S&P Global Ratings estima que 234.000 millones de dólares de la deuda corporativa latinoamericana financiera y no financiera calificada por la organización debe madurar entre la segunda mitad del 2018 y 2023.
Aproximadamente 62% (145.400 millones) de esa deuda tiene calificación de inversión (‘BBB-’ o más alto), lo cual debería ayudar a moderar el riesgo general de reembolso de la región. Sin embargo, la deuda que madura en los niveles más bajos de calificación se mantiene significativa; aproximadamente. Hay 88.800 millones de dólares en deudas de nivel especulativo (calificada ‘BB’ o más bajo) que deben madurar para el 2023.
La emisión de nuevos bonos corporativos en América Latina fue ligeramente más alta durante la primera mitad del 2018 que en la primera mitad del 2017, y en su ritmo actual, estaría en sintonía con el volumen promedio anual de emisión de 45.000 millones registrado desde el 2009.
La porción más grande (74%) de la deuda corporativa Latinoamericana que madura en 2023 pertenece a empresas de México y Brasil, con 97.000 y 76.000 millones de dólares, respectivamente. La mayoría (93%) de la deuda corporativa mexicana en maduración tiene calificación de inversión (‘BBB-‘ o más alto), mientras que la mayoría (86%) de la deuda corporativa de Brasil en maduración está calificada con nivel especulativo.
En el caso de Chile, el país cuenta con 15.600 millones de dólares emitidos lo que representa el 7% de toda la deuda corporativa latinoamericana calificada y en maduración para el 2023. La mayoría de la deuda chilena tiene calificación de inversión (93%), de la cual 4.800 millones (33%) es del sector de metales, minería y acero, seguido de cerca por instituciones financieras con 3.500 millones.
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