de hipótesis sobre el mercado de capitales, recogiendo los riesgos y oportunidades relacionados con el cambio climático, que posteriormente la gestora tienen en cuenta a la hora diseñar carteras de inversión para sus clientes. “El riesgo climático es un riesgo de inversión, pero también hay importantes oportunidades en la transición a una economía neta cero. Al cuantificar esas oportunidades podemos construir carteras que se beneficien de la exposición a la transición, lo cual es una parte integral de nuestro deber fiduciario con los clientes”, destaca Jean Boivin, director del Instituto de Inversión de BlackRock.
Según la experiencia del BII, la mayoría de las proyecciones económicas aún no tienen en cuenta los costes potenciales de cualquier daño físico derivado del cambio climático, así como los costes y beneficios de una transición energética, ni de los efectos de los cambios políticos, incluido el aumento del gasto público en iniciativas verdes, asociados al cumplimiento de los objetivos del Acuerdo de París. Al incorporar estas consideraciones, el BII estima que una transición ordenada hacia un mundo con cero emisiones netas podría generar un impulso positivo de salida del 25% en las próximas dos décadas, frente a la no adaptación de medidas para evitar el cambio climático.
La prima de los activos sostenibles
Según explica, Simona Paravani-Mellinghoff, directora de información global de Soluciones de la división de Estrategias y Soluciones Multiactivos de BlackRock, si bien la transición mundial hacia la energía verde beneficiará al crecimiento económico en general, hay algunas clases de activos y sectores mejor posicionados que otros a medida que avanzamos hacia un mundo con cero emisiones. “Esperamos que el capital de los inversores fluya hacia estos activos más sostenibles, creando un rendimiento superior para las inversiones verdes y separando a los líderes de los rezagados”, apunta Paravani-Mellinghoff.
Desde BII señalan que entre los sectores más beneficiados por esta tendencia, en un plazo de cinco años, se encuentran la tecnología y la sanidad. ¿El motivo? Según sus expertos, tendrán una menor exposición relativa al riesgo climático, mientras que la industria energética y los servicios públicos podrían quedar rezagados.
A nivel de clases de activos, las consideraciones del BII reflejan una preferencia por la renta variable de los países desarrollados a expensas del alto rendimiento y de parte de la deuda de los países emergentes. “La composición de los índices de renta variable de los países mediterráneos se ajusta mejor a la transición climática, con una gran ponderación de empresas tecnológicas y sanitarias, una menor vulnerabilidad a los riesgos de la transición y una menor intensidad de carbono. La renta variable también puede captar mejor el potencial alcista, ya que la renta fija tiene un límite de revalorización del capital”, explicaban desde BII en su últimos webinar.
Implicaciones para la cartera
Aunque las implicaciones para la construcción de carteras variarán en función de la predisposición al riesgo y los objetivos de los clientes, las hipótesis sobre el mercado de capitales actualizadas de BII utilizan un marco para incorporar los cambios de opinión de los inversores en materia de sostenibilidad, así como los rendimientos esperados de las clases de activos.
«Hemos diseñado estas hipótesis conscientes del clima y de cómo el cambio climático hará que evolucionen las preferencias de la sociedad mundial, así como cuál será su impacto en los rendimientos de los activos ajustando los precios y los fundamentales. A partir de ese marco somos capaces de construir nuevas expectativas de rentabilidad sobre los activos a largo plazo y luego consultar con los clientes sobre el diseño de la cartera para ayudar a cumplir sus objetivos”, explica Vivek Paul, estratega senior de cartera para el Instituto de Inversión de BlackRock (BII).