El coronavirus ha irrumpido en los mercados y se ha convertido en una amenaza que, además de afectar a nuestra salud, también ha infectado a la economía. Las bolsas mundiales registraron el jueves 12 de marzo una de las peores caídas de su historia (en el caso del Ibex 35, la peor), lo que sumado a las pérdidas sufridas en los días anteriores implica un desplome desde máximos cercano al 30% en el índice mundial.
Para los expertos de Abante, intentar racionalizar lo que está ocurriendo no tiene sentido. “Cuando mucha gente quiere vender al precio que sea, el que compra solo lo hace si el descuento es muy elevado. Aunque la naturaleza de cada crisis es distinta, la reacción del mercado y de los inversores es muy parecida”, apuntan.
¿Habrá una recesión?
Según detallan desde Allianz GI, partiendo del escenario de desaceleración económica en el que nos encontrábamos, el impacto del COVID-19 más la caída del precio del petróleo podrían desencadenar una recesión. Así lo cree también Diego Fernández Elices, director general de inversiones de A&G Banca Privada, que ante todo pide calma. “Tenemos una recesión que va a purgar muchas cosas pero que no se va a llevar al mundo por delante”.
Por su parte, David Levy, director general de DiverInvest, considera que, si nos centramos exclusivamente en la parte económica del tema, todo indica que el impacto sobre la economía va a ser brutal y todavía hoy difícil de calcular. “No quiero mandar ningún mensaje de prudencia, ni de calma, y tampoco mi intención es sembrar el pánico, pero sí que hay que ser conscientes de dónde venimos y sobre todo hacia dónde vamos”, ha señalado en un comunicado.
Desde Abante consideran que, desde el punto de vista económico, el impacto en el corto plazo va a ser enorme, dado que la contención de la enfermedad será más efectiva cuanto menos interactuemos unos con otros y, por tanto, más frenemos la actividad. “Pero este parón será transitorio y la economía se recuperará cuando el virus empiece a estar bajo control”, añaden.
Asimismo, recomiendan tener cautela con los precios de los activos. “En situaciones normales los mercados son un mecanismo de descuento que incorpora de forma eficiente a los precios de los activos la nueva información que va apareciendo. En momentos como el actual, en los que predominan el miedo, la incertidumbre y las emociones, éstas se incorporan a los precios, por lo que difícilmente pueden reflejar el valor real de las cosas”, apuntan.
¿Cómo deben actuar los inversores en una crisis?
Para Johanna Kyrklund, CIO y responsable de inversiones multiactivo de Schroders, la respuesta sencilla es: “con calma y de forma racional”. “Todavía es pronto y queda mucho por hacer”, añade. Asimismo, recuerda que una buena inversión se basa en las decisiones que se toman con la cabeza fría. “El origen de las incertidumbres siempre será diferente, pero las estrategias de inversión consolidadas están diseñadas para hacer frente a este factor. Una de las ventajas es que permiten a los gestores de fondos dar un paso atrás y evaluar y buscar las oportunidades de inversión, independientemente de las condiciones”.
Según explica: “Una buena inversión también implica decidir una estrategia a largo plazo y seguirla. Así que, la amenaza del coronavirus solo afecta en nuestra rutina de trabajo en la frecuencia con la que nos lavamos las manos; el resto, permanece igual”.
Juan Carlos Ureta, presidente de Renta 4, considera que el efecto del coronavirus en los mercados es «una huella duradera pero no irreversible» y admite que es una situación que genera mucha inquietud y que nadie esperaba. A los inversores les recuerda que «la economía tiene capacidad para recuperarse y el ajuste que se ha producido era hasta cierto punto necesario». «El inversor que previamente haya tenido un sentido de los riesgos y haya reestructurado su cartera ya tiene mucho ganado, porque ya en esta situación lo que debe es tener calma. Es verdad que sufrirá pérdidas, pero lo normal es no hacer nada ni tomar decisiones precipitadas», recomienda. Asimismo, ha señalado como fundamental el acceso al asesoramiento de manera prolongada, no solo en momentos puntuales.
Buscar calidad en medio de la confusión
Por su parte, los expertos de Allianz GI, recomiendan buscar calidad en medio de la confusión. “A corto plazo, creemos que los inversores deberían buscar empresas de calidad con bajo apalancamiento, flujos de efectivo estables y buena rentabilidad por dividendo, puesto que serán las partes más vulnerables del mercado las que sufrirán más”.
David Levy coindice con Allianz GI y recomienda encarecidamente invertir en empresas sólidas y de calidad. “Los inversores están nerviosos y ya han empezado las ventas masivas con caídas muy importantes. Quiero dejar claro que no se debe vender ningún activo que sea de calidad en estos momentos”. En este sentido, aconseja mantener la liquidez y ponerla a trabajar a niveles más bajos, siempre en compañías de primer nivel. “No intentes ser más listo que el mercado”, advierte.
Por ello cree que donde mejor estarán nuestros ahorros es en compañías como Coca Cola, Apple, Google, Danone, Nestlé … “Esas compañías que perdurarán pase lo que pase. Con mi dinero invertido de esta forma, duermo tranquilo. Hoy no lo ves ni tú, ni el mercado, pero ya verás dentro de poco tiempo”.
Sin embargo, sí hay algunas cuestiones que le roban el sueño al experto. “Me preocupa que la pandemia no se erradique pronto; que los estímulos de los bancos centrales cada vez tienen menos impacto; que en el mundo no existe ningún líder; que no existe ningún tipo de coordinación entre los estados y que cada uno va a la suya”, concluye.
Oportunidades en renta variable
Para Álvaro Sanmartín, economista jefe de la gestora MCH Investment Strategies, la moraleja para el inversor es que “es momento de mantener la calma y de incluso, con paciencia, considerar la posibilidad de añadir un poco de riesgo a las carteras”. Asimismo, considera que, en particular, tras las correcciones, tanto la renta variable como el crédito se convierten de nuevo en posibilidades de compra, “siempre con la debida prudencia”. En sentido contrario, los bonos de gobierno a largo plazo le parecen un “activo a evitar”.